SI CRISTO VINIERA A ESTA CIUDAD



Dr. T L. OSBORN
Jesús sanó siempre a los enfermos. Si El, en persona, estuviera aquí hoy, ¿qué cree usted que El haría? Sanaría a los enfermos. Si Cristo viniera a esta gran ciudad para conducir una campaña, ¿ignoraría los lamentos de aquellos que sufren por causa de enfermedad? ¡No! Sanaría a los enfermos. Y nosotros somos sus representantes. Se supone que actuemos como El lo hizo. Como un ministro del Evangelio y como un discípulo de Cristo, soy responsable de ministrar a los enfermos. Esa no es necesariamente mi elección, pero es mi responsabilidad. No tenemos derecho a decir: "Me siento particularmente atraído a esta fase del ministerio".

Justificar a ambos ladosSi predicamos el Evangelio, somos responsables de predicar la Sanidad Divina, porque eso es parte del Evangelio. Jesús me dijo, y así también a cada uno de Sus discípulos: "El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también ... porque yo voy al Padre", (Juan 14:12). Si El viniera aquí personalmente a celebrar una campaña, sanaría a los enfermos, y El dijo: "Como Tú me enviaste al mundo, también los he enviado al mundo" (Juan 17:18). Esto lo dijo El a todos los que le seguían de cerca. Durante siete años prediqué el Evangelio de perdón sin declarar los beneficios de la sanidad para el cuerpo. Hubo unos pocos convertidos por los cuales estoy profundamente agradecido. Un alma es digna de toda una vida de ministerio. Pero desde que he estado predicando los beneficios de la sanidad conjuntamente con los beneficios del perdón (Salmo 103:3), he visto más almas convertidas en una sola noche, que las que vi convertirse anteriormente durante los siete años combinados de mi ministerio sin predicación de sanidad divina.

Por Qué Las Multitudes

CRISTO ofreció los beneficios físicos de Su Padre a la gente y la Biblia dice: "Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacia en los enfermos" (Juan 6:2). Si Cristo no hubiera ministrado a los enfermos, las multitudes no le hubieran seguido. Y si nosotros no ministramos a los enfermos, las multitudes no vendrán a nosotros para oir la Palabra de Dios que les es enseñada.

PEDRO predicó y practicó los beneficios físicos ofrecidos por Cristo, y el resultado fue que "tanto que sacaban los enfermos á las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, á lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían á Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados", (Hechos 5:15-16).

FELIPE predicó los beneficios de la sanidad a la gente de Samaria, y todos los habitantes de esa ciudad "Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad". (Hechos 8:6-8).

La gente seguía a Cristo, Pedro, Esteban, Felipe, Pablo, Byrum, Wigglesworth, McPherson, Ritchie, Dowie, y aún a Osborn -¿por qué?- Por los milagros que ellos vieron efectuados en aquellos que estaban enfermos. Desde luego, la sanidad del cuerpo no es la parte más importante del Evangelio, pero estoy indicando claramente que, como estos otros hombres lo experimentaron, así también en mi propio ministerio, por medio de la predicación de todos los beneficios del Calvario para el cuerpo y el alma, he podido llevar más almas a Cristo en una sóla noche, que las que pude llevar a El durante siete años, sin predicar acerca de los beneficios para el cuerpo.

Dr. T.L. Osborn, es considerado como el evangelista más grande de todos los tiempos por las miles de almas que ha ganado a través de su ministerio de milagros alrededor del mundo.


Ha evangelizado a multitudes, millones de almas, durante más de 50 años en 78 naciones.
Mediante el programa nacional de asistencia del Dr T.L. Osborn, más de 30.000 hombres y mujeres han sido enviados y sustentados como misioneros en aproximadamente 140.000 tribus y aldeas, estableciendo más de 400 iglesias. Sus libros traducidos en 132 idiomas y dialectos ayudan hoy a la evangelización mundial.




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