el León de la tribu de Judá, la Raíz de David

Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío.

Tenemos también la palabra profética más segura

Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos HOMBRES DE DIOS hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida

Pero levantándose Pedro, corrió al SEPULCRO; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.

Porque en él fueron creadas todas las cosas

El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando.

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo

El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto

Conocimiento del Dios Santo



A.W. TOZER
informativo e inspirador
El Dr. Tozer presenta los atributos de Dios con palabras que van directo al corazón: La autoexistencia de Dios, La autosuficiencia de Dios, Dios es eterno, Dios es infinito, Dios es inmutable, Dios es sabio, fiel , Justo, Dios es misericordioso; entre otros.














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EL MINISTERIO PROFETICO DE LIBERACION


BASES BIBLICAS
Texto de Referencia: Marcos 1:21 – 27 / Lucas 4:31 – 37
La liberación es una actividad del campo profético. Por eso es más propio hablar del ministerio profético de liberación.

1. Jesucristo es el iniciador del ministerio profético de Liberación. La expulsión de demonios de la gente fue una de las novedades del ministerio de Jesús. Nunca antes se había visto tal cosa. En el evangelio de Marcos la expulsión de demonios aparece entre las primeras actividades ministeriales de Jesús.

2. ¿Qué es el ministerio profético de liberación? No es exorcismo lo cual es una práctica espiritista que utiliza conjuros, brebajes, limpias, baños, sobas, rezos, amuletos, etc., y sólo logran aplacar o transferir los espíritus inmundos (vea Hechos 19:13-16). Tampoco es la sanidad interior, aunque muchas veces va a colaborar con ella.
Liberar significa soltar, desatar, dejar ir libre, rescatar, emanciar, redimir.

Liberación es la acción – instantánea o progresiva – de liberar. Liberación es un acto o u proceso iniciado y ejecutado por el Espíritu Santo, por medio del cual el ser humano es liberado de la opresión o cautividad de Satanás (vea Filip. 2:13: 2 Cor. 3:17). Liberación es la expulsión de demonios de la vida de una persona.

3. Los demonios son entes espirituales. 

Trabajan asociados. Note en el pasaje de Marcos 1:21-27, se manifiesta uno pero luego habla en plural (v.23, vea también Mateo 12:45). Ún este mismo pasaje, los demonios conocían de Jesús: Su nombre, su lugar de origen, su estado espiritual (le declara ser el Santo), su propósito o misión (haz venido para destruirnos). La actividad demoníaca es destructiva. La mayor de las veces atormentan produciendo gritos y lamentos (Lucas 4:33). En grados mayores, a veces estremecen y/o convulsionan a las personas (Mr. 1:26) o tumban a las personas (Luc. 4:35).
En síntesis, los demonios saben, piensan (Hechos 19:15); sienten (Marc. 5:7); deciden (Mateo 12:44) ; hablan (Marc. 1:24: 5:7-10); Poseen cuerpos (Mr. 1:21ss.; 5:12-13)

4. Propósito de la liberación: 

1) Combate la operación demoníaca en la vida de las personas 2) Abre camino a la santidad. 3) Trae libertad espiritual e incrementa el hambre de Dios por su Palabra y la sed por la presencia de Dios.

5. Personas que practicaron liberación en el NT:
(1) JESUS (Mat. 4:22-23: Marc. 1:23-34,39. Luc. 8:1-3, etc. Entre muchos otros pasajes. (2) LOS DISCIPULOS DE JESUS: Los doce Mat. 10:1,7-8; Lc. 9:1-2. Los setenta: Lucas 10:17-19. (3) 

LA IGLESIA PRIMITIVA: Pedro (Hechos 5:15-16); Felipe, Hechos 8:6-7; Pablo, Hechos 16:16-18… (4) LOS CREYENTES Marcos 16:17: Juan 14:12. (5) OTROS: vea Mateo 12:27; Marcos 9:38-40: Luc. 9:49-50.
6. Clases de liberación. 

a PERSONAL (Mar. 1:21…). 
b GRUPAL O MASIVO (Hechos 8:6-7). 
c A DISTANCIA (Marc. 7:24-30; Mateo 8:5-13. 
d AUTO LIBERACION ( El ejemplo de Jesús en la tentación; Vease también Santiago 4:7).

7. La necesidad e importancia del ministerio de Liberación. ¿Por qué es importante?
a Porque valida la Palabra de Dios ( prueba su validez y su veracidad) Mat. 8:16-17
b Porque provoca la caida de Satanás y su reino (Luc. 10:17-18)
c Porque contribuye a establecer el Reino de Dios en la tierra (Mat. 12:22,28)
d Porque ayuda al cumplimiento de la Gran Comisión (Mar. 16:15,17,20)
e Porque demuestra el poder del Nombre de Jesús ((Mar. 16:17)
f Porque da continuidad al ministerio de Jesucristo (Hech. 1:1; Juan 14:12)
7. Porque aplica los beneficios de la obra de Cristo en la cruz (Gal. 1:4, Col. 2:15)
g Porque restaura el cristianismo neotestamentario a la iglesia (Hech. 3:21)
h Porque activa la unción del Espíritu Santo y su dones (Hech. 10:38)
i Porque ayuda a preparar a la iglesia para la segunda venida de Cristo (2 Cor 7:1)

8. Dones necesarios para operar liberación

a. Palabra de ciencia – Hechos 5:1-11.
b. Discernimiento de espíritus Hechos 8:23: 16:16-18.
c. Operación de milagros – Marcos 9:39; Hechos 8:6-7; 19:11-12
d. Fe – Mateo 17:20
e. Dones de Sanidad – Luc. 13:10 – 16; Hech. 3:1-10,16: 4:9,14.22.

Expositor: Apóstol, Samuel Arboleda Pariona
Red Impact

WILLIAM SEYMOUR



Seymour nació en el esclavista estado de Louisiana, el 2 de mayo de 1870. Sus padres habían sido esclavos y, tras la Guerra Civil, fueron liberados, pero la violencia racial obligó a muchos negros del Sur a abandonar sus casas hacia tierras más tolerantes. La familia de Seymour continuó trabajando para sus antiguos amos. Pero cuando el joven William tuvo la oportunidad, decidió emigrar a los veinticinco años para encontrar un trabajo que le sacara de la miseria.
En Indiana, Seymour se integró en la Iglesia Metodista Episcopal Simpson Chapel, una rama de profunda tradición evangelística. Después se mudó a Ohio y tras recibir el rechazo por su condición racial, terminó integrándose en un grupo denominado Movimiento de Reforma de la Iglesia de Dios. Este grupo, radical en sus conceptos externos, le acogió muy bien. Al poco tiempo enfermó de viruela, perdiendo la visión en un ojo. Su enfermedad le animó a dedicar el resto de su vida al pastorado. Viajó a Texas y se instaló allí con unos familiares. En 1905 conoció a Parham, que realizaba una campaña evangelística en la ciudad de Houston. Poco después, Seymour se inscribió en el centro de estudios bíblicos creado por Parham en la capital de Texas. Después de completar sus estudios en la escuela bíblica, Seymour recibió una invitación de la señorita Nelly Ferry para pastorear una congregación en California.

La llegada de Seymour a Los Ángeles no pudo ser en un mejor clima espiritual; muchas iglesias de distintas denominaciones estaban experimentando un notable crecimiento. El primer sermón de William a la pequeña congregación fue sobre el texto de Hechos 2:4 (El día de Pentecostés). Su mensaje no fue muy bien acogido por algunos miembros de la congregación. Pero logró reunir un grupo de creyentes en febrero de 1906. Las reuniones en casas humildes no hacían presagiar el imponente movimiento que se estaba gestando en la ciudad. El grupo fue creciendo y un hermano de la iglesia recibió el primer bautismo del Espíritu Santo, aunque el propio Seymour no logró ser bautizado hasta días más tarde.

El crecimiento del grupo les animó a buscar un local para reunirse. Seymour y varios ancianos de la iglesia recorrieron las calles de Los Ángeles hasta dar con una vieja iglesia metodista abandonada, la capilla estaba en la calle Azusa.

William J. Seymour, el Profeta de Pentecostés, calificado como “el gritón sin letras, que impone sus interpretaciones a gritos” nos recuerda, salvando las distancias cronológicas y culturales, a la visión que tenía el Sanedrín en libro de Hechos cuando dice: Entonces viendo el denuedo de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras, se maravillaban y les reconocían que habían estado con Jesús. Los “vulgares” apóstoles, ninguno de ellos perteneciente a la clase alta de su época ni a la intelectualidad, levantaban al pueblo con sus enseñanzas heterodoxas. Llevando detrás suyo esa legión de “pobres, analfabetos o de poca preparación académica, carentes de conocimiento bíblico...que aceptan sin discernir todo lo que les den envuelto en sentimiento y aparente espiritualidad”, que siempre ha sido el grueso del Pueblo de Dios, porque el propio apóstol Pablo lo reconoce al describir en 1ª de Corintios capitulo 1º versículos 26 al 31, el tipo de personas que se acerca al Evangelio y que, a pesar de su escaso conocimiento, son recibidos por Dios.


SEYMOUR Y PARHAM

La calle Azusa se convirtió en poco tiempo en uno de los centros de difusión del Evangelio más notorio de la ciudad de Los Ángeles. Sus cultos eran muy animados, la mayoría de la congregación era afro-americana y expresaba de una forma notoria su efusividad. Los cultos, en algunas ocasiones, duraban diez o doce horas. En ocasiones los predicadores eran interrumpidos por la congregación, si está percibía que el mensaje no estaba respaldado por el Espíritu Santo. En este sentido se hizo famosa la “Madre Jones” una devota feligresa, que se ponía en pie cada vez que pensaba que el sermón no estaba siendo ungido.

Muy pronto la iglesia se llenó de gente de todas las clases. El pastor John G. Lake decía de las predicaciones de Seymour: Tenía el vocabulario más disparatado. Pero quisiera decirles que había médicos, abogados y profesores, escuchando las cosas maravillosas que brotaban de sus labios. No fue lo que decía en palabras, sino lo que decía de su espíritu a mi corazón, lo que me mostró que había más de Dios en ese hombre, que en cualquiera que yo hubiera conocido hasta ese momento. Era Dios en él quien atraía a la gente.

En 1906 Seymour comenzó la publicación del boletín La fe apostólica que llegó a tener veinte mil suscriptores. Los buenos tiempos dieron lugar a otros más lóbregos. Hubo varios divisiones internas y muchas iglesias de otras denominaciones atacaron la forma agresiva de predicar que tenía Seymour. A esto se unió la errada idea, de que el hablar en lenguas era un medio para evangelizar en países extranjeros. La confusión y el deseo de confirmación en la obra emprendida, llevó a Seymour a llamar a Parham, para que supervisara la iglesia de Azusa.

Tras la llegada de Parham a Los Ángeles, muy pronto surgieron las desavenencias entre los dos líderes y Seymour se sintió desanimado. Parham dedicó varios sermones a reprender algunas prácticas y enseñanzas de la iglesia. Seymour, en cambio, esperaba ayuda y comprensión, pero un abismo separaba dos visiones distintas del pentecostalismo.

Parham observó horrorizado la “libertad” excesiva en los cultos de la calle Azusa. Él era más partidario de un mover del Espíritu con orden. En la iglesia de Los Ángeles la gente bailaba, gritaba, se sacudía y temblaba. Parham narra su propia experiencia en Azusa: Me apresuré a llegar a Los Ángeles, y para mi completa sorpresa y asombro, encontré que la situación era aún peor de lo que había imaginado...manifestaciones de la carne, control espiritista, personas que practicaban hipnotismo a los que se acercaban al altar para recibir el bautismo, aunque muchos recibían el bautismo real del Espíritu Santo...Al hablar de las diferentes fases de fanatismo que hemos encontrado aquí, lo hago con todo amor y al mismo tiempo, con justicia y firmeza... Encontré influencias hipnóticas, influencia de espíritus familiares, influencias espiritistas, y toda clase de ataques, espasmos, personas que caen en trance...Una palabra sobre el bautismo en el Espíritu Santo. El hecho de hablar en lenguas nunca es producto de ninguna de las prácticas o influencias mencionadas anteriormente...El Espíritu Santo no hace nada que sea antinatural o impropio, y cualquier esfuerzo extraño al cuerpo, la mente o la voz no es obra del Espíritu Santo...El Espíritu Santo nunca nos lleva más allá del autocontrol o el control de los demás.

La disensión entre Parham y Seymour apuntan a dos visiones distintas de entender el pentecostalismo. Una visión de completa “libertad” en la que todo está permitido y otra, que se paraba a medir y discernir espiritualmente todas las supuestas manifestaciones del Espíritu Santo.

En mayo de l908 Seymour se casó con Jennie Evans Moore. En los años siguientes el número de personas que asistían a los cultos comenzó a descender. Seymor dejó la obra de Azusa en manos de varios ancianos y partió para Chicago. En el lugar de Seymour, la iglesia eligió a William H. Durham y la iglesia comenzó a crecer de nuevo. Durham y Seymour tenían ideas diferentes acerca de la pérdida de la salvación, produciéndose al poco tiempo la expulsión de Durham de la iglesia de Azusa y la formación de una nueva congregación, pastoreada por el expulsado. Seymour volvió al pastorado en Los Ángeles, pero la iglesia estaba casi vacía. El 28 de septiembre de 1922 sufrió un repentino ataque al corazón y murió. Su esposa pastoreó la iglesia hasta su desaparición definitiva.

Requisitos para estudiar la Biblia/ parte 5 W, Nee



TRES ASPECTOS DEL ESPIRITU SANTO

Para estudiar la Biblia, necesitamos familiarizarnos con tres aspectos del Espíritu Santo, especialmente para estudiar el Nuevo Testamento, el cual tiene una estrecha relación con dichos aspectos.

Primero, el Espíritu Santo desea que entremos en Sus pensamientos. Para entender las palabras del Espíritu Santo, debemos dirigir nuestros pensamientos a los Suyos. Esto es particularmente necesario en el caso de las epístolas. Tenemos que familiarizarnos con los pensamientos del Espíritu Santo para poder entender Sus escritos.

Segundo, el Espíritu Santo dejó constancia de muchos hechos en la Biblia. Tenemos que penetrar en estos hechos básicos. Si no lo hacemos, no podremos entender la Palabra de Dios. El Espíritu Santo tiene que abrirnos todos los hechos narrados en los cuatro evangelios y en los Hechos.

Tercero, cuando leemos la Palabra de Dios, el Espíritu Santo nos guía a tocar el espíritu. En muchas ocasiones, no es suficiente conocer los pensamientos; debemos entrar en el espíritu que los genera. No solamente debemos conocer los hechos, sino también entrar en el espíritu que los produce. Podemos encontrar ejemplos de esto en los evangelios, en el libro de Hechos y en las
epístolas.
El lector de la Biblia debe entrar en estos tres aspectos. Sin embargo, solamente quienes han sido adiestrados y disciplinados pueden verdaderamente conocerlos. No debemos considerar estos aspectos como métodos para estudiar la Biblia, ya que se relacionan con la persona que lee la Biblia. La persona debe pasar por un adiestramiento básico, que es precisamente de lo que queremos hablar.
Examinemos cómo podemos tener parte en estos tres aspectos.

I. LOS PENSAMIENTOS DEL ESPIRITU SANTO

Al escribir las Escrituras, el Espíritu Santo tenía un propósito y un pensamiento definido. El lector de la Biblia no solamente tiene que conocer las palabras y memorizarlas, sino que también debe percibir el propósito específico que el Espíritu Santo tenía al escribir cierto libro. Lo primero que deseamos tratar acerca del estudio de la Biblia no es su interpretación, sino conocer la intención del Espíritu Santo en el momento en que escribió el libro que vamos a leer.
Tenemos que recordar que el valor de las palabras no reside en las palabras mismas sino en su significado. El Señor les dijo a los saduceos: “Erráis, por no conocer las Escrituras” (Mt. 22:29). Los saduceos leían la Palabra de Dios, pero no la entendían. Cuando leemos la Palabra de Dios, debemos hallar la causa por la cual el Espíritu habló. Esto nos guía a otro punto: Nuestra mente necesita bastante disciplina.

A. Fundimos nuestros pensamientos con los del Espíritu Santo

El lector de la Biblia debe ser objetivo; no debe confiar en su propia mente. El Espíritu Santo tiene Su pensamiento, y en éste deben entrar nuestros pensamientos y fundirse en él. Cuando el Espíritu Santo piensa de cierta manera, nosotros también tenemos que pensar de la misma manera. Ambos debemos fluir como dos corrientes de un río: el Espíritu Santo es la corriente
principal, y nosotros somos la corriente secundaria. El Espíritu Santo es como un gran río, mientras que nosotros somos como un arrolluelo. El arroyo tiene que unirse al río. Cuando el río fluye hacia el oriente, el arroyo también fluye hacia el oriente. El arroyo puede ser pequeño, pero si fluye con el río, llega al océano.
Algunos pasajes bíblicos giran en torno a hechos, mientras que otros se centran en el espíritu o en los pensamientos. Los pasajes que enfocan pensamientos también tienen espíritu y hechos. Aquellos cuyo enfoque está en los hechos incluyen espíritu y pensamientos. Los pasajes que se centran está en el espíritu contienen además hechos y pensamientos. Cuando examinamos los pensamientos del Espíritu Santo, debemos ser objetivos; todo nuestro ser debe seguir los pensamientos que El comunica. Sin embargo, algunos no pueden hacer esto o sólo pueden estar ligados al Espíritu Santo por diez minutos, después de los cuales sus pensamientos empiezan a vagar. Este tipo de personas no pueden leer la Biblia como se debe. El requisito para que una persona pueda leer la Biblia es que su mismo ser sea afectado.

Es cierto que al leer la Biblia uno necesita usar la mente. Pero, ésta debe seguir la misma línea, corriente y dirección de la mente del Espíritu Santo. Dondequiera que el Espíritu vaya, uno debe seguirlo. Podemos hallar el pensamiento del Espíritu Santo en una oración, en un pasaje, en un capítulo o en un libro. La mente de uno tiene que estar sintonizada con el Espíritu Santo y procurar hallar lo que El dice en un pasaje, lo que El piensa, y cuáles son las ideas principales y secundarias. La primera pregunta que debemos hacernos cuando leemos una porción de las Escrituras es ¿cuál es la intención del Espíritu al escribirla? Si no sabemos cuál es la intención del Espíritu Santo en esa porción, es muy probable que cometamos errores cuando la citemos más tarde; es posible que tergiversemos lo que el Espíritu Santo quiere decir. No es suficiente leer la letra, recordar las palabras, ni memorizar el pasaje ni estudiar el significado de una manera aislada. Cuando leemos la Biblia, debemos percibir la intención que tenía el Espíritu cuando escribió un pasaje dado. Es decir,debemos detectar los pensamientos de Pablo, de Pedro y de los demás escritores en el momento que el Espíritu Santo habló por medio de ellos. Nuestros pensamientos deben concordar con los pensamientos del Espíritu para poder entender la Biblia.

Se cuenta de un creyente que viajó por las cuarenta y dos estaciones por las que pasaron los israelitas desde Egipto hasta Palestina. Donde los israelitas fueron, él fue. Donde dieron un rodeo, el lo dio. El hizo todo el viaje de esta manera. Más tarde, relató en un libro el viaje. El no escogió su propio camino, sino el que Moisés tomó. Esta es la manera en que debemos leer la Biblia. No debemos determinar la dirección por nosotros mismos; tenemos que ir por donde el Espíritu va. Pablo bajó a Jerusalén, y nosotros debemos ir con él a Jerusalén. El sentía y pensaba de cierta manera, y nosotros debemos sentir y pensar de la misma manera. No debemos seguir nuestro propio rumbo, sino la dirección de los escritores de la Biblia, es decir, la dirección del Espíritu. El pensamiento de los lectores de las Escrituras debe concordar con el de los escritores, pues éstos
fueron inspirados por el Espíritu Santo a pensar de cierta manera. Si nuestros pensamientos pueden seguir de cerca lo que el Espíritu tenía en el momento de escribirse el pasaje, entenderemos lo que la Biblia dice.

B. “El Tronco” y “las Ramas”
Algunos pasajes de la Biblia contienen un tema específico, mientras que otros son palabras explicativas; algunas son de vital importancia, mientras que otras tienen una función secundaria. Algunas son como el tronco de un árbol, y otras son como las ramas. No debemos seguir las ramas y perder de vista el tronco. Y tampoco debemos prestar atención exclusivamente al tronco olvidándonos de las ramas. Debemos encontrar lo que el Espíritu Santo dice en un pasaje, cómo lo expresa, de cuántas cosas habla y cuánto se extiende para alcanzar su meta.
Nuestra mente debe seguir estas cosas paso a paso. Tenemos que llegar a la mente del Espíritu Santo. El Espíritu tiene un tema y también tiene las palabras que lo desarrollan. A veces estamos hablando y a mitad de nuestra conversación, nos desviamos del tema para explicar algo. Estas son “las ramas”. Las ramas no se extienden sin límite. De igual modo, el Espíritu puede salirse del tema con una explicación que use cinco o seis versículos, pero siempre regresa al “tronco”. No nos debemos quedar en las explicaciones; debemos seguir el Espíritu Santo y regresar al tema.

Muchas de las epístolas están estructuradas de tal manera que las palabras explicativas se intercalan en el tema de los pasajes. Debemos diferenciar entre “el tronco” y “las ramas” a fin de
entender lo que leemos. No debemos apresurarnos en nuestra lectura. Cuando el Espíritu Santo da un viraje, nosotros tenemos que ir con El, y cuando vuelve al tema, nosotros también debemos regresar. Tenemos que ser muy sensibles y cuidadosos para no poner nuestra confianza en nosotros mismos ni en nuestra carne. Esta es la manera de sincronizarnos con los pensamientos del Espíritu Santo.
Hay “troncos” y “ramas” en la Biblia y, en conjunto, forman una unidad. Por ejemplo: cuando Pablo escribió el libro de Romanos, no tenía la intención de darnos solamente 3:23, 6:23 y 8:1. Todo el libro contiene una idea unificada; es una entidad completa. No aparecen fragmentos por ninguna parte. No debemos tomar ciertos versículos fuera de contexto para después explicarlos. Está bien que tomemos prestado algún versículo, pero debemos diferenciar entre tomar prestado y dar una interpretación del mismo. Aun cuando tomamos prestado un versículo para cualquier otro uso, tenemos que entender el contexto, de no ser así, caeremos en el error de tomar las ideas fuera de su contexto. Si nuestra mente está adiestrada, será lo suficientemente diestra para sustentar la luz. La luz viene como un relámpago, y tenemos que atraparla y sostenerla. Si nuestra mente no está adiestrada para unirse a la mente del Espíritu Santo, no tendremos el pensamiento necesario para capturar y sostener la luz cuando nos llegue en forma de revelación. Esta es la razón por la cual nuestra mente tiene que ser adiestrada; tiene que ser objetiva y obediente a la guía del Espíritu Santo. El Espíritu Santo tiene Su propia manera de expresarse. Por ejemplo:
Romanos 1 y 2 hablan del pecado del hombre; el capítulo tres habla de la redención; el capítulo cuatro, de la fe; el capítulo cinco, del pecador; el capítulo seis, de la muerte del pecador; el capítulo siete, de las dos leyes; y el capítulo ocho, del Espíritu Santo. En los capítulos del nueve al doce nos da algunos ejemplos. El capítulo doce habla de los cristianos y de la iglesia, y finalmente, los capítulos trece y dieciséis hablan de la conducta de una persona salva. Cuando leemos dicho libro, tenemos que entender la intención del Espíritu Santo al hablar esas palabras. En cada sección el Espíritu tiene ideas principales.
Primero, El habla del pecado del hombre y luego de la solución al pecado y del cumplimiento de la justicia de Dios. Después pasa a hablar de la fe y de lo que estorba a la fe: las obras del hombre. Pero el hombre tiene otro problema además de su pecado: su persona. Por consiguiente, en el capítulo seis el Espíritu habla de la crucifixión del pecador (el hombre viejo). La solución al pecado del hombre radica en la fe de que el Señor murió por él, mientras que la solución al problema del hombre mismo se halla en la fe en que él murió con el Señor. En los capítulos del nueve al once, se habla de la nación de Israel como un ejemplo de la gracia de Dios y de la fe. Luego, el capítulo doce menciona la condición de un cristiano consagrado. Del capítulo uno al dieciséis, podemos identificar “los troncos” claramente. Pablo fue muy claro al expresar su sentir en estos puntos. También están “las ramas”, algunas de las cuales se ven en la primera sección. Al abordar el tema del pecado, el Espíritu Santo se desvía para hablar de los gentiles y luego de los judíos, y luego regresa a la idea principal. Cuando leemos la Biblia, debemos seguir muy de cerca la idea del Espíritu Santo.

c. Dos clases de adiestramiento

Hay dos maneras de adiestrar nuestra mente.
Primero, podemos aislar el tema de las palabras explicativas. No es mala idea recorrer todo el Nuevo Testamento y poner paréntesis alrededor de pasajes que el Espíritu incluye a modo de explicación. Lo contenido entre paréntesis son “las ramas”, y lo que queda fuera es “el tronco”. Si saltamos los versículos que dejamos entre paréntesis y leemos el resto, veremos la idea principal en los diferentes pasajes.
Hagamos esto con el libro de Romanos. Romanos 1:1 dice: “Pablo, esclavo de Cristo Jesús, apóstol llamado, apartado para el evangelio de Dios”. Esto es obviamente la introducción a dicho libro. Los versículos del 2 al 4 dicen: “Que El había prometido antes por medio de Sus profetas en las Santas Escrituras, acerca de Su Hijo, que era del linaje de David según la carne, que fue designado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor”. Esta es una explicación del evangelio. Por consiguiente, estos versículos son “ramas” que se pueden poner entre paréntesis. El versículo 5 dice: “Y por quien hemos recibido la gracia y el apostolado para la obediencia de la fe entre los gentiles por causa de Su nombre”. Esto de nuevo es el tema del texto. Si seguimos así hasta finalizar Romanos, extraeremos los versículos que constituyen la idea principal del texto. Podemos subrayar el tema con un color, y las explicaciones con otro. Como
primer paso, no tenemos que leer las explicaciones. Primero leemos el tema y después las explicaciones. En primer lugar, debemos encontrar la idea principal que expresa el Espíritu Santo, y luego debemos incluir paulatinamente las explicaciones. ¿Qué es este evangelio? Es algo que fue “prometido antes por medio de Sus profetas en las santas Escrituras”. Dios prometió el evangelio y luego envió al Señor Jesús a cumplirlo. El cumplimiento del evangelio consta de dos partes. Primero, lo que corresponde a la carne, y luego, lo que corresponde al espíritu. La primera parte está ligada a la vida del Señor en la tierra como hijo de María. La segunda parte se relaciona con Su vida en los cielos como Hijo de Dios. Los cuatro evangelios abarcan lo que de El se relaciona con la carne, mientras que las epístolas abarcan lo relacionado con el Espíritu. Cuando leemos este pasaje, debemos pasar directamente del versículo 1 al 5 y dejar los versículos del 2 al 4 para más tarde. Siempre debemos prestar atención al tema primero, y luego a las explicaciones. Debemos leer toda la Biblia de esta manera.
Todo siervo de Dios debe diferenciar entre el tema de cada libro y las porciones explicativas. Este es el primer paso. ¿Qué beneficio podemos obtener cuando damos este primer paso? Esto nos capacita para conocer en qué medida se relaciona la enseñanza de un pasaje con el tema principal y qué parte es una explicación. Cuando servimos como ministros de la Palabra, nuestras palabras deben tener un tema central y también explicaciones. Aunque nuestra función como ministros de la Palabra no es tan perfecta y profunda como la de los primeros apóstoles, el principio sigue siendo el mismo. Una vez que diferenciemos entre el tema y las explicaciones, nos daremos cuenta, para nuestra sorpresa, de que la Biblia provee suficientes explicaciones, tanto en cantidad como en profundidad; adoraremos al Señor por la absoluta perfección de Su Palabra; descubriremos también que tan pronto nos excedemos ligeramente en el uso de explicaciones o ejemplos, todo nuestro mensaje se debilita. Debemos prestar atención a la manera en que la Biblia da explicaciones. No debemos explicar demasiado. Solamente debemos aclarar pasajes que no sean fáciles de entender. Las explicaciones se dan con el propósito de facilitar la comprensión, pero no debemos excedernos en su uso.
Algunos oradores carecen de explicaciones, lo cual confunde a los oyentes; otros dan explicaciones tan largas que echan a perder el mensaje. Debemos observar el balance perfecto de la Palabra. Aprendamos a separar el tema de las explicaciones. Para hacer esto, tenemos que ser objetivos. Si nos volvemos subjetivos, erraremos.
En segundo lugar, debemos tratar de repetir el pasaje con nuestras propias palabras y escribirlo de nuevo con palabras que nosotros podamos entender.Por ejemplo: Romanos 1:1, 5 y 6 son versículos que expresan el tema y fueron redactados por Pablo. Después de que entendemos lo que Pablo dijo, debemos tratar de expresarlo con nuestras propias palabras. Al principio sólo debemos trabajar con el tema principal; no tenemos que dedicarle mucho tiempo a las explicaciones contenidas en los paréntesis. Este ejercicio es similar a nuestra experiencia como estudiantes. Los maestros nos cuentan una historia y nosotros la escribimos con nuestras propias palabras. Tenemos que saber de qué se trata la narración para poderla escribir. Para realizar este ejercicio debemos ser objetivos y entender el significado de la Biblia, y así no le agregaremos nuestras propias palabras. Tenemos que adiestrarnos a fin de seguir los pensamientos del Espíritu Santo. Debemos conformar nuestros pensamientos a los del Espíritu Santo.
Es muy posible que cometamos errores al repetir el texto con nuestras palabras, ante lo cual, lo que debemos hacer es corregirlos la próxima vez. Si cometemos errores de nuevo, debemos corregirlos otra vez. Cuanto más nos corrijamos, más exactos llegaremos a ser. Si aprendemos esta lección, nos será fácil entender la Palabra de Dios. Lo más importante es hacernos a un lado. Si nos volvemos orgullosos o subjetivos estamos acabados. Tenemos que aprender a ser objetivos, mansos y humildes. Es fácil para una mente mansa y humilde seguir la mente del Espíritu. Los lectores de la Biblia necesitan aprender esta lección.

INTERCESION

EL PODER DE ATAR Y DESATAR

Tópicos: ¿Cual es el propósito de la intercesión?
¿Que es la intercesión? , El don de la intercesión, el poder de la intercesión, ¿Como interceder efectivamente? , intercesión profética , El poder y autoridad de atar y desatar.

RECURSO PASTORAL


El Nuevo Comentario Bíblico ha sido una herramienta indispensable para predicadores y maestros bíblicos por más de veinte años en nuestro mundo evangélico. Esta edición tiene las siguientes características:


• Un equipo internacional de escritores
• Cincuenta y un comentarios de libros de la Biblia completamente nuevos.
• Quince comentarios completamente revisados y escritos nuevamente a la luz de la presente erudición.
• Siete artículos introductorios completamente preparados para esta edición.
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Cantar de Salomón


CANTAR DE LOS CANTARES/ W. NEE

El Cantar de los cantares explica la alegoría poética que el rey Salomón hace del amor de Dios.
Presenta las etapas de la relación del creyente con Cristo y revela la historia espiritual de cada creyente.

La historia va desde la búsqueda inicial de Cristo y la satisfacción que hallamos en El, hasta un deseo creciente de ser librados del yo y de la carne al experimentar genuinamente la cruz.
En esta liberación se tiene la comunión hermosa y estrecha de un romance divino, el cual nos lleva a vivir y obrar en unión con Cristo, con miras al cumplimiento del propósito eterno de Dios.


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John Alexander Dowie


John Alexander Dowie nació en Escocia en 1847, pero pasó mucho de su vida temprana en Australia. Fue un verdadero luchador, peleando con audacia contra el pecado y la tibieza que encontró alrededor de él - incluso como ministro joven en Australia. En años posteriores, particularmente después de trasladarse a Chicago en los Estados Unidos, él se volvió probablemente el pionero más conocido de la sanidad divina en todo el mundo. En sus primeros años de éxito extraordinario en Chicago, donde el poder de Dios se demostraba constantemente, y cientos fueron sanados de toda aflicción, parecía que el diablo estaba reclutando a todo demonio del infierno para atacarle y hacerle caer. Fue arrestado más de cien veces por acusaciones falsas, fue constantemente atacado por los periodistas más prominentes de la ciudad, e incluso sufrió disturbios en la calle y atentados contra su vida. (En una ocasión notable fue repentinamente advertido por una voz de Dios, de que debía salir de su oficina. Así se salvó de reventar en pedazos por una bomba poderosa que había sido colocada allí.) Finalmente prevaleció, con su credibilidad intacta (y aun mejorada, a pesar de todas las controversias), y fue el campeón más eficaz de la sanidad divina en América hasta aquel tiempo.

Pero trágicamente, después de estos años tempranos de batalla constante, cuando llegó un tiempo de relativa paz y prosperidad en su vida, este luchador audaz fue seducido por el diablo a vestirse con una vestimenta de sumo sacerdote, y a pensar que él era el profeta Elías. Después de esto, el fin no pudo tardar. John Alexander Dowie murió unos años más tarde en bastante vergüenza, enfermo y quebrantado, solo una sombra de lo que era antes. Había perdido su ministerio, y literalmente todo lo que poseía. La manera como uno de los luchadores más grandes de Dios pudo llegar a un fin tan trágico, debe ser una lección objetiva para todos nosotros.
Las citas usadas son casi todas tomadas del libro "John Alexander Dowie - una biografía de pruebas, tragedias y triunfos", por Gordon Lindsay.

Como en la vida de muchos hombres de Dios en preparación para un ministerio poderoso, Dios había usado los primeros años de la vida cristiana de Dowie como un período de entrenamiento. Sus muchas luchas y fracasos, y el duro "desierto" espiritual en la oscuridad de Australia, fueron usados para moldearlo y quebrantarlo, y produjeron en él una gran hambre y búsqueda de Dios. Como Gordon Lindsay escribió en la introducción de su libro acerca de Dowie: "Cuando alguien es escogido por Dios para ser usado de una manera inusual, Dios lo lleva a través de un período de entrenamiento, que a veces incluye las pruebas y tribulaciones más severas." El dice que cuando Dowie pisó el suelo americano por primera vez en su vida, a la edad de 41 años, él era casi completamente desconocido. 

Pero cuando su unción de sanidad de Dios fue reconocida, y el tiempo perfecto de Dios llegó, John Alexander Dowie subió repentinamente a una prominencia internacional, como uno de los grandes líderes de Dios de aquel período. Lindsay escribe acerca de la caída de Dowie, que "fue en el momento que él empezó a involucrarse en actividades seculares, y se apartó de la sencillez de sus días tempranos, que empezó su caída."

John Alexander Dowie fue descrito como "un reformador que luchaba en contra de toda probabilidad de éxito, desafiaba a solas la apostasía de su tiempo, y tuvo éxito al llamar la atención de la iglesia visible hacia el mensaje del Evangelio de la sanidad - un mensaje de liberación para el hombre entero, cuerpo, alma, y espíritu... Contra una oposición abrumadora, una prensa hostil, pastores amargamente opuestos, gobernantes de la ciudad antagonistas, abogados inescrupulosos ... él luchó por el derecho de orar por los enfermos y prevaleció. A pesar de la persecución más feroz, numerosas detenciones ilegales - hasta cien en un solo año -, él ganó contra sus enemigos y los frustró, y llamó la atención del mundo a la gran verdad de que Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y para siempre." (p.3-4) Y durante todo este período, numerosos milagros de sanidad extraordinarios, documentados, sucedieron bajo su ministerio.

Por favor recuerden cuan nuevo era todo esto en su tiempo. Hoy en día, las cosas por las que Dowie luchó se consideran normales en el mundo cristiano. Pero en aquellos días no existía nada así como un ministerio de sanidad, o evangelistas de sanidad. Dowie fue un pionero, un instrumento de Dios que abrió el camino para los que iban a seguir, igual como muchos reformadores cristianos a través de los tiempos.

Pero los días de la batalla constante llegaron a su fin. Con su nuevo éxito y la prosperidad relativa de su ministerio, Dowie cometió el trágico error de bajar la guardia. Como notó Gordon Lindsay: "La mitad de la vida es un período peligroso, y no pocos caen en la tentación de relajarse espiritualmente en este tiempo de la vida (algo muy diferente de relajarse físicamente). La gran diferencia entre el Dr.Dowie y los otros fue que él era un líder mundial cuyas acciones fueron observadas por los ojos de multitudes." (p.195).

"En los días de la adversidad, John Alexander Dowie aprendió a apoyarse fuertemente en Dios. Cuando todos los otros recursos le fallaron, él encomendó su vida a la misericordia y gracia de Dios. Pero cuando vino el éxito, cuando miles de personas Ccasi le idolatraban, él aparentemente ya no sentía esta necesidad tan fuertemente. El se permitió a sí mismo a estar tan ocupado... ¡un error fatal! ¿Cuántos problemas se hubiera ahorrado John Alexander Dowie, si hubiera tomado tiempo para buscar la mente de Dios en las decisiones tan importantes? ¿Cuántos errores fatales cometieron hombres de Dios porque no se detuvieron para buscar el consejo del Señor cuando tuvieron que hacer una decisión vital?" (p.194)
Como escribió Paul Billheimer: "Las arenas del tiempo están llenas de los escombros de las vidas de muchos que una vez fueron usados poderosamente por Dios, pero que naufragaron sobre las rocas del orgullo espiritual."
En sus primeros días en Chicago, ciertas personas se habían acercado a Dowie, diciendo que tenían una "revelación directa de Dios", de que Dowie era de hecho "Elías el Restaurador", el gran profeta de los últimos tiempos. Para su desilusión, Dowie los reprendió inmediatamente y los echó de su presencia, y los advirtió de que no volvieran a mencionar tales cosas ante él. Sin embargo, la idea que fue sembrada en aquel día, seguía sonando en sus oídos. "Según su propio testimonio, él intentó deshacerse de esta idea, pero no pudo. Una voz parecía decir: 'Elías tiene que venir, y ¿quién aparte de ti está haciendo la obra de Elías?' El tiempo pasó. Entonces, un día una extraña e intensa convicción inundó su conciencia de que él era de hecho Elías - el que fue anunciado por los profetas que iba a venir y restaurar todas las cosas. La impresión vino con un poder tan abrumador, que su persona entera fue absorbida por ella." (p.188) En junio de 1901, Dowie dio el paso fatal de anunciar públicamente que él era de hecho Elías el Restaurador. (Esta pretensión fue inmediatamente desafiada y denunciada por líderes religiosos en el mundo entero.)


En aquel tiempo Dowie estaba también muy involucrado en la explotación de tierras. Había comprado un terreno grande cerca de Chicago y había comenzado a construir lo que iba a ser 'Ciudad de Sión', una ciudad entera que iba ser habitada por los seguidores de Dowie, y gobernada según "principios cristianos". Tristemente, nadie recordaba que el Nuevo Testamento en ninguna parte dice que nos separemos del mundo de esta manera; sino que vivamos EN el mundo, pero no siendo DE él. Inicialmente, 'Ciudad Sión' fue un gran éxito, tanto económicamente como en cualquier otro respecto. Pero finalmente causó la ruina financiera de Dowie, y esto contribuyó mucho a su caída. Uno de sus grandes sueños fue construir 'ciudades Sión' por el mundo entero - sin duda como parte de su supuesta misión de "restaurar todas las cosas" -, y que desde allí él y sus seguidores iban a empezar a ejercer dominio sobre la tierra. Qué días fatales eran aquellos.

Durante muchos años, la esposa de John se había contentado con vivir a su lado casi en pobreza, confiando en Dios. Pero se reportó que "cuando la prosperidad llegó a la familia Dowie, ella perdió su estilo de vida sencillo: compró vestidos en París y empezó una vida extravagante..." (p.200) Solo unos pocos años antes, esto les hubiera parecido impensable. "Pero con la prosperidad que él obtuvo en América, finalmente se alteró la sencillez de su vida. Llegó a la conclusión - y aparentemente su esposa le apoyó en esto - de que sería ventajoso construir una cara mansión ejecutiva donde él podría hospedar a ciertos personajes importantes. Este gran edificio fue equipado con muchos muebles lujosos." (p.201-202)

Al fin parecía que las mismas cosas que Dowie y su esposa habían combatido durante toda su vida, fueron ahora usadas como estrategias de satanás en contra de ellos para destruirlos. Y para colmo, "en el tiempo crucial de la vida del Dr.Dowie, cuando él tenía una necesidad desesperada de ayuda, parece que su esposa no tenía ninguna fuerza espiritual para apoyarle." (p.201) A veces, especialmente en este período tardío, había unas personas que intentaban advertirlo en contra de lo que estaba haciendo. Pero él se negó a escucharles. Incluso cuando su hija murió trágicamente por causa de un incendio en 1902, él apenas se detuvo para reflexionar acerca de su movimiento precipitado hacia adelante.


Los últimos días de John Dowie no eran buenos. El había luchado una gran lucha por muchos años en su período temprano, pero fue derrotado en la segunda mitad de su vida. Como es a menudo con grandes avivamientos, o con grandes hombres de Dios que caen del camino, el daño que pueden causar y el escarnio que pueden traer sobre el Evangelio, puede casi deshacer lo bueno que vino de ellos al inicio. El diablo debe haber sido encantado al no solamente seducir y apartar a este gran hombre de Dios, sino usarlo aun para ridiculizar las mismas verdades que él había originalmente proclamado de manera tan eficaz. Dios no pudo permitir que John Alexander Dowie continuase en este estado por mucho tiempo. Tuvo que llevárselo. Dowie murió en la creencia de que él era Elías, un hombre enfermo y quebrantado, mutilado en una silla de ruedas. Su ministerio se había desvanecido, la Ciudad Sión estaba casi en la bancarrota, y él había perdido todo lo que tenía. "¡Cómo han caído los poderosos!" El murió el 9 de marzo de 1907.



Requisitos para estudiar la Biblia / Parte 4 W. Nee


EXPERTOS EN LA PRACTICA

Hebreos 5:14 dice: “Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por la práctica tienen las facultades ejercitadas en el discernimiento del bien y del mal”. La palabra práctica se puede traducir “hábito”. Existe una condición para recibir la palabra de Dios: el hombre tiene que haber alcanzado madurez. Solamente un hombre maduro puede comer alimento sólido. ¿Por qué una persona tiene que ser madura para poder comer algo sólido? Esto tiene que ver con su hábito. Una persona madura puede comer alimento sólido porque está acostumbrada. Ya que sus facultades están ejercitadas, puede diferenciar entre lo bueno y lo malo. El versículo 13 hace alusión a ser experto en la palabra de justicia, lo cual significa ser experto en la Palabra de Dios. En el griego la palabra experto tiene que ver con una destreza en la industria; significa ser diestro. Algunos trabajadores no tienen mucha habilidad, mientras que otros son hábiles. Un trabajador diestro ha pasado por mucho adiestramiento y ha desarrollado habilidad en su ramo. Un erudito en la Palabra de Dios está bien adiestrado y es hábil en ella.

Si una persona desea estudiar la Biblia y entenderla, debe tener las facultades ejercitadas por la práctica. La Biblia deja en evidencia nuestra condición. La clase de persona que somos determina la clase de Biblia que leemos. Si queremos saber cómo es el carácter y las costumbres de una persona, todo lo que tenemos que hacer es mostrarle un capítulo de las Escrituras y ver qué saca de ahí. La clase de persona que uno es determina la clase de lectura que hace. Un hombre curioso hallará la Biblia llena de curiosidades. Una persona intelectual leerá una Biblia llena de raciocinios. Una persona simple verá en la Biblia una colección de versículos y nada más. Es un hecho que el carácter y los hábitos del hombre se revelan con frecuencia por su lectura de la Biblia. Si una persona no ha sido disciplinada por Dios en su carácter ni en sus hábitos, caerá en un error garrafal, y la lectura que haga de la Biblia será espiritualmente estéril. ¿Qué clase de carácter y de costumbres debe tener una persona para leer la Biblia?

A. No ser subjetivos

Los lectores de la Biblia deben aprender a ser objetivos. Una persona subjetiva no puede entender la Biblia, pues no es apta para ser aprendiz. Si hablamos con una persona objetiva, inmediatamente sabrá de qué hablamos. Pero una persona subjetiva no nos entenderá ni siquiera después de repetirle lo mismo por tercera vez. Mucha gente no entiende lo que otros dicen, no por carecer de capacidad intelectual, sino por ser demasiado subjetivos. Ellos viven encerrados en su mente y no reciben lo que otros dicen. Están llenos de ideas, opiniones y propuestas. Lo que otros dicen les tiene sin cuidado. Es posible que sus pensamientos estén concentrados en el agua, cuando los demás están hablando de las montañas. Todo lo que oyen lo interpretan como agua. Una persona subjetiva no puede entender con exactitud las palabras de otros, mucho menos la palabra de Dios. Si no puede entender las cosas mundanas, mucho menos entenderá las espirituales.
Es notorio que los buenos estudiantes de la Biblia son muy buenos oyentes. Cuando alguien dice algo, entienden exactamente lo que les dice. Una persona objetiva escucha a los demás y puede entender la Biblia. En contraste, algunas personas no tienen idea de lo que otros dicen ni aún después de escucharlos varias veces. Tienen demasiadas cosas en su cabeza. Están llenos de ideas, opiniones y propuestas. La gente les puede repetir la misma cosa una o dos veces, y con todo, no la entienden. Para saber si somos subjetivos, basta con preguntarnos si entendemos lo que los demás nos dicen. ¿Podemos entender lo que los demás dicen aun cuando no sean muy explícitos? Nuestros días en esta tierra son limitados. Si somos subjetivos, el tiempo que tenemos disponible se reducirá grandemente. Una persona objetiva puede obtener más de la Biblia al leerla una vez de lo que obtendría una persona subjetiva después de leerla diez veces. Un hombre subjetivo no comprende lo que lee, ni aun después de leerlo diez veces. La Biblia estará fuera de su alcance y no le dejará ninguna impresión. Recuerde la historia de Samuel. Cuando el Señor lo llamó, fue a Elí varias veces porque pensaba que era éste quien lo llamaba (1 S. 3:4-10). Aunque Dios lo estaba llamando, él pensó que era Elí. Había oído muchas veces la voz de Elí, pero esta vez indudablemente no era esa voz. ¿No podía él notar la diferencia entre la voz de Elí y la de Dios? Esta confusión se debió a su subjetividad. El problema de muchas personas es que no permiten que Dios rompa su subjetividad. No importa cuánto estudien la Biblia, no se pueden formar una clara impresión de ella. Parece como si nunca oyeran hablar a Dios. Cuando acudimos al Señor por medio de la lectura de Su Palabra, nuestra mente debe estar abierta a El. Nuestras opiniones, sentimientos, motivos y todo lo que somos debe estar abierto a El. En otras palabras, no podemos ser subjetivos. Debemos estar conscientes de la importancia de este asunto, pues si no lo resolvemos, no podemos leer la Biblia como se debe. Una persona objetiva lo espera todo; espera que Dios hable. Su ser interior espera la palabra de Dios impasiblemente. Si una persona se halla en esta condición, cuando se abre a la Palabra de Dios, fácilmente entiende lo que Dios dice. Es innecesario preguntar si un hombre es espiritual o no. Lo único que tenemos que hacer es preguntarle qué recibió al leer cierto capítulo de la Biblia. Muchos no pueden decirnos nada. Esto demuestra que son subjetivos. A una persona subjetiva no le es fácil escuchar a los demás, porque es como las personas descritas en Hebreos 5:11, que son “tardos para oír”. Mucha gente está llena de cosas, y las palabras de los demás no hallan cabida en ellos. Ser subjetivo es un problema muy serio. Un hombre subjetivo no puede oír la palabra de Dios ni puede tocar las cosas espirituales.

B. No ser descuidados

En segundo lugar, nadie debe ser descuidado en su lectura de la Biblia, pues es un libro muy exacto. Ni una sola palabra puede ser mal leída ni remplazada. Si una persona es descuidada, pasará por alto la palabra de Dios. Tanto una persona subjetiva como una descuidada pasan por alto la palabra de Dios. Tenemos que ser cuidadosos. Cuanto más conozcamos la Palabra de Dios, más cuidado tendremos. Una persona descuidada lee la Biblia sin prestar atención a lo que dice. Cuando oímos a un hermano hablar de la Biblia, sabemos si es descuidado o si es meticuloso. Muchas personas que son descuidadas, cuando leen o memorizan versículos, cometen errores en palabras cruciales. Este es un hábito terrible. Es muy fácil desarrollar el hábito de ser inexactos. Esto nos guiará a un entendimiento incorrecto de la Biblia. En muchas ocasiones un pequeño descuido de nuestra parte nos guiará a un entendimiento confuso de la palabra de Dios.

C. No buscar rarezas

En tercer lugar, al tratar de ser exactos, no debemos buscar cosas extrañas. La Palabra de Dios es exacta, pero nunca debemos estudiarla buscando en ella rarezas. Si la escudriñamos con una mente curiosa, le quitaremos el valor espiritual. La Biblia es un libro espiritual, y tenemos que ejercitar nuestro espíritu para poder entenderla. Si buscamos exactitud para satisfacer nuestra curiosidad, y no nuestras necesidades espirituales, vamos por el rumbo equivocado. Es lamentable que mucha gente lea la Biblia con la meta de descubrir cosas extrañas. Algunos pasan mucho tiempo tratando de averiguar si el árbol del conocimiento del bien y del mal era una vid o no. Esta clase de estudio de la Biblia es vano. Debemos recordar que la Biblia es un libro espiritual. Tenemos que tocar en ella la vida, el espíritu y al Señor. Una vez que toquemos las cosas espirituales, reconoceremos automáticamente la precisión de la Palabra porque todas las cosas espirituales son inherentemente exactas. Pero si en algún asunto no procuramos lo espiritual, vamos por el camino equivocado. A algunos les gusta tomar el sendero de la curiosidad. Su estudio de las profecías es motivado por la curiosidad. No estudian las profecías esperando el regreso del Señor, sino porque desean conocer el futuro. Hay una gran diferencia entre ser espiritual y no serlo. Si somos curiosos, todas las cosas espirituales y valiosas se volverán inertes y carentes de espiritualidad cuando caigan en nuestras manos. Este asunto es muy serio. Delante del Señor, tenemos que distinguir entre lo valioso y lo que no lo es. Tenemos que distinguir entre las cosas que son importantes y las que no lo son. El Señor Jesús dijo: “Ni una jota ni una tilde pasará de la ley” (Mt. 5:18). Pero también dijo que hay asuntos importantes en la ley (23:23). La ley es tan exacta que ni una jota ni una tilde de ella pasará, pero también en ella hay cosas importantes. Los que buscan curiosidades toman constantemente cosas triviales y las estudian. Si se dedican a las cosas superficiales, terminarán siendo personas superficiales. Bien dijo el Señor Jesús que ellos cuelan el mosquito y tragan el camello (v. 24). Cuelan las cosas más minúsculas y dejan pasar lo más trascendente. Esta clase de lectura es errónea. Este error proviene de nuestro carácter y de nuestra búsqueda de cosas extrañas. Si no cambiamos nuestra forma de ser, no podemos leer la Biblia como se debe.

Los rasgos mencionados —la subjetividad, el descuido y la búsqueda de rarezas— son defectos comunes. Debemos vencer esos defectos delante del Señor. Debemos ser objetivos, exactos y serios. Un carácter objetivo, exacto y serio no se forma en nosotros de la noche a la mañana; tenemos que disciplinarnos al punto de desarrollar el hábito. Cada vez que tomemos la Biblia, debemos leerla con objetividad, exactitud y seriedad. Cuando tengamos el carácter sólido y la Justificar a ambos ladosdebida costumbre, sabremos cómo leer la Biblia.

Gobierno Apostólico




El GOBIERNO APOSTÓLICO
En estos últimos días Satanás está tratando de destruir las tres instituciones o tipos de gobierno que Dios ha establecido: el Estado o gobierno civil, la familia y la Iglesia. Estos son días que se caracterizan por la iniquidad, la rebelión y la revolución contra las autoridades que gobiernan en cada esfera. La autoridad de los que gobiernan en la tierra está siendo puesta en duda; la del padre, en el hogar, es destruida por la mucha enseñanza tocante a agresividad, y aun la autoridad de la Iglesia está puesta en duda por pensadores de hoy en día. ¡Qué contraste hace esto con la vida de Jesús! Él predicaba acerca de la condición del corazón del hombre, porque sabía que si obedecían a este mensaje, esto traería restauración a todas las áreas de la sociedad.
A. LOS APÓSTOLES DE LA IGLESIA PRIMITIVA SEGUÍAN LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS EN CUANTO A LA OBEDIENCIA. 
1. ELLOS TAMBIÉN ENSEÑABAN OBEDIENCIA AL GOBIERNO CIVIL. ROM. 13:1-4
2. ENSEÑABAN OBEDIENCIA EN EL HOGAR. EF. 6:1-3 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”.
3. ENSEÑABAN OBEDIENCIA EN LA IGLESIA. HEB. 13:17 “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”. 
Muchos cristianos no tienen entendimiento de este principio tan importante. Ven la importancia de obedecer a los oficiales gubernamentales; reconocen la necesidad de tener obediencia en el hogar; pero tocante a la Iglesia, no están tan ansiosos de reconocer autoridad humana. Muchos adquieren un deseo de ser sumisos al Espíritu Santo como el embajador del reinado de Cristo en su vida, pero no ven cómo Éste se relaciona con sumisión a una Iglesia física o un cuerpo en la tierra. Muchos se engañan a sí mismos pensando que son “guiados por el Espíritu,” cuando en realidad están rechazando la cadena de mando de Dios en la Iglesia y rechazándose a recibir guianza divina.
B. LA OBRA DE LA DEIDAD EN EL GOBIERNO DE LA IGLESIA. 
1. Al estudiar las escrituras, tocante a la Iglesia, notamos que la deidad está involucrada en el gobierno de la Iglesia. El gran plan y propósito de Dios a través de los siglos ha sido llevar al hombre a una plena comunión con Él mismo. La Deidad ha sido involucrada en este plan de redención. El Padre ha tenido Su ministerio particular, el Hijo ha tenido Su papel, y el Espíritu Santo está haciendo Su trabajo. Los tres están en perfecta unidad, moviéndose hacia una meta común. Toda la historia es un desarrollo de este plan de redención. Se puede dividir toda la historia en la obra del Padre, la obra del Hijo y la obra del Espíritu Santo. Como las tres personas de la Deidad son iguales, así también son las divisiones de la historia caracterizadas por cada uno (vea diagrama que sigue). 

2. LA OBRA DE REDENCIÓN. 
a. La Obra del Padre. El trabajo o la obra del Padre abarca los 2,000 años después de la caída del hombre. Este periodo se extiende desde Adán, el padre de la raza humana, hasta Abraham, el padre de todos los que creen (ROM. 4:11).
En este periodo tenemos una manifestación de la santidad de Dios y de Su ira hacia el pecado (el diluvio). Pero, a pesar del juicio, encontramos Su bondad misericordiosa; porque Dios amaba al mundo y deseaba salvarlo (1ªPED. 3;20; JN. 3;16). En este tramo de la historia, Dios hizo el pacto con Noé y el pacto eterno con Abraham. La visión o propósito del Padre era salvar a todo el mundo, y dio a Su hijo al mundo como un don precioso. 
b. La Obra del Hijo. El segundo periodo de 2,000 años se caracteriza por la obra del hijo. Esta obra no comenzó con la encarnación, sino que “sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (MIQ. 5:2).
Es interesante que Abraham se encuentra con Melquisedec (GN. 14), rey de justicia, quién fue “Hecho semejante al hijo de Dios” (HEB. 7:3). Es con Abraham y el nacimiento de su único hijo Isaac, que comenzamos a ver un desarrollo mayor del plan de redención. De aquí en adelante tenemos un énfasis mayor sobre la sangre sacrificial, que tenía que ser derramada por el pecado del hombre. 
Dios había hecho un pacto con Abraham en que se requería el derramamiento de sangre (circuncisión); y después Abraham fue instruido para sacrificar a su hijo único.
Este periodo comienza entonces con el sacrificio, en tipo, del hijo único, Isaac, y culmina con el sacrificio, en el Calvario, del Hijo unigénito de Dios. La visión o carga del Hijo fue proveer para sí una esposa (Iglesia gloriosa). De la misma manera como la esposa de Adán viene de su costado (GN. 2;22), así también la esposa de Cristo viene de Su costado (JN. 19:34). En el Calvario, al derramar Su sangre pura, sin pecado, para la redención del hombre pecaminoso, Él hizo posible tal Iglesia. Él hizo provisión para la Iglesia, pero esta provisión necesita ser apropiada por ella.
c. La Obra Del Espíritu. La obra de Jesús terminó, en el Calvario, con Su muerte y resurrección. Cuando Él ascendió, no obstante, envió al Espíritu Santo para guiar a la Iglesia en lo que Él había provisto. 
El siguiente periodo de la historia tiene que ver con la obra del Espíritu Santo en la Iglesia. Esta obra dio principio en el día del Pentecostés, cuando la lluvia temprana cayó sobre la Iglesia que la esperaba. La obra del Espíritu encontrará su culminación al fin de la edad, antes de la segunda venida de Cristo cuando será derramado sobre toda carne (JOEL 2:28). Es en este tiempo de cosecha en que vamos a recibir del derramamiento de la lluvia tardía (Stg. 5:7). Con la segunda venida de Cristo esta obra o plan de redención será cumplida, la restauración habrá sido completa y Dios descansará otra vez.
Como hemos visto, toda la Deidad está involucrada en el plan de Redención; hoy día el Espíritu Santo es el que está ejecutando el plan. Es el Espíritu Santo que transmite direcciones de la cabeza al cuerpo. Él nos guía a toda la verdad de manera que podemos ser libres (JN. 16:13); libres de pecado (JN. 8;32,36). El Espíritu Santo opera mediante varios medios para cumplir este plan y propósito. 
3. LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO HOY DÍA. 

Él puede usar los dones y operaciones, como también algunos ministerios que han sido dados y puestos en el cuerpo. Él opera mediante la cadena de mando ordenada por Dios.
Si una persona de fe es sumisa al Espíritu Santo, tiene que someterse a los canales de autoridad usados por Él.
Una cosa que Dios ha estado enseñándonos en esta visitación, es la necesidad de la Iglesia Local. Es esencial para nosotros tener un entendimiento de cómo el Espíritu Santo obra en, y mediante este canal escogido.
El Espíritu Santo es acompañado por dones, ministerios y operaciones, pero todos éstos tienen que encontrar su lugar de expresión en conexión con la Iglesia local. Ninguna persona puede ministrar sola o tener todo lo que necesita. Ninguna persona tiene todos los dones, ministerios y operaciones funcionando en su vida; pero el cuerpo local de creyentes debe ser completo, funcionando con libertad en todas las áreas.
La Iglesia es el lugar propio donde todos los dones y operaciones del Espíritu pueden encontrar su expresión correcta, porque en este lugar Dios ha provisto liderato para guiar, dirigir y juzgar el uso de estos dones. 
C. LOS CINCO MINISTERIOS DE GOBIERNO QUE CRISTO DIO A LA IGLESIA. 
EFESIOS 3:9-11. Los Propósitos de Dios son eternos, y la Iglesia tiene una participación ineludible. 
- EL MISTERIO. ¿Cuál es? Que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo. (v.6; aquí ya se introduce la Iglesia). 
- ¿CUÁL ES EL MEDIO DE UNIÓN? “Por medio del evangelio”. (v.6) que es “...el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. (v.8). 
- ¿QUIÉN ES EL AGENTE? La Iglesia “dada a conocer por medio de la Iglesia” (v.9-11).
EFESIOS 4:10-16. Dios tiene un plan, una estructura y una estrategia para que el cuerpo de Cristo, la Iglesia, funcione, se edifique, crezca con sentido de destino y cumpla el plan en la tierra a través de: Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros. EFESIOS 2:20. El fundamento que colocaron apóstoles y profetas. 

D. ¿CUÁL ES EL TRABAJO O FUNCIÓN DE CADA UNO DE LOS CINCO MINISTERIOS? 
No es nuestro propósito, en este libro, dar un análisis detallado de cada uno de estos ministerios (tal obra sería un libro en sí), pero sentimos la necesidad de dar una sencilla definición de cada uno. 
1. APÓSTOL. EL MINISTERIO APOSTÓLICO: 

Tiene que ver con fundamento, implantación, solidificación, edificación, enseñanza, corrección, cobertura, paternidad, gobierno, autoridad y unción espiritual. La palabra “Apóstol” literalmente significa “uno que es enviado”. A través del Nuevo Testamento se da referencia muchas veces a este ministerio.
De hecho hay 81 referencias a apóstoles; había DOCE, que sin duda, tendrán un lugar especial en el reino, por haber sido íntimamente relacionados con el Señor, y haber estado presentes en la fundación de la Santa Cena del Nuevo Pacto y haber sido testigos del ministerio, muerte y resurrección de Cristo (A estos se les llama Apóstoles del Cordero. Lc. 22:14).
Pero había también otros apóstoles que ministraban en los tiempos del Nuevo Testamento. Había hombres tales como Andrónico (ROM. 16:7), Bernabé, Pablo (HCH. 14:14), Tito (2ªCOR. 8:23), Timoteo (1ª TES. 1:1) y otros.
Parece ser que la tarea de los apóstoles es poner el fundamento de iglesias locales (EF. 2:20). Al hacerlo, también están ocupados en establecer nuevas asambleas o congregaciones (1ª COR. 9:1-2) y trabajar con congregaciones que, aunque ya están funcionando necesitan ser establecidas en la palabra, tienen la necesidad de un fundamento doctrinal o práctico. (a estos apóstoles se les llamó apóstoles del Espíritu Santo) .
El ministerio Apostólico del Nuevo Testamento es señalado por lo siguiente:
- Es caracterizado por humildad (1ª COR. 4:9; 2ª COR. 10:18).
- Está dispuesto a sacrificarse (2ª COR. 11:22-23).
- Está acompañado por señales y maravillas (2ª COR. 12:12).
- Es paciente (2ª COR. 12:12).
- Está puesto en el cuerpo, por Dios no por el hombre (1ª COR. 12:28).
- No actúa como Señor sobre el rebaño (2ª COR. 1:24; 1ª PED. 5:3).
- Tiene que llevar fruto apostólico (1ª COR. 9:1-2).
a) Analizando Posición y función. 1ª COR. 12:28 “... Primero apóstoles...”. Primero (gr. Proton). Primero en tiempo, lugar, orden e importancia. Antes, al principio, ante todo. Cuando una iglesia infringe este principio, está violando el principio de todas las cosas primeras.
Muchas iglesias locales sufren porque no han reconocido este principio de Dios. Una iglesia fuera de orden no experimentará la plenitud de la unción. La unción fluye a través del orden. La iglesia primitiva empezó con apóstoles.
b) Apóstol: “Apóstolos”. Delegado, enviado, embajador, comisionado, un comisionado oficial de Cristo con señales y milagros.
El significado básico de la raíz de “Apóstol” es “uno enviado como representante de otro, con el poder y autoridad del representante procediendo del que lo envía”. Un apóstol es como un embajador que representa a un país. (Bill Hamon “Apóstoles, Profetas y los movimientos divinos venideros). El Dr. David Cannistraci en su libro Los Apóstoles Y El Emergente Movimiento Apostólico” define “Apóstol” como “uno llamado y enviado por Cristo para tener la autoridad espiritual, carácter, dones y capacidades a fin de alcanzar con éxito y establecer a las personas en la verdad y orden del Reino, especialmente mediante la fundación y supervisión de Iglesias Locales”.
Es interesante observar tanto en MATEO 10:1-5 y LUCAS 6:12-16 cómo Jesús cambia el rango y la posición de sus discípulos, llamándolos apóstoles.
c) ¿Qué hace un apóstol? i) UN APÓSTOL ES UN PERITO CONSTRUCTOR ARQUITECTO ESPIRITUAL. (1ª CORINTIOS 3:10)
Un arquitecto es uno que diseña edificios y supervisa su construcción. A los apóstoles concierne: - Diseñar - Estructurar - Formar
Por ejemplo, el fundamento de la Reforma bajo Martín Lutero fue la doctrina de la justificación por fe. La Iglesia tuvo que ser reconstruida y estructurada sobre este fundamento doctrinal.

2. PROFETA
La palabra profética llama al arrepentimiento, a la confesión, a arreglar las cuentas con Dios, a que el pueblo viva en santidad. La palabra profética activa y libera el plan y los propósitos de Dios, para una persona o una iglesia. La palabra profética es creativa. La profecía no sólo nos informa de lo que Dios está haciendo, sino que impulsa el movimiento espiritual en la iglesia. La profecía hace algo más que confirmar: Libera.
El profeta no es una nueva figura en el Nuevo Testamento. Tal como los profetas de tiempos antiguos, éstos tienen un doble ministerio, predecir y hablar por Dios. Esto quiere decir que predicen el futuro como Dios lo revela por Su Espíritu y hablan o dan con libertad una palabra de Dios. El ministerio del profeta viene muy a menudo juntamente con el ministerio del apóstol, y los dos trabajan juntos en un ministerio de poner fundamentos (EF. 2:20). Agabo es el profeta más notable en el libro de los Hechos; él predijo un hambre y el encarcelamiento de Pablo (HCH. 11:27-28; 21:10-14). Los profetas son parte del liderato dedicado al cuerpo de Cristo y a la vida de la congregación (1ª COR. 14:29-37); son responsables del envío de ministerios a otras áreas, bajo la autoridad de la congregación local (HCH. 13:3). Y de la exhortación, edificación y consolación de todo el cuerpo (1ª COR. 14:3).
El ministerio del profeta es marcado por lo siguiente:

 a. Debe tener el don de profecía (1ªCOR. 12:10).
b. Tiene que ser escogido por Dios (1ªCOR. 12:28-29).
c. Tiene que mostrar una vida de santidad y humildad.
d. Tiene que estar dispuesto a que juzguen sus profecías (1ªCOR. 14:29). 
3. EVANGELISTA. 

La palabra “Evangelista,” sencillamente significa “Uno que proclama Buenas Nuevas.”
Solamente tres veces se usa esta palabra en el Nuevo Testamento. Se nos muestra la necesidad de un evangelista en la obra perfecta de la Iglesia (EF. 4:11). Pablo instruye a Timoteo, quien en realidad era un apóstol (1ªTES. 1:1), a hacer la obra de un evangelista (2ªTIM. 4:5); pero si queremos conocer el trabajo de un evangelista, tenemos que mirar el ministerio de Felipe, el evangelista (HCH. 21:8).
El ministerio de Felipe está registrado en HCH. 8. Aquí tenemos, en resumen, un cuadro de la obra de un evangelista. Parece que Felipe está dedicado a preparar nuevo terreno con el evangelio -con el mensaje de salvación- acompañado por sanidad y señales. Su ministerio es doble, ya que está ocupado en evangelismo público (vrs.1-13); pero también en evangelismo personal (vrs. 26-40). En todos sus métodos, no obstante, fue muy obediente al Espíritu de Dios, y estuvo consciente de sus propias limitaciones. Podemos notar que no se sintió autosuficiente. El resultado de su obra fue el establecimiento de una iglesia local. 
4. PASTOR. 

Por la palabra “Pastor,” entendemos “uno que cuida ovejas”. Mientras que el ministerio de los apóstoles, profetas y evangelistas parece tener una naturaleza movible, los pastores son dados para gobernar a congregaciones locales como responsables del rebaño de Dios. Jesús fue el buen Pastor, y así se constituye el verdadero patrón para todos los pastores.
Un verdadero pastor será: a. Uno que alimenta a las ovejas (1ªPED. 5:2).
b. Uno que guía y gobierna a las ovejas (1ªPED. 5:2). c. Uno que ama las almas de las ovejas (HEB. 13:17).
d. Uno que cuida las ovejas (JN. 10:13).
e. Uno que está dispuesto a poner su vida por las ovejas (JN. 10:15-18). f. Uno que está dispuesto a defender el rebaño en tiempo de problemas (JN. 10:12). 
5. MAESTRO. 

Los maestros son también esenciales para perfeccionar a los santos. El don o ministerio del maestro es más que dar exposiciones y explicaciones de las Escrituras en la escuela dominical (todos los ancianos deben ser aptos para enseñar), pero también es un ministerio que debe seguir el patrón de Cristo, quien fue el gran maestro. Cuando Jesús enseñaba, “enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” MT. 7:28. El ministerio del maestro es lo que construye el templo sobre el fundamento puesto por los apóstoles y profetas. Es el maestro quien debe dar a los santos raíces muy profundas. La promesa de Dios para estos días es que Él va a restaurar verdaderos maestros a la Iglesia (IS. 30:20).