Formando equipos para trabajar en el reino de Dios

apostol guillermo maldonado

¿Cómo David formó un equipo para traer el Reino de Dios?.

I Corintios 11:3

Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.

Cuando entramos a estudiar acerca de lo que es el Reino de Dios, encontramos que la palabra “reino” significa “gobierno”. Cuando entramos a entender el gobierno de Dios, nos damos cuenta que tiene un diseño divino, cómo Dios lo trae y es establecido. Hay muchos pastores que vienen a aprender cómo formar un equipo. Pero nuestra prioridad principal debe ser establecer el Reino de Dios en la Tierra. Uno de estos días estaba orando por cosas personales mías, y Dios me regañó y me dijo: “¿Cómo no ves los propósitos grandes de mi Reino, y me das gracias por esas cosas?”. Nuestro propósito al formar un equipo debe ser establecer su Reino en la Tierra.

Empezar el gobierno de Dios en la Tierra, de acuerdo al diseño divino, comienza levantando una cabeza. Dios ha tenido malas experiencias con los comités, una de ellas fue la Torre de Babel. Si se va a formar un equipo, Dios comienza señalando una cabeza y si lo aplicamos a Dios mismo, El es un Dios trino. Dios son tres personas distintas con diferentes personalidades y cualidades, pero están unidos en una unidad y propósito, por lo que son perfectamente uno. La Palabra dice que alguien puede blasfemar contra el Padre y el Hijo, pero no contra el Espíritu Santo. Cada uno tiene una función como equipo, y ¿quién es la deidad del Dios trino? El Padre. Comenzamos entonces conociendo que la cabeza principal es el Padre. ¿Eso hace a Jesús o al Espíritu Santo menos que el Padre? Claro que no. Dios comienza siempre estableciendo una cabeza clara y definitiva. Entonces vamos establecer que todo aquello que tiene dos cabezas es un monstruo.

Todo lo que Dios creó fue con una cabeza, una persona, un hombre. Pero, ¿qué es la cabeza? Es la que tiene la responsabilidad ejecutiva y final, es una cabeza consultativa que tiene la decisión final. Cuando Dios va a levantar un equipo, lo primero que hace es levantar una cabeza clara, definida, pero no autoritaria. Cuando se va vacaciones la familia, los adolescentes quieren irse al mar o a jugar; la esposa a la piscina y la cabeza quiere ver televisión. Pero toma decisión no en beneficio propio, sino de todos los que están debajo de él.

En el nuevo testamento habían 22 apóstoles; los 12 del Cordero y la Escritura habla de 10 más, y de éstos uno era la cabeza: Jacob. Y cuando el pueblo estaba debatiendo si tenían que adorar como los judíos, o seguían siendo gentiles, tomó una decisión final ejecutiva, y fue levantar el tabernáculo para que vengan todos los hombres judíos o gentiles a adorar a Dios. Eso es el gobierno, y lo que hizo agradó a todos. Ese es el gobierno que siempre es una cabeza clara y definitiva, y en cualquier equipo de trabajo tiene que haber una. Dios tuvo mala experiencia con todos los comités. Cuando Pedro escribe a las siente iglesias, y a todas se dirige al Ángel de cada iglesia. La palabra “ángel” quiere decir “mensajero”.
En el libro de Éxodo, ¿qué es lo que hace Dios? ¿A quién se dirige? A Moisés. Establece una cabeza, tanto en el negocio, en la iglesia, ese es el principio del Reino. Hay personas que dicen: “El Reino de Dios se manifiesta en mi iglesia,” pero eso es como ir a una relojería y tomar algo que no es suyo. Si no tiene esas características, el Reino no está y la característica es que tiene que haber una cabeza clara, definida, porque si no la hay, viene el desorden. La otra cualidad donde existe el Reino es el orden.

En el libro de Éxodo, está saliendo el pueblo de Israel y va a notar desde el capítulo 7 que Dios levantó a Moisés para sacar a su pueblo, él era la cabeza clara, definitiva. El va a formar un equipo. En el capítulo 8, 10, en todos se dirige a Moisés. Cuando Dios quiere hacer cambios en tu ministerio, Él te habla a ti. Cuando quiere hacer un cambio en tu empresa, también. Cuando te va a levantar para hacer algo, te lo dirá directamente. Hay algunos que no son cabeza porque Dios nunca los levantó como tal. Una vez que entendemos eso, hay una cabeza clara y definitiva. Dios dijo: “Yo quiero levantar un equipo en Guatemala,” y halló una cabeza clara y definitiva. Dios le habló a Moisés y ahora te habla a ti. Lo que permitas en tu iglesia, le tienes que dar cuenta a Dios por el poco o mucho crecimiento.

Una vez que entendemos el principio del Reino, del Gobierno de Dios, se establece cuando hay una cabeza clara. Cuando vas a una iglesia y la mujer está controlando y el hombre está por otro lado, ahí no hay cabeza. Y ves que no hay Reino porque no hay una cabeza clara. Una vez que entendemos eso, Dios forma algo que se llama un gobierno con cabeza y hombros.

Isaías 9:6
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

El equipo de Dios es formado por una cabeza puesta por Dios, no por elección. Por eso es que si Dios te puso como pastor, no hay nada que te pueda botar o remover. La paz y el gobierno van juntos. Si no hay gobierno, se la pasan peleando como perros y gatos porque no hay una cabeza clara y definitiva. Hay un monstruo grande caminando. ¿Quiénes son los hombros? Son aquellos que llevan la carga y desatan la cabeza para que se mueva libremente. Los hombros son los que llevan la carga de la visión de la iglesia. Es el liderazgo, el discipular para que la cabeza esté libre para hacer la estrategia. La cabeza no puede estar cargada, Dios tiene que levantar hombros fuertes. Dios está levantando un liderazgo fuerte que pueda llevar la visión. Una cabeza clara y definitiva es el hombre que Dios levantó, a quien le va a formar un equipo que aguante el peso de la visión que le ha dado para que tenga toda la libertad de ver a dónde va. ¿Cuál es el propósito de los hombros? Son parte del cuerpo que sostiene y llevan la carga. La carga financiera de la iglesia la debe llevar el liderazgo. La visión de la iglesia es el liderazgo, porque si el pastor lleva esto, se aumenta su carga. El pobre bautiza a los vivos, casa, entierra a los muertos, hace todo en la iglesia, y el resto de la iglesia con los brazos cruzados. ¿Para dónde va? ¿Qué visión tiene la iglesia? Pero si tiene líderes ancianos que lo apoyen, va a ver la visión que Dios le ha dado. Los hombros sostienen la carga, levantan la cabeza y la sostienen. Dan libertad a la cabeza para concentrarse y guiar al pueblo correctamente. Le voy a decir como Dios forma esa cabeza en tres dimensiones. En casa, el hombre es la cabeza del hogar. A los dos les dio derecho de gobernar, pero por asunto de trabajar en equipo, puso al hombre como cabeza. Si los hombros sostienen la cabeza, ¿qué hace la mujer hablando mal del marido? Los hombros no deshonran la cabeza, no retan la cabeza, no pelean con la cabeza. Están diseñados para aliviar la carga de la cabeza. Si caminan bien, el Reino se establece.

¿Con cuántos venció Abraham a cuatro reyes que tenían miles de soldados? Con 318. Esos eran los hombros de Abraham. Dios levanta un hombre y le conecta un equipo de liderazgo. En la deidad es lo mismo. En la iglesia, ¿quién es la cabeza? El apóstol Cash Luna. La pastora Sonia es parte de los hombros, ella tiene su ministerio que le ayuda, que levanta la cabeza, que alivia la carga de la cabeza. En la iglesia universal, la cabeza es Cristo. En la iglesia local, es el pastor. Los hombros son los ministros, los ancianos. Si le pregunta a un pastor que le dé ejemplos bíblicos del gobierno de Dios, no le saben contestar. Los hombros de la iglesia universal, son los apóstoles. Estamos llamados a enseñarle al pueblo y meterlo en su herencia.

Apocalipsis 3:7
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:

La llave de David es la adoración según la tradición evangélica. La llave simboliza mucho más que adoración y autoridad; es una forma pura y santa de gobierno. La llave de David no era la adoración, sino la forma de gobierno que trajo a Israel en su tiempo y fue con una cabeza y 36 valientes que le cortaban la cabeza hasta al diablo. ¿Y qué tenía detrás de esta llave? A David lo puso como el rey modelo de todos los reyes de su tiempo, el dijo que David era conforme al corazón de Dios. El no buscaba lo suyo, sino lo de otros. ¿Qué hizo a David tener un corazón conforme al de Dios? La llave nos habla de un cambio permanente e irreversible, que no se hace para atrás. ¿Cuál es la llave? Dios me dio las siguientes características: 1. David tenía una gran pasión y deseo de estar siempre en su Presencia. Saúl fue rey por 40 años y nunca le interesó traer el arca para adorar a Dios. En cambio, David apenas subió al trono, lo primero que dijo fue “traigamos el arca, que es el símbolo de la presencia de Dios”. Dios está levantando gente que ame su Presencia más que cualquier otra cosa; que tengan pasión por su ella. ¿Quiere ser conforme a David? Me fui a buscar todos lugares en donde menciona que David tuvo problemas, y encontré que en todas esas ocasiones, consultó a Jehová. 2. David tenía un corazón de adorador y lo manifestaba con alabanza, adoración, danza y cántico. 3. Tenía una gran pasión de concederle a Dios y a su nombre el más alto honor. 4. David odiaba la falsa adoración y cualquier otro Dios que no fuera el de él. 6. La obediencia total de David a Dios. Hay gente que obedece como Saúl un 95%, pero desobedece 5%. David obedeció 100%. 7. David tenía un corazón temeroso a Dios, nunca tocó al ungido. Un día de estos me enfermé, y el Señor me dijo: “El problema es que tú juzgaste el ungido”. Y me acordé que había dicho algo de un siervo de Dios, que aunque era cierto, ¿quién era yo para juzgarlo? 8. Respeto el pacto. 9. Tenía un corazón listo para arrepentirse.

Aquellos que no les gusta trabajar en equipo, que piensan que van a tomar la ciudad solos, anoten la segunda ley de la termodinámica que dice: “Cualquier cosa que se deje o se quede sola, se va a enfriar, va a bajar su velocidad y se va a desintegrar. La segunda ley dice que cualquier cosa que se deje sola, se enfría, baja su velocidad y por último, se deteriora. Hay gente hoy trabajando sola, y por eso están fríos, por eso su velocidad a penas se conecta con alguien.

Salmo 133
Cuando David escribe este salmo, es el final de su vida. Comenzó como pastor de ovejas, cada enemigo fue destruido, ahora es rey, todos sus enemigos están pagando impuestos a Israel, trajo el Reino con un equipo y entonces comienza a escribir este salmo. Sabía que no lo hubiera podido hacer solo, que necesitaba a esos hombres valientes, que nunca hubiera sido el rey ni exaltado al Dios de Israel a no ser por esos 36 valientes, los hombros de David.

“Mirad cuán bueno…” Esta palabra en hebreo significa “moralmente correcto”. Es muy bueno, estar los hermanos juntos. No porque se siente bien, sino porque es moralmente correcto, no importa si estoy cansado, triste, le pongo una actitud diferente.

“Mira cuán bueno, cuán placentero…” Lo placentero es producto de hacer una decisión no por los sentimientos, sino porque es lo moralmente correcto. Me voy a alegrar con estos cinco mil, porque moralmente eso es lo que la Biblia me pide. Cuando haces una decisión de estar aquí, entonces viene la alegría. No es por los sentimientos, sino porque es lo correcto. Verso 7… es como el óleo sobre la cabeza… Y si no tiene cabeza, ¿dónde va a derramar Dios la unción? Dios está buscando una cabeza que El apuntó, señaló. Cuando se juntan la cabeza y los hombros, entonces derrama la potencia de la unción. Pero es de la cabeza para abajo. Hoy en el cuerpo de Cristo, hemos perdido el concepto del Reino de Dios y creemos que la unción viene de abajo para arriba. Si tú, mujer, hablas mal de tu cabeza, la bendición no llega a tu cabeza. ¿Sobre quién cae? El reconocer la cabeza es una condición para que la unción fluya y llegue a los hombros, al liderazgo y luego a tus hijos. Muchas cosas no han llegado a tus hijos, a tu mujer, porque has sido cabezón. La unción no viene a la cabeza por ser cabeza, sino porque está en orden, está sujeta debajo de otra cabeza. Cuando ese hombre está sujeto, viviendo a Dios, a Cristo, a su pastor y reconoce la cabeza, entonces lo que cayó sobre la cabeza le cae a él y sus hijos terminan siendo liberados porque la unción llegó hasta allá. Yo no voy donde a mí me toleran, sino donde me celebran, porque pierdo mi tiempo cuando esa unción me cae y hay un cabezón escuchando.

La unción cae sobre la cabeza, viene por el orden, no por la cabeza; aunque fluya la cabeza, dependen del orden. La unción comienza por la cabeza y luego, los hombros. Dios busca una cabeza sujeta, que la reconozcan. Hoy pensaba: ¿Se darán cuenta estas personas el hombre que Dios les ha dado por cabeza? Como le vemos la carne al pastor, los defectos, tendemos a no reconocerlo como debemos, pero es tu cabeza porque Dios lo puso. Si te sometes a esa cabeza, la bendición vendrá. El trabajo de la mujer no es aplastar a su marido, sino meterse en oración, sacarlo adelante porque esa mujer son los hombros. Dentro de lo que es la cabeza, los hombres, las vestiduras, hay tramos en los que el “chorro” no continúa. Tengo hijos espirituales que no crecieron conmigo, pero les trasladé mi ADN y ahora tienen una iglesia grande, pero tengo otros que los tuve desde el principio, no han hecho nada. Si está debajo de un pastor poderoso, debería estarse moviendo en la misma unción. ¿Por qué tu pastor está con una gloria grande y a ti no te llega? ¿Por qué vienes a Ensancha y sigues con el mismo problema? Dios lo bendice y levanta, pero a usted no le llega. El chorro que está sobre mí ahora no te llega porque estás cuestionando todo.

Una vez que la cabeza esté bien definida, entonces los hombros o el liderazgo tenemos que hacer dos cosas: 1. Reconocer la cabeza. Eso significa: “Tú eres mi autoridad y yo te debo a ti obediencia, eres el hombre que Dios ha puesto en mi vida para meterme en tu herencia y te voy a obedecer”. Reconocer que es el hombre que Dios puso para guiar su vida y llevarlo a donde El quiere. La autoridad de un líder tiene que ser reconocida y recibida, entonces hay vida y gozo en ella, pero nunca impuesta. La gente con corazón davídico, nunca impone su autoridad.

2. Recibir la cabeza. Esto significa recibirle de dos formas: Al hombre de Dios como su mensajero, y recibir su mensaje como la Palabra de Dios. Si esos dos ingredientes no están en función, nunca te llega la unción. Por eso es que pasan los tiempos, los días y hay gente que viene a los congresos y ¿saben lo que quieren? Que el pastor tenga una varita, los regrese a su ciudad y todo esté bien, sin trabajo, sumisión y obediencia. Hay gente que quiere el beneficio de nuestro ministerio, pero no quiere obedecer, no quiere pagar el precio que esa cabeza ha pagado. Reconocerlo y recibirlo como el hombre o la mujer de Dios, y el mensaje que tiene como el mensaje de Dios para mi vida. Si no lo recibes así, la unción nunca te llega.

Mateo 10:40
El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

Los beneficios de esa cabeza no han llegado porque no la hemos reconocido, no la hemos recibido. Cuando nosotros reconocemos al hombre que Dios ha puesto sobre nosotros, recibimos todos los beneficios de ese ministerio. En algunos países me reciben como pastor; en otros, como maestro, y en otros, como apóstol, y cada uno recibe la recompensa conforme a como me recibió. Yo vengo a edificarlos, no a dar una charla. Usted ya tiene un fundamento, estoy aquí edificando sobre ese diseño, poniendo ladrillo y mezcla.

Tengo un amigo, que su padre ha sido muy usado por Dios. Y uno de sus hijos, el que supuestamente va a agarrar el manto, nada que ver. Dije: “Señor, este es el hombre que debía tener el manto”, y Dios me dijo: “No, porque no reconoce ni recibe a su padre”. El ve los defectos de su cabeza y se le olvida que es el ungido de Dios. Si el David de la ciudad no se reconoce, no va a empujar para tomar control y ser la cabeza, porque el corazón de David no es promocionarse a sí mismo, sino buscar el bien de otros. A David, primero lo reconoció su tribu, luego lo ungieron en Hebrón y por último, si Dios ya había dicho que era él escogido, pero el esperó 17 años, porque no buscaba promocionarse. El Espíritu Santo me dijo: “estoy levantando divides”, pero no será porque usted empuje, sino porque la gente lo reconozca.

Hay muchos que están llamados a ser llamados “Davides” en su ciudad, pero antes que eso suceda, automáticamente entran en pacto. Nosotros somos los que reconocemos. Dios es el que señala, y nosotros lo reconocemos. Dios quiere traer su Reino, pero necesita levantar un hombre como David, apasionado con su presencia, que lo adore, que tenga temor de Dios, que no busque promocionarse a sí mismo. Yo voy a la asociación de pastores de Miami, y a veces me pregunto qué hago ahí, pero voy porque es moralmente correcto. Algunos me reconocen y otros no, pero nunca voy a imponer. Cuando usted voluntariamente se somete a su marido, encuentra gozo; pero si su marido quiere aplastarla, usted no se va a someter. ¿Habrá personas aquí que han estado retando, cuestionando su cabeza? Por eso, la unción no viene. ¿Habrá personas con un corazón davídico? Tu negocio tiene un propósito principal, y es establecer el Reino de Dios.

Hebreos 3:4-5. Toda casa es edificada por alguien y toda casa tiene una cabeza. No podemos violar el principio de la cabeza. En esta iglesia, el pastor Cash es la cabeza y nadie puede venir a cambiar las cosas; si lo hace así, es porque es un ladrón. Si nosotros queremos hacer las cosas por otro lado, somos ladrones. Vamos a traer el Reino de Dios; si somos hombros, le vamos a levantar a esa cabeza que Dios ha puesto. Vamos hacer la decisión de reconocer la cabeza que Dios nos ha dado. En Miami estamos unas siete iglesias y esto va al mismo principio que le acabo de enseñar. Las iglesias que más bendecidas están son las que me reconocen y me reciben. Aquí tengo un hijo, Carlos tiene una iglesia de cuatro años en el centro de La Habana. Cuando mi esposa y yo vamos a su iglesia, nos reciben como la autoridad que somos, nos reportan, nos llaman, reciben la Palabra que le damos, nos reciben como mensajeros. Ya es una mega iglesia, me aman, me reciben y me reconocen. Y hay otros que tienen 7 años, salieron del mismo vientre y tienen 200 personas y ni agua me dan. Si no reconoce su cabeza y la recibe como tal, esa es la unción que tendrá. Con los hijos que los adopté es igual, el mismo principio. Tengo un hijo en Tabasco, tiene unos 3 años que lo adoptamos, tenía unos 300 miembros, pero cuando nosotros vamos allá, nos reciben, nos reconocen, ahora sobrepasan las 4,000 personas. Todo lo que pasa en nuestra iglesia, pasa allá. Voy a otras que tienen muchos años, y ni me reconocen, ni me reciben.

El apóstol Pablo estuvo tres años y medio en Corinto y tres semanas en Macedonia; sin embargo, los masedónicos inundaron toda Asia con el evangelio de los Corintios. Y no me aguanté de enseñarles todo el consejo de Dios. Y a los masedónicos tres semanas; los corintos se quedaron bebés y nunca impactaron su región porque nunca recibieron a Pablo como apóstol. Cuando Pablo dice “yo los parí”. Así hay hijos espirituales ahora, cuando ya tienen unción, dicen “yo ya me puedo ir solo”, y se te olvida que si te desconectas de la cabeza, te enfrías, bajas tu velocidad y te deterioras. Entras a esa iglesia y está seca, porque no hay honra a la cabeza. El les dio la vida, pero nunca lo reconocieron. A mucha gente no le llega la unción, porque nunca ha honrado esa cabeza. Hay muchos que hablan de boca, pero no la han honrado; cuando lo hagas, vas a ver cómo comienza a tocar a tus hijos, tu ciudad. Este es el principio del Reino, Dios está levantando gente con corazón davídico para establecer su Reino. ¿Cuáles eran las características de esos 36 valientes? Cómo los formó David, cómo les hizo preguntas y en cada una hay una profundidad tremenda. Una de ellas es: ¿Has venido en paz? La paz es estar tranquilo, no significa el final de hostilidades. Para Dios Shalom, no es tener tranquilidad, es el final de la hostilidad. Con nuestra desobediencia rompimos la relación con Dios, pero con su sangre, no solo rompió la enemistad que teníamos, sino que nos dio una relación de amistad con Dios.