¡A correr!

Por Peter Spencer

clip_image002Recientemente el Señor me habló acerca de las fallas. Enfrentémoslo, de una manera u otra, todos nos quedamos cortos ante la gracia de Dios (Romanos 3:23). Fallamos y otros nos fallan a nosotros. Dios nos perfecciona y en medio del proceso, nos entregó una clave para la victoria. Nuestra respuesta ante las fallas es muy importante para el corazón de Dios y el Reino que Él quiere manifestar por medio de nosotros.

Recientemente me levanté con una carga y una inquietud en mi alma. Pero mientras me devanaba en mi pesadez, algo se activó en mi espíritu. Podía sentir al Espíritu de Dios soplando vida en mí, como si fuera una“resucitación cardiopulmonar” espiritual.

“El justo correrá hacia Él y estará a salvo”

Repentinamente supe qué debía hacer y comencé a correr. Literalmente tomé mis cargas y mi alma deprimida y corrí hacia la torre fuerte del Señor. Me fortalecí de inmediato y la gratitud, la adoración y la libertad, volvieron a tomar control de mi oración.

En ese momento recibí una revelación del Señor: hay una llave que abre las puertas de la ansiedad y la pasividad que nos apartan de su presencia. Podemos correr hacia Él, estar seguros y ser liberados. Iglesia, ¡es tiempo de correr!

¡Te elijo, Señor!

“Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes” (Deuteronomio 30:19).

Dios nos está entregando una tremenda autoridad y dones. Es nuestra capacidad de elección. Aquí, Dios le dice claramente a Israel y también a nosotros: “Es tu elección, ¡elige la vida!”.

La Biblia registra muchas ocasiones donde David le habló a su propia alma para que se alineara (Salmo 103:1-2 y Salmo 42:5). La Biblia aún dice que David “se fortalecía a sí mismo en el Señor” (1 Samuel 30:6). Literalmente tomó control de su alma y le dijo qué debía hacer. Comenzó a hablar verdad y esa verdad comenzó a alinear su vida y su alma con el Señor.

Decir que es humilde pensar que un Dios que es completamente soberano y todo poderoso nos concede la capacidad de determinar nuestro propio camino, es una revelación importante. Un examen detallado de la Escritura prueba esto. Cuando vienen tiempo difíciles o fallamos, el diablo y nuestra carne dicen: “¡escápate de Dios!”. Pero Dios dice: “¡corre hacia mí y sálvate!”.

“Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo” (Proverbios 18:10).

“Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia” (Salmo 46:1).

De alguna manera, completamente habilitados por la gracia de Dios, podemos elegir tomar nuestra alma y correr hacia Él. ¡Aleluya! Qué arma poderosa nos entregó Dios: ¡elegir!

El tiempo corre

Tenemos el poder para elegir y Dios nos llama a correr hacia su seguridad. ¿Qué vamos a hacer?

“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1).

En esta Escritura, el escritor no dice que Dios los quitará, ¡no! Nosotros tenemos esa autoridad. Sí, finalmente Él es nuestra apertura y sin Él nada podemos hacer (Juan 15), pero por su gracia podemos colaborar con Él. Esta es el arma que Dios entregó en nuestras manos.

Hay asuntos que enfrentamos a diario: desánimo, temor y las fallas y pecados de los que están cerca de nosotros; además de nuestras propias fallas. El diablo no persigue otra cosa sino mantener nuestra cabeza hacia abajo, pesada y enredada con las espinas de la vida y el mundo que enfrentamos. ¡Pero Dios nos entregó su gracia y es más que suficiente!

Piense por un momento: cada minuto que permanecemos en el sitio del desánimo, es otro minuto que podríamos pasar en comunión con nuestro Dios, oyendo su voz y moviéndonos con Él. En este tiempo existe una gracia manifiesta en nuestras vidas para ver Hebreos 12:1 en un nivel más profundo. ¿Puede sentir la adrenalina espiritual fluyendo desde este verso hacia su espíritu?

Dios no quiere que se sienta separado de Él. Las fallas y los desengaños vendrán, pero debemos tomar ventaja del refugio que tenemos en nuestro Dios. Nos invita a su mesa delante de nuestros enemigos, ¡por eso debemos correr hacia Él, hacia su carácter y hacia su amor!

Es interesante que Dios no dijera que el justo correrá hacia Él para salvarse. No, ¡deberán correr! Cuando se levantan problemas que nos detienen, el tiempo se agota. Dios nos está exhortando amorosamente a movernos hacia un lugar de mayor madurez en esta hora. Tome ventaja de esta gracia concedida y levántese. El tiempo se agota, ¡arrepiéntase y corra hacia la Cruz, corra hacia su Amor!

Ok, entonces usted falló, otros le fallaron a usted o quizá piense que Dios le falló a usted. ¡Pero quiere ser un refugio, aún de los problemas que usted tiene con Él!

No podemos soportar un segundo más lejos de Él. El amor del Señor es demasiado grande, su Reino es demasiado importante y su tiempo es demasiado precioso. Se debe levantar una venganza dentro de nosotros, una violencia santa en nuestra alma que grite:“correré a Jesús, no perderé ni un minuto más en esta condenación, en esta carga y en estas mentiras. ¡Correré hacia el Señor!”.

Para algunos de ustedes esto significa literalmente correr, como un acto profético. Para otros, significa estar quietos hablando la verdad a nuestra alma diciéndole “no más”, a nuestra alma distorsionada por la visión creada por los desafíos. Pero el llamado es claro.

Iglesia, ¡es tiempo de correr!

Peter Spencer

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