
Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío.
Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos HOMBRES DE DIOS hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Pero levantándose Pedro, corrió al SEPULCRO; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando.
El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto
Por Peter Spencer
Recientemente el Señor me habló acerca de las fallas. Enfrentémoslo, de una manera u otra, todos nos quedamos cortos ante la gracia de Dios (Romanos 3:23). Fallamos y otros nos fallan a nosotros. Dios nos perfecciona y en medio del proceso, nos entregó una clave para la victoria. Nuestra respuesta ante las fallas es muy importante para el corazón de Dios y el Reino que Él quiere manifestar por medio de nosotros.
Recientemente me levanté con una carga y una inquietud en mi alma. Pero mientras me devanaba en mi pesadez, algo se activó en mi espíritu. Podía sentir al Espíritu de Dios soplando vida en mí, como si fuera una“resucitación cardiopulmonar” espiritual.
“El justo correrá hacia Él y estará a salvo”
Repentinamente supe qué debía hacer y comencé a correr. Literalmente tomé mis cargas y mi alma deprimida y corrí hacia la torre fuerte del Señor. Me fortalecí de inmediato y la gratitud, la adoración y la libertad, volvieron a tomar control de mi oración.
En ese momento recibí una revelación del Señor: hay una llave que abre las puertas de la ansiedad y la pasividad que nos apartan de su presencia. Podemos correr hacia Él, estar seguros y ser liberados. Iglesia, ¡es tiempo de correr!
¡Te elijo, Señor!
“Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes” (Deuteronomio 30:19).
Dios nos está entregando una tremenda autoridad y dones. Es nuestra capacidad de elección. Aquí, Dios le dice claramente a Israel y también a nosotros: “Es tu elección, ¡elige la vida!”.
La Biblia registra muchas ocasiones donde David le habló a su propia alma para que se alineara (Salmo 103:1-2 y Salmo 42:5). La Biblia aún dice que David “se fortalecía a sí mismo en el Señor” (1 Samuel 30:6). Literalmente tomó control de su alma y le dijo qué debía hacer. Comenzó a hablar verdad y esa verdad comenzó a alinear su vida y su alma con el Señor.
Decir que es humilde pensar que un Dios que es completamente soberano y todo poderoso nos concede la capacidad de determinar nuestro propio camino, es una revelación importante. Un examen detallado de la Escritura prueba esto. Cuando vienen tiempo difíciles o fallamos, el diablo y nuestra carne dicen: “¡escápate de Dios!”. Pero Dios dice: “¡corre hacia mí y sálvate!”.
“Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo” (Proverbios 18:10).
“Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia” (Salmo 46:1).
De alguna manera, completamente habilitados por la gracia de Dios, podemos elegir tomar nuestra alma y correr hacia Él. ¡Aleluya! Qué arma poderosa nos entregó Dios: ¡elegir!
El tiempo corre
Tenemos el poder para elegir y Dios nos llama a correr hacia su seguridad. ¿Qué vamos a hacer?
“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1).
En esta Escritura, el escritor no dice que Dios los quitará, ¡no! Nosotros tenemos esa autoridad. Sí, finalmente Él es nuestra apertura y sin Él nada podemos hacer (Juan 15), pero por su gracia podemos colaborar con Él. Esta es el arma que Dios entregó en nuestras manos.
Hay asuntos que enfrentamos a diario: desánimo, temor y las fallas y pecados de los que están cerca de nosotros; además de nuestras propias fallas. El diablo no persigue otra cosa sino mantener nuestra cabeza hacia abajo, pesada y enredada con las espinas de la vida y el mundo que enfrentamos. ¡Pero Dios nos entregó su gracia y es más que suficiente!
Piense por un momento: cada minuto que permanecemos en el sitio del desánimo, es otro minuto que podríamos pasar en comunión con nuestro Dios, oyendo su voz y moviéndonos con Él. En este tiempo existe una gracia manifiesta en nuestras vidas para ver Hebreos 12:1 en un nivel más profundo. ¿Puede sentir la adrenalina espiritual fluyendo desde este verso hacia su espíritu?
Dios no quiere que se sienta separado de Él. Las fallas y los desengaños vendrán, pero debemos tomar ventaja del refugio que tenemos en nuestro Dios. Nos invita a su mesa delante de nuestros enemigos, ¡por eso debemos correr hacia Él, hacia su carácter y hacia su amor!
Es interesante que Dios no dijera que el justo correrá hacia Él para salvarse. No, ¡deberán correr! Cuando se levantan problemas que nos detienen, el tiempo se agota. Dios nos está exhortando amorosamente a movernos hacia un lugar de mayor madurez en esta hora. Tome ventaja de esta gracia concedida y levántese. El tiempo se agota, ¡arrepiéntase y corra hacia la Cruz, corra hacia su Amor!
Ok, entonces usted falló, otros le fallaron a usted o quizá piense que Dios le falló a usted. ¡Pero quiere ser un refugio, aún de los problemas que usted tiene con Él!
No podemos soportar un segundo más lejos de Él. El amor del Señor es demasiado grande, su Reino es demasiado importante y su tiempo es demasiado precioso. Se debe levantar una venganza dentro de nosotros, una violencia santa en nuestra alma que grite:“correré a Jesús, no perderé ni un minuto más en esta condenación, en esta carga y en estas mentiras. ¡Correré hacia el Señor!”.
Para algunos de ustedes esto significa literalmente correr, como un acto profético. Para otros, significa estar quietos hablando la verdad a nuestra alma diciéndole “no más”, a nuestra alma distorsionada por la visión creada por los desafíos. Pero el llamado es claro.
Iglesia, ¡es tiempo de correr!
Peter Spencer
Por Rick Warren
Dios merece lo mejor de ti. Él nos formó con un propósito y espera que explotes al máximo lo que te ha dado. Él no quiere que envidies ni te preocupes de las habilidades que no posees, sino que te enfoques y uses los talentos que te ha dado.
Cuando intentas servir a Dios de maneras para las que no estás formado, es como meter un cubo a la fuerza dentro de un círculo, es frustrante y produce resultados limitados. También es una pérdida de tu tiempo, de tu talento y de tu energía.
La mejor manera de vivir tu vida es sirviendo a Dios de acuerdo a tu forma, para lo cual debes descubrir tus dones, aprender a aceptarlos y a disfrutarlos de modo que puedas desarrollarlos a su máxima expresión.
Descubre tu forma
La Biblia dice: “No actúes desconsideradamente, sino trata de encontrar y hacer lo que sea que el Señor quiere que hagas” (Efesios 5:17, BAD). No dejes que otro día se te vaya. Comienza a encontrar y clarificar lo que Dios quiere que seas… y hazlo.
Comienza evaluando tus dones y recursos. Tómate un tiempo, mira honestamente en lo que eres bueno y en lo que no lo eres. Haz una lista. Pregúntales a otras personas su opinión sincera. Diles que estás buscando la verdad y no cumplidos.
Los dones espirituales y las habilidades naturales son siempre confirmados por otros. Si piensas que has sido dotado para ser maestro o cantante, y otra persona no está de acuerdo contigo, ¿qué crees? Si quieres saber si tienes el don de liderazgo, ¡pues mira sobre tus hombros! Si nadie te sigue, no eres un líder.
Haz preguntas como estas: ¿Dónde he visto frutos en mi vida que otras personas puedan confirmarlos? ¿En qué he visto que soy exitoso?
La evaluación de tus dones espirituales y los inventarios de tus habilidades pueden tener valor, pero son limitados en su utilidad. En primer lugar, están estandarizadas de manera que no cuentan dentro de tu singularidad. Segundo, no hay definición de los dones espirituales enlistados en la Biblia; de manera que cualquier definición es arbitraria y representa casi siempre un prejuicio denominacional.
“Por cuanto nosotros mismos hemos sido moldeados en todas estas partes, excelentemente formadas (…) sigamos adelante y seamos aquello para lo que fuimos creados” (Romanos 12:5, PAR).
La mejor manera de descubrir tus dones y habilidades es experimentando en las diferentes áreas de servicio. Yo pude haber tomado cientos de exámenes para determinar mis dones y habilidades cuando era joven, y nunca haber descubierto que recibí el don de la enseñanza ¡porque nunca enseñé! Sucedió solo después de que comencé a aceptar oportunidades para hablar que vi más resultados, recibí confirmación de otros, y me di cuenta de que “¡Dios me había dotado para que hiciera eso!”
Muchos libros llegan a descubrir este proceso al revés. Enseñan: “Descubre tu don espiritual para que conozcas qué ministerio se supone que tienes”.
Realmente esto opera de manera opuesta. Comienza sirviendo, experimenta en diferentes ministerios y descubrirás tus dones. Hasta que realmente no te involucres en el servicio, no sabrás para qué eres bueno.
Tienes docenas de habilidades y dones escondidos que no sabes que los tienes, porque nunca los has puesto a prueba. Así que te exhorto a que hagas cosas que nunca antes has hecho. No importa cuán viejo seas, te insto a que no dejes de experimentar.
He conocido muchas personas que han descubierto talentos escondidos a sus setenta y ochenta años. Conocí a una corredora de noventa años que ganó una carrera de diez kilómetros, sin descubrir que disfrutaba correr ¡hasta que llegó a los setenta y ochos años de edad!
No trates de encontrar tus dones antes de enrolarte a servir en algo. Simplemente, empieza a servir ya. Descubre tus dones involucrándote en el ministerio.
Intenta enseñar, dirigir, organizar, tocar un instrumento o trabajar con los jóvenes. Hasta que realmente no te involucres en el servicio, no sabrás para qué eres bueno. Si no funciona, llámalo “experimento”, no fracaso.
Eventualmente descubrirás para qué eres bueno. Considera las oportunidades y la personalidad. Pablo aconsejó: “Haz una exploración cuidadosa de quién eres y el trabajo que estás haciendo para que entonces te sumerjas en él” (Gálatas 6:4b, PAR). Otra vez, esto ayuda a recibir retroalimentación de quienes mejor te conocen.
Pregúntate a ti mismo: ¿Qué es lo que realmente disfruto hacer? ¿Cuándo me siento vivo completamente? ¿qué es lo que hago cuando pierdo la noción del tiempo? ¿Me gusta la rutina o la variedad? ¿Prefiero servir en equipo o por mí mismo? ¿Soy introvertido o extrovertido? ¿Soy más pensador que perceptivo? ¿En qué disfruto más, compitiendo o cooperando?
Examina tus antecedentes y extrae las lecciones que aprendiste. Revisa tu vida y piensa en cómo ha sido formada. Moisés les dijo a los israelitas: “Recuerden hoy lo que han aprendido acerca del Señor a través de sus experiencias con él” (Deuteronomio 11:2, PAR).
Raras veces vemos el buen propósito de Dios en el dolor, el fracaso o la vergüenza mientras lo vivimos. Cuando Jesús le lavó los pies a Pedro, le dijo: “Tú no sabes ahora lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás” (Juan 13:7). Solo en retrospectiva entendemos cómo Dios usa los problemas para bien. Extraer las lecciones de tus experiencias toma tiempo.
Te recomiendo que tomes un fin de semana completo para un retiro, y hagas una revisión de tu vida, en la que puedas hacer un alto para que veas cómo Dios ha trabajado en momentos decisivos en tu vida y consideres cómo quiere que uses esas lecciones para ayudar a otros.
1. Tome la decisión de hacer cambios.
Hay algunos aspectos importantes acerca de los cambios, y son los siguientes:
* Empezar con uno mismo.
No espere que otros cambien. Empiece con usted mismo y el resto de las personas a su alrededor comenzarán a cambiar. ¿Qué es lo que causa que las personas cambien?
* Un cierto grado de incomodidad. Cuando las personas ya no se sienten cómodas en el lugar donde están, buscan cambios.
* Un gran dolor. Las personas son movidas a grandes cambios cuando la situación en que se encuentran les duele.
* El aumento de los problemas cuando las personas no cambian. Tarde o temprano usted necesita cambiar para que los problemas no sigan creciendo. La madurez espiritual comienza con cada uno de nosotros. ¡Ahora mismo, tome la decisión de crecer y de ir a otro nivel!
2. Otro paso para crecer es la influencia, el ambiente, la asociación.
Permanecer bajo el cuidado o la cobertura de una persona que nos reta continuamente a crecer, es muy importante porque nos anima a mejorar constantemente. Además, si permanecemos en un ambiente que favorece nuestro desarrollo, podemos alcanzar mayor seguridad, y aun cuando estemos fuera de nuestro ambiente de comodidad, no nos sentiremos amenazados porque otros están creciendo.
Asóciese con alguien que tenga más éxito y mayor unción que usted, y con alguien que tenga virtudes que usted desearía tener. Si así lo hace, logrará crecer y madurar continuamente.
* Asóciese con personas que crecen. No siempre es cómodo vivir, permanecer o compartir con un visionario que siempre está creciendo y que todo el tiempo tiene un proyecto nuevo. Tampoco es fácil estar con alguien que cree en mayores retos y desafíos, alguien que no puede estar quieto, que termina con un proyecto y ya empieza otro. Algunas personas se van de la iglesia por esa razón, y eso señala su inmadurez y falta de visión.
Entienda que la madurez y el crecimiento es un proceso, no un evento. Hay dos cosas que necesitamos tener en este proceso:
Motivación: es aquello que nos impulsa a comenzar algo.
Disciplina: es la que nos lleva al lugar que queremos ir, sometiendo nuestra carne, tomando nuestra cruz, cada día, y negándonos a nosotros mismos.
Usted nunca cambiará su vida si no cambia lo que hace diariamente. El secreto de su futuro está en su agenda diaria. Recuerde que usted empieza con la motivación y llega a la meta por medio de la disciplina.
Para concluir, llegar a la madurez y al crecimiento, implica entender que el crecimiento no es automático, sino que comienza con nosotros mismos, haciendo cambios y tomando decisiones de calidad. No olvidemos la importancia que hay en permanecer bajo una cobertura que nos influencie a cambiar, y que tenga un ambiente positivo para crecer. Finalmente, asociémonos con hombres y mujeres que nos desafíen a ir a otras dimensiones.
Ap. Guillermo Maldonado