LEGALISMO EN LA IGLESIA

1. Hace énfasis exagerado en las formas externas.
El espíritu religioso quiere que diga las palabras correctas,  que haga las cosas correctas y que tenga la apariencia correcta. Siempre tienen temor de lo que otros pensarán. Esto trae resistencia al cambio y duda a intentar nuevas cosas. Milca, la hija de Saúl y esposa de David, estaba horrorizada por la  danza exuberante de su marido dado que iba más allá de lo que ella estaba acostumbrada; sintió temor de la crítica de los sirvientes (ver 2 Samuel 6:14-22).
Dios coloca la actitud de corazón por encima de la apariencia exterior. Su objetivo es que  cualquier cosa que hagamos sea motivada con ardiente amor por Jesús (ver Marcos 12:30).

2. Tiene sentido de temor y condenación.
El espíritu religioso siempre lo condenará si usted no "se corrige". Hay un continuo temor al fracaso. En el reino de Dios, hay misericordia para aquellos que lo buscan. David era culpable de pecados terribles, pero tenía un corazón conforme al de Dios. Amaba al Señor, se arrepentía y experimentaba perdón.

3.- Tiene una actitud de juicio y orgullo

Si usted es capaz de mantener su modelo externo , el espíritu religioso le dará  derecho a enorgullecerse de sus logros .Sentirá que es mejor que otras personas y suele convertirse
en críticos de aquellos que no logran la medida "justa".
Cuando el mundo estereotipa a los cristianos como mezquinos y críticos, esa es una evidencia de que el espíritu religioso ha estado trabajando. En el reino de Dios, todo es gracia. Nunca podremos alcanzar los estándares de Dios, pero siempre podremos volver a El y encontrar misericordia. No hay lugar para la justicia propia. Como recibimos gracia, caminamos en humildad y compasión.

4.-  El espíritu religioso ofrece un sistema legalista sin flexibilidad.  

Quiere producir un método que reemplace el dinamismo de una relación. Bajo el espíritu de religión, se le da un modelo
artificial y se clasifica por la capacidad para conducirse.

El Espíritu de Dios guía a muchos creyentes a hacer listas de oración y orar diariamente con ellas. ¡Mientras siguen la guía del Espíritu crecen espiritualmente y tienen mucho fruto como resultado!

Por otro lado, el espíritu religioso convertiría esto en un método legalista: "¡Para ser un ristiano comprometido!
-diría- ¡debe tener una lista y orar por ella todos los días!"Para algunas personas esto sería un trabajo muerto, y no produciría fruto.

El Espíritu Santo obra con cada uno de nosotros en forma individual. Necesitamos desarrollar sensibilidad a lo que Él está diciendo. A medida que respondemos a su guía, se produce buen fruto. La justicia es el gozo de vivir agradando  a Aquel que amamos, no una obligación progresiva.

5. Hay una necesidad de comprender a Dios.

La religión reduce a Dios a un tema de estudio intelectual.
El objetivo es comprenderlo y hacerlo previsible. Es un intento de colocar a Dios en nuestra caja. Los nuevos movimientos del Espíritu son rechazados si no se ajusta a nuestra  comprensión de cómo Él debe obrar.

El enfoque del Reino no es comprender a Dios, sino conocerlo, servirlo y amarlo. Dios es un Dios de creatividad infinita. Nunca lo podemos comprender totalmente, sino que podemos conocerlo y disfrutarlo para siempre.

6. Hay una dependencia en los esfuerzos propios.

La religión busca obtener justicia mediante el esfuerzo propio y la disciplina. ¡Bajo un sistema religioso todo depende de usted! El espíritu de religión le dice: "[Fracasaste porque no ntentaste lo suficiente. inténtalo con más fuerza y disciplina!"
En el Reino de Dios, la justicia se obtiene a través del Espíritu Santo (vea Romano 8:4) La  usticia, fluye de una relación con Él. Cuanto más clamamos por El, su carácter santo se expresa más en nuestras vidas.






7. Hay un énfasis indebido en la tradición.

El espíritu religioso lo llevará a dar un gran honor a lo que Dios ha hecho en el pasado, mientras se levanta en oposición a la su voluntad para el presente. Esto es lo que sucedió cuando los hijos de Israel quemaron incienso a la serpiente de bronce (ver 2 Reyes). Dios quiere que recordemos sus grandes obras del pasado sin convertirlas en ídolos

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