3:22
“Él callará de amor” (Sofonías 3:17)
“Mas Él no respondió palabra” (Mateo 15:23)
“Él callará de amor” (Sofonías 3:17)
Puede
ser que algún hijo de Dios que está leyendo estas palabras, haya pasado
por alguna terrible aflicción, alguna desilusión amarga y haya recibido
algún descorazonamiento de alguna parte completamente inesperada. Puede
ser que estés deseando que la voz del Maestro te diga: “Toma aliento” ,
pero en vez de esto sólo te encuentras con el silencio y en un estado
de miseria y misterio – “Él no le respondió ni una palabra”
La
ternura del corazón de Dios debe ser herida al escuchar las tristes
quejas que se elevan de nuestros corazones débiles e impacientes, porque
no nos damos cuenta que si Él no nos contesta es por nuestro bien y
para nuestro bienestar espiritual.
El silencio de Jesús es tan
elocuente como Su palabra y puede ser no una señal de rechazamiento,
sino de Su aprobación y de un profundo propósito de bendición para ti.
“¿Porqué
te abates , oh .... alma mía?” Aún tú le alabarás, aún por Su silencio.
Presta atención a una antigua historia muy interesante, que nos revela
la forma como una cristiana vio a otras tres en oración. Al
arrodillarse, el Maestro se acercó a ellas.
Cuando se aproximó a la
primera, se inclinó hacia ella con mucha gracia y ternura y con una
sonrisa llena de Su esplendoroso amor le habló con el acento mas puro y
melodioso.
Al dejarla, pasó a la segunda y lo único que hizo fue
colocar Su mano sobre su inclinada cabeza y darle una mirada de
aprobación amorosa.
Por la tercera pasó precipitadamente sin
detenerse para mirarla, ni para decirle ni una sola palabra. La mujer de
dijo en su sueño, “Cuanto debe amar a la primera, a la segunda le dio
su aprobación, pero no las señales de amor que le dio a la primera. La
tercera debe de haberlo afligido profundamente, porque Él no le dijo ni
una sola palabra, ni la miró al pasar.”
Se preguntó que es lo que
ella habría hecho y ¿por qué hizo Él tanta diferencia entre las tres? Al
tratar de dar razones por la forma de actuar de Su Señor, Él mismo se
puso a su lado y le dijo: “¡Oh mujer! Qué erróneamente me has
interpretado. La primera mujer arrodillada tiene necesidad de todo el
peso de mi amor y mi cuidado para guardar sus pies por Mi sendero
estrecho. Ella necesita Mi amor, mis pensamientos y ayuda a cada momento
del día. Sin ello, fracasaría y caería.
La segunda tiene una fe mas
robusta y un amor mas profundo y puede confiar que ella en Mí, suceda lo
que suceda y que la gente haga lo que haga.
“La tercera a quién
parecía que no percibí y descuidé, posee una fe y un amor de la calidad
mas refinada, y la estoy entrenando por medio de procesos rápidos y
drásticos para el servicio mas elevado y santo.
“Ella me conoce tan
íntimamente y confía tan por completo en Mí, que no tiene necesidad de
palabras, miradas o insinuaciones exteriores para mi aprobación. Ella no
desmaya, ni se desalienta por ninguna circunstancia que yo le prepare
para que la atraviese. Ella confía en Mí cuando el sentido, la razón y
el instinto mas fino del corazón se rebela, ella sabe que obro en ella
para la eternidad y que aunque ahora no sabe la explicación de lo que
hago, lo comprenderá después.
“Yo guardo silencio en mi amor, porque
amo mas de lo que las palabras pueden expresar, o de lo que el corazón
humano puede comprender y también por amor hacia vosotros, pera que
aprendáis a amarme y confiar en Mí como enseña el Espíritu.
Para que respondáis espontáneamente a Mi amor sin el estímulo de ninguna señal exterior.”
Él
“obrará maravillas” si aprendes el misterio de Su silencio y le alabas
a Él cada vez que Él retira Sus dádivas para que conozcas mejor al
Dador. Seleccionado.
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