El oculto poder el alma 3/ Watchman Nee


LA CAÍDA DEL HOMBRE

Adán es un alma. Su espíritu y cuerpo están unidos en su alma. Aquel poder extraordinario que mencionamos está presente en el alma de Adán. En otras palabras, el alma viviente que es resultante de la unión del espíritu y el cuerpo, poseyó un poder sobrenatural incalculable.
Sin embargo, en la caída, el poder que diferenciaba a Adán de nosotros fue perdido. Ahora, esto no significa que ya no haya tal poder; sólo indica que, aunque esta habilidad aún esté en el hombre, no obstante está “congelada” o inmovilizada.

De acuerdo con Génesis 6, después de la caída, el hombre se convierte en carne. La carne en-globa al ser total y lo subyuga. Originalmente el alma era un alma viviente. Ahora, estando caído, se vuelve carne.
Su alma fue destinada a someterse al control del espíritu; ahora ella está sujeta al dominio de la carne. Por eso el Señor dice: “No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque cierta-mente él es carne” (Génesis 6:3).
Al mencionar aquí al hombre, Dios lo llamó carne. Por consiguiente, está registrado en la Biblia que “toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (Génesis 6:12); y también que “sobre carne de hombre no será derramado” (El aceite santo de la unción, que representa un tipo del Espíritu Santo - Éxodo 30:32); y más: “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él” (Romanos 3:20).

¿Por qué enfatizo eso en forma dilatada? En Apocalipsis 18 son mencionadas cosas que deberán ocurrir en los últimos días. Al iniciar mostré bien cómo el alma del hombre se convertirá en una mer-cancía en la Babilonia; es decir, algo que puede ser vendido y comprado.

Pero, ¿Por qué el alma del hombre es tratada como una mercancía? Porque Satanás, y su títere, el anticristo, desean usar el alma humana como un instrumento para sus actividades al final de esta era. Cuando Adán cayó en el jardín del Edén, su poder fue inmovilizado.
Él no perdió ese poder totalmente; sólo estaba enterrado dentro de él. Generación sucedió a ge-neración y el resultado fue que esta habilidad inicial de Adán se convirtió en una fuerza “latente” en sus descendientes. Vino a ser un tipo de poder “oculto”. No está perdido para el hombre, sino apenas con-finado por la carne.

Hoy, en toda y cada una de las personas que viven en la tierra, reposa este poder adámico, aunque esté confinado en ella y no sea capaz de expresarse libremente. Sin embargo, tal poder está en el alma de todo hombre, así como estaba en el alma de Adán al principio.
En vista de que el alma de hoy está bajo el cerco de la carne, del mismo modo este poder está confinado por la carne. La obra del diablo hoy en día es despertar al alma del hombre y liberar este poder latente en su interior, como una falsificación del poder espiritual. Menciono estas cosas porque ne-cesitamos ser advertidos respecto a la relación especial entre el alma del hombre y Satanás en los últi-mos días.

Ya vimos cómo Adán poseía habilidad especial y sobrenatural, aun así lo que él tenía realmente no todo era especial o sobrenatural, aunque así nos parezca hoy. Adán, antes de la caída podía ejercitar con facilidad, de modo completo y natural, esta habilidad, siendo que estaba contenida en su alma. Pero, después de su caída, este poder quedó confinado por su cuerpo.
Antes el cuerpo era una ayuda para la poderosa alma de Adán; ahora había caído y su poder fue limitado por la cubierta de la carne. Satanás, sin embargo, prueba romper cubierta carnal y liberar el poder latente en el alma del hombre, a fin de obtener el control sobre él. Muchos no entienden esta es-trategia y son engañados, aceptándola como si viniera de Dios.

VISTO BAJO EL ASPECTO RELIGIOSO

Aun así esto no acontece sólo en el cristianismo. Los babilonios, los árabes, los budistas, los ta-oístas y los hindúes, todos intentan, por sus propios modos, liberar el poder que Adán legó a nuestra alma.
En cualquier religión, sean cuales fueren los medios o modos de instrucción, yace un principio común detrás de todas las aparentes diferencias. Este principio común tiene la mira en subyugar la carne exterior, con la finalidad de libertar el poder del alma de todos los tipos de cautiverio, hacia una expresión más libre.
Algunas lecciones de instrucción dadas en esas religiones, quieren destruir la obstrucción del cuerpo, otras la unión del cuerpo y el alma y otras más el fortalecimiento del alma por medio de entre-namiento, capacitándola asimismo a vencer el cuerpo. Sean cuales fueren los medios, el principio detrás de todos ellos es el mismo. Es importante que sepamos esto; en caso contrario seremos engañados.

Yo no sé cómo las personas son informadas respecto de ese maravilloso poder latente del alma del hombre, cuya liberación, actualmente limitada por la carne, resultará en la manifestación de poder milagroso, hasta alcanzar la misma posición de un “mago” o “buda”.

Probablemente ellas son informadas por el diablo, o espíritu maligno. Sus explicaciones pueden variar, pero el principio básico es el mismo, a saber, el uso de medios especiales para liberar el poder del alma. Ellas pueden no usar como nosotros el término poder del alma, sin embargo, el hecho es evidente.
Por ejemplo, en el budismo y en el taoísmo, e igualmente en algunas sectas del cristianismo, poder especial sobrenatural está disponible a todos ellos, para efectuar milagros en la cura de dolencias y en la predicción del futuro.
Tome como ejemplo las prácticas ascéticas y los ejercicios del taoísmo, e igualmente la forma más simple de meditación abstracta: todo eso es ejecutado según el principio de subyugar el cuerpo bajo el alma, con miras a la liberación de su poder.

No es de admirarse que muchas cosas milagrosas hayan acontecido, las cuales no podemos re-chazar como supersticiones. Gautama Sidharta fue ateísta. Esto es un consenso de muchos eruditos y críticos respecto a las enseñanzas del budismo.
Él creía en la transmigración del alma, así como en el nirvana (ese estado, según el Diccionario Herencia Americana de la Lengua Inglesa, es “de absoluta felicidad, que se caracteriza por la liberación del ciclo de reencarnaciones y conquistas, a través de la extinción del ego” - Traductor). No tengo la mínima intención de disertar sobre el budismo; sólo quiero explicar por qué es que muchas maravillas han sido realizadas en esa religión.
Existe en el budismo una enseñanza sobre el escape del mundo. Aquellos que aceptan el voto budista deben abstenerse del matrimonio y de la comida. No deben matar ninguna cosa viviente. Debido a las prácticas ascéticas pueden, eventualmente, alcanzar la eliminación de todo alimento.
Algunos monjes de alto grado pueden asimismo regresar al pasado desconocido y predecir el fu-turo. Ellos realizan muchas maravillas por medio de la magia budista. Son capaces de profetizar cosas venideras cuando lo que ellos llaman el “corazón de la sangre” chorrea.

El empeño en todos estos tipos de abstinencias y prácticas ascéticas fluye de un único principio dominante: el budista está intentando quebrar todos los lazos físicos y materiales, con el fin de liberar el poder de su alma.
Conozco algunas personas de más edad que yo, que se ligaron al Club de la Unidad. Ellas y sus colegas miembros del club, practican la meditación abstracta y así por consiguiente. Ellos me cuentan que cada peldaño que penetran tiene su propia dimensión de luz.

La luz que ellos perciben sigue a la verdad que penetran. Creo en lo que dicen, pues son capaces de ser liberados de la represión del cuerpo y así, liberan el poder que Adán poseía antes de su caída. No hay nada de extraordinario en eso.
La moderna iglesia Ciencia Cristiana fue fundada por la señora Mary Baker Eddy. Ella negó la existencia de las enfermedades, del sufrimiento, del pecado y de la muerte (aunque ella ya murió). Siendo que, según sus enseñanzas, no existe tal cosa como las enfermedades, siempre que alguien estuviere enfermo, ella sólo necesitaba ejercitar su mente contra cualquier reconocimiento de dolor y estaba curado.

Esto significa entonces, que si alguien cree que no existe ninguna enfermedad, él no estará enfer-mo. Del mismo modo, si alguien no cree en el pecado, él no pecará. Por el entrenamiento de la mente, entonces la voluntad del hombre, al punto de la negación absoluta de la existencia de estas cosas, con-siderándolas falsas e ilusorias, se descubre que ellas realmente no existen.
Cuando este pensamiento fue publicado al principio, muchas personas se opusieron a esto. Los médicos, en especial, hicieron oposición, pues si eso fuese verdad, no habría más alguna necesidad de ellos. Aun así, al proseguir sus exámenes en las personas que habían sido curadas por la Ciencia Cris-tiana, aquellos médicos no pudieron repudiarla como falsa.
Por consiguiente, más y más personas creen, y más médicos y científicos famosos abrazan esta enseñanza. Esto no es del todo sorprendente, porque existe una reserva de tremendo poder en el alma, esperando apenas ser liberado del confinamiento de la carne.

VISTO CIENTÍFICAMENTE

Veamos ahora este asunto científicamente. El campo de la psicología ha emprendido pesquisas sin precedentes en la era moderna. ¿Qué es la psicología? La propia palabra en sí es una combinación de dos palabras griegas: “psique”, que significa alma, y “logos”, que significa discurso.

Por lo tanto, psicología es la “ciencia del alma”. La pesquisa utilizada por los cientistas modernos es apenas un sondeo en la parte del alma de nuestro ser. Se limita a esa parte, no llegando a tocar el espíritu.
La parapsicología moderna comenzó con Franz Anton Mesmer. Su primer descubrimiento, hecho en 1778, es ahora conocido como Mesmerismo (hipnotismo conforme fue practicado por el propio Mes-mer).
Sus discípulos lo superaron a través de sus propios descubrimientos, así como el verde es derivado del azul pero supera al azul. Algunos de sus experimentos son casi increíbles en sus resultados. El método de ellos, no de modo imprevisto, tiene como objeto descargar aquel poder oculto dentro del alma humana.
En la clarividencia, por ejemplo (Que es el poder de percibir cosas que están fuera del alcance natural de los sentidos), o en la telepatía (Comunicación científicamente desconocida o medios inexpli-cables, como por el ejercicio del poder místico), las personas son capaces de ver, oír o sentir el olor de cosas que están a millares de kilómetros.
Se ha afirmado que el Mesmerismo “es la roca de la cual todas las ciencias mentales fueron corta-das” (Jessie Penn Lewis). Antes de la época de Mesmer, la pesquisa psíquica no era una ramificación independiente de la ciencia; ocupaba un lugar insignificante en la ciencia natural. Pero, debido a estos sorprendentes descubrimientos, vino a ser un sistema en sí mismo.
Deseo atraer su atención no al estudio de la psicología, sino al hecho de que todos aquellos fenó-menos milagrosos son obtenidos a través de la liberación del poder latente del alma del hombre, aquella capacidad que quedó oculta en el hombre después de la caída.

¿Por qué esto es llamado poder “latente”? Porque en la caída de Adán, Dios no había removido aquel poder “sobrenatural” que cierta vez él poseyera. En vez de eso, este poder cayó con él y quedó aprisionado en su cuerpo. El poder estaba allá, sólo que no podía ser manifestado. De ahí el término poder latente.
Los fenómenos de nuestra vida humana tales como hablar y pensar, son habilidades bastantes no-tables; sin embargo, el poder latente que está oculto en el hombre es también impresionante. Si este poder fuese activado, muchos otros fenómenos notables serían manifestados en nuestras vidas.
Los muchos acontecimientos milagrosos que la parapsicología moderna descubre, de modo alguno testifican su carácter sobrenatural. Simplemente prueban que el poder latente del alma puede ser liberado por los medios apropiados.
Una lista de los ‘descubrimientos’ que siguieron después de Mesmer ha obtenido el conocimiento básico de las fuerzas misteriosas latentes en la constitución humana, muestra cómo el movimiento avanzó de modo sorprendente, una vez que la llave fue obtenida. En 1784, un alumno de Mesmer des-cubrió la ‘clarividencia’ como resultado del sueño mesmérico, y accidentalmente tropezó en la ‘Lectura del Pensamiento’. (Jessie Penn Lewis).
La telepatía es la comunicación entre mente y mente de forma diferente y no por los conocidos canales de los sentidos. Ella capacita a una persona a usar su propia fuerza psíquica para determinar el pensamiento de otros, sin necesidad de ser informada.

“El Hipnotismo, la Neurología y la Psicometría... y otros innumerables ‘descubrimientos’ se siguie-ron a medida que pasaron los años” (J. Penn Lewis). La hipnosis es una condición de sueño artificial-mente inducido, en la cual un individuo queda extremadamente sensible y dispuesto a las sugestiones hechas por el hipnotizador.

Y la Psicometría es “el descubrimiento de que la mente puede actuar del lado de afuera del cuerpo humano, y de que la ‘psicometría sensitiva’ puede leer el pasado como un libro abierto. Después vino un descubrimiento llamado estatuvolismo, que significa una condición peculiar producida por la voluntad, en que el sujeto puede ‘lanzar su mente a algún lugar distante y ver, oír, sentir, oler y probar lo que está aconteciendo allá.
Después... vino un descubrimiento... llamado ‘Patetismo’, por el cual la mente podría retirar de sí misma la conciencia de sufrimiento y curar enfermedades. Al principio los hombres de ciencia sólo si-guieron estos ‘descubrimientos’ como ramificaciones de la Ciencia Natural” (J. Penn Lewis).

Pero, debido a la multiplicación de esos fenómenos milagrosos, la parapsicología luego se convirtió en una ciencia propia. Para los practicantes de esa ciencia, estos fenómenos son bastante naturales. Para nosotros son aun más naturales, porque sabemos que son simplemente las consecuencias de la liberación del poder latente.

Los psicólogos afirman que en el interior del hombre existe un tremendo ordenamiento de poder: el poder del autocontrol, el poder creativo, el poder reconstructivo, el poder de la fe, el poder de estimular y el poder de revivificar. Todo eso puede ser liberado por los hombres.


Un libro de psicología va tan lejos a punto de proclamar que todos los hombres son dioses, sólo que este dios está aprisionado dentro de nosotros. Al ser liberado dentro de nosotros, todos nos volvemos dioses. ¡Cuán semejantes son estas palabras a aquellas de Satanás!

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