PROFETAS Y PROFECÍA PERSONAL

PROFETAS Y PROFECÍA PERSONAL

Profeta Bill Hamon
El carácter personal de un ministro profético - o de cualquier ministro, para el caso - es el fundamento de su ministerio. En los años recientes todos nosotros hemos visto muy claramente que aún aquellos cristianos cuyos ministerios pueden tener todas las auto-llamadas señales del “éxito”, tales como prosperidad financiera, fama internacional y popularidad, y que aún tienen señales sobrenaturales acompañándoles, están condenados a tener un humillante colapso si fallan en construir sus trabajos sobre una base sólida de pureza personal y madurez. 


Dios Quiere Comunicarse.

 En nuestros días, a través de la Biblia y el Espíritu Santo, Dios desea caminar y conversar con nosotros en una relación individual, personal e íntima. Sin embargo no todos los cristianos entienden como reconocer la voz del Señor. Aún cuando ellos logran reconocerla, muchos no saben cómo responder a ella para que sea efectiva.
De esta y de muchas otras maneras, no hay ningún individuo que sea autosuficiente en su relación con Dios; todos nosotros necesitamos al resto del Cuerpo de Cristo. Así que Dios a establecido dentro del Cuerpo el ministerio de Profeta como una voz especial, Él ha establecido el don de profecía en medio de la congregación; y asimismo Él ha enviado el Espíritu de Profecía para dar testimonio de Jesús a través del mundo (ver Ap. 19:10; 1 Cor. 12:28).La venida del Espíritu Santo en Pentecostés y el escribir la Biblia no elimina la necesidad de la voz profética del Señor; de hecho, esto significa esta necesidad. Pedro insistió en que Joel hablaba de la era de la Iglesia cuando proclamó: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. (Hch. 2: 17). Pablo enfatizó esta verdad cuando dijo a la Iglesia de Corinto “Procurad profetizar” (1 Cor. 14:39; Ef. 4:11).

Dios aun desea que la revelación de su voluntad sea vocalizada. De tal manera que Él ha establecido el ministerio profético como una voz de revelación e iluminación que revelará la mente de Cristo a la raza humana. Él también utiliza este ministerio para dar instrucciones específicas a los individuos concerniente a Su voluntad para sus vidas.
El ministerio de profeta no consiste, por supuesto, en añadir o en sustraer a la Biblia. Cualesquiera adiciones aceptadas como infalibles serían una falsificación, falsos documentos conteniendo ilusiones que llevan a la condenación.

En lugar de eso. El profeta lleva iluminación y datos específicos adicionales acerca de los que ya ha sido escrito. Y el don de profecía del Espíritu Santo a través de los santos está para llevar edificación, exhortación y consolación a la Iglesia. (1 Cor. 14:3).
El orden ideal y divino para comunicarse dentro del corazón cristiano es obviamente el Espíritu Santo susurrando los pensamientos de Cristo. Pero lo que un individuo ha sentido en su espíritu debe ser confirmado: El consejo de Dios es que cada palabra necesita ser testimoniada confirmada por boca de dos o tres testigos (2 Co. 13:1). Este crítico papel puede ser llevado a cabo por la voz profética.

Por supuesto, la profecía personal nunca puede ser un sustituto a la responsabilidad individual y al privilegio de escuchar la voz de Dios por uno mismo. Dios es un Dios celoso que no se complace cuando permitimos que algo obstaculice una íntima relación y una comunicación personal con el cielo, aún si el obstáculo viene de un ministro que Él mismo ha ordenado. La profecía personal, no debe tomar el lugar de nuestro deber de ayunar, orar y buscar a Dios hasta que escuchemos del cielo por nosotros mismos.

Al mismo tiempo, mucha gente no puede escuchar, o no se tomaré el tiempo para escuchar, lo que Dios quiere decirles, Dios está usualmente siempre irrumpirá en nuestras ocupadas agendas, tratando de gritar en cima del ruido de la televisión o de la plática social (aunque ocasionalmente el puede tomarnos mientras dormimos). Cuando es este caso el Señor a menudo utiliza la voz del profeta para hablar a los individuos, las congregaciones y las naciones. Pero su más grande deseo es siempre que sus hijos tomen tiempo de calidad para esperar en Él hasta que nuestra mente, emociones y voluntad estén suficientemente claras para que Él comunique Su mente y corazón claramente a nosotros.

Los Propósitos de Dios para Los Profetas. Los profetas son especiales en el corazón de Dios. Ellos participan en todo plan y actuación de Dios sobre el planeta tierra. Están para preparar el camino a la segunda venida de Cristo llevando el conocimiento de la revelación de las escrituras que deben cumplirse antes que Cristo regrese. Así que la restauración del ministerio de profeta y la compañía de profetas es el más grande signo de la cercanía de la venida de Cristo.

Los profetas no solo preparan el camino del Señor, ellos están también para “preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lucas 1:17). La esposa de Cristo debe estar lista para su esposo, y los profetas ayudan a que la Novia crezca en pureza y madurez. Ella no puede ser completamente perfeccionada sin la completa restauración de los apóstoles y profetas (Ef. 11,12), los cuales, junto con los evangelistas, pastores y maestros, les ha sido dada una especial habilidad de parte de Cristo para perfeccionar, equipar y madurar a los santos.

Los profetas ayudan a que estos ministerios lleguen a ser al menos dos maneras. Primero, a través de sus profecías estos revelan a los creyentes cual es su papel a jugar en la Iglesia y ayudarles a interrelacionarse con otros creyentes, segundo, sus palabras tienen la habilidad dotada por Cristo de impartir, dar luz, y activar en los creyentes en el ministerio que Dios ha revelado para ellos.
La Naturaleza de la Profecía. La profecía es simplemente Dios comunicando sus pensamientos e intenciones a la humanidad. En este sentido podemos llamar correctamente profecía a la Biblia entera. Esta Palabra profética (La Escritura) es completa, perfecta y totalmente suficiente para traer toda la revelación de Dios que nosotros podemos comprender y apropiarnos. Así que cualquier palabra profética verdadera dada hoy, debe estar en total acuerdo tanto en el espíritu como en el contenido de la Biblia.

Dos palabras del Nuevo Testamento en griego se trasladan por nuestro término español “Palabra”: Logros y Rhema. Logos se refiere a las Escrituras (2 Tim. 2:15). Esta palabra logos es creativa, auto realizable, poderosa, verdadera, sin error, infalible, completa y dadora de vida. Es el estándar consistente y absoluto, por medio del cual todas las otras expresiones, conceptos, revelaciones, doctrinas, predicaciones y profecías son medidas.

Por toro lado, el rhema puede llamársele “una palabra que viene de la Palabra”. Es aquella palabra dada en su tiempo, inspirada por el Espíritu Santo proveniente de Logos que da vida, poder y fe caminar en ella y cumplirla: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Rom. 10:17). El Rhema debe ser recibido con fe por el oyente para que este cumpla su misión.
Cuando usamos el término “Logos”, entendemos las Escrituras como un todo; cuando decimos “rhema”, entendemos una palabra específica del Señor que el Logos aplica a nosotros individualmente.

Aunque el logos nunca cambia ni falla, la Biblia está llena de rhemas a individuos que nunca se realizan. Realmente, sin embargo en estos casos no fue el rhema del Señor el que falló, sino más bien la gente quien escuchó la que falló en entenderlo, creer, obedecer, responder, esperar en, o actuar sobre él de acuerdo a la voluntad y al estilo de Dios. Este es el significado de 1° Co. 13:8, “Pero las profecías se acabarán”.

Una Profecía Personal.

 Es la revelación por parte de dios de Sus pensamientos e intenciones ya sea a una persona en particular, a una familia o un grupo de gente. Es información específica que viene de la mente de Dios para una situación específica, es una Palabra inspirada dirigida a una cierta audiencia. En un amplio sentido, entonces, una profecía personal es un rhema. Pero nosotros usaremos normalmente el término “Profecía personal” en un sentido más estricto a modo de poder distinguir entre las palabras de Dios comunicadas directa o indirectamente. A las comunicaciones divinas que vienen directamente de Dios a nosotros les llamaremos “rhemas”, mientras que aquellas que vienen a nosotros por medio de otro ser humano les llamaremos “profecías personales”.

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