Por Vinson Synan
El cristianismo fue cambiado para siempre por el avivamiento de la Calle Azusa en Los Ángeles a principios del siglo pasado. Allí se celebraban cultos tres veces al día los siete días de la semana durante sus días gloriosos, desde 1906 hasta 1909. Las reuniones, dirigidas por William J. Seymour, pastor afroamericano, tenían lugar en el envejecido edificio de una misión bajo el nombre de Fe Apostólica. Por imposible que en aquellos momentos pareciera, el avivamiento de la Calle Azusa estaba destinado a convertirse en un momento decisivo en la historia mundial del cristianismo. Los humildes creyentes que se reunieron en la Calle Azusa en 1906 no se habrían podido imaginar siquiera los resultados históricos del avivamiento que ellos ayudaron a desatar en Los Ángeles.
El mensaje que atrajo multitudes a la Misión de la Calle Azusa era considerado nuevo, novedoso, y revolucionario. Los cristianos de la época actual podían recibir el bautismo en el Espíritu Santo como lo habían recibido los apóstoles en el día de Pentecostés, con la evidencia bíblica de las lenguas. El padre teológico de este mensaje fue Charles Fox Parham, antiguo pastor metodista que se había unido al Movimiento de Santidad. En la Escuela Bíblica Bethel (fundada en Topeka, Kansas, en 1898),
En 1905, Parham sirvió de mentor a William J. Seymour en otra escuela bíblica de Houston, Texas. Entonces Seymour llevó el mensaje pentecostal a Los Ángeles cuando llegó para pastorear una pequeña iglesia negra de Santidad. Los miembros de la iglesia rechazaron de inmediato su mensaje. Después de un mes de reuniones de oración en una casa de la calle Bonnie Brae, Seymour y varios más hablaron en lenguas. Esto atrajo grandes multitudes a aquella pequeña casa. Mientras buscaban un edificio mayor en el centro de Los Ángeles, Seymour y su rebaño encontraron una iglesia episcopal metodista africana abandonada en la Calle Azusa. En abril de 1906 comenzaron los históricos cultos.
La figura central en la Calle Azusa era el afroamericano William Joseph Seymour. Seymour nació en Louisiana Seymour era un pastor de habla sosegada, conocido en la iglesia afroamericana más como maestro que como dinámico predicador. Era un hombre profundamente espiritual que impresionaba a todos los que lo conocían. William Durham decía que Seymour era "el hombre más manso que [había] conocido jamás", un hombre que mantenía una "dependencia indefensa en Dios", y un hombre que estaba "tan lleno de Dios, que se sentían el amor y el poder cada vez que se estaba cerca de él". John G. Lake decía: "No creo que en los tiempos modernos ha habido hombre alguno que haya recibido en su vida un diluvio más maravilloso de parte de Dios, que el derramado por Él sobre este estimado hombre, y así, la gloria y el poder de un verdadero Pentecostés barrió el mundo entero". En cuanto a su estilo como predicador, Arthur Osterberg decía que era "manso y hablaba con sencillez; no era orador. Hablaba en el lenguaje corriente de la clase sin estudios. Podía predicar durante tres cuartos de hora sin más emocionalismo que este poste. No agitaba los brazos para lanzar rayos y centellas, ni era posible imaginárselo así".
Pocas personas reconocen el crítico papel desempeñado por Frank Bartleman. Sus artículos acerca de la Calle Azusa fueron publicados una y otra vez en la prensa de Santidad de sus tiempos. Sus centenares de entusiastas informes sobre los cultos de la Calle Azusa esparcieron las noticias del avivamiento por el mundo entero. Sin el periodismo de Bartleman, es de dudar que el avivamiento de la Calle Azusa hubiera hecho el impacto que hizo en el mundo entero.
El poder de la prensa religiosa es uno de los legados perdurables de la Calle Azusa.
Todos los movimientos pentecostales ,cariastmatico clásicos del mundo pueden remontar sus raíces espirituales, de forma directa o indirecta, a la humilde Misión de la Calle Azusa.
Otros legados
Es posible que el legado más importante de la Calle Azusa sea la renovación de los carismas (dones del Espíritu) en la iglesia moderna. Durante siglos, las iglesias occidentales, tanto católicas romanas como protestantes, habían adoptado el punto de vista de que los dones del Espíritu habían cesado al terminar la Era Apostólica. Este concepto, conocido como la teoría de la cesación, se volvió especialmente dominante entre los fundamentalistas y algunos grupos de Santidad que rechazaban el pentecostalismo. Con la explosión de lenguas en la Calle Azusa, la atención de la Iglesia se dirigió también a los demás dones del Espíritu. Junto a la glosolalia , los dones de profecía y de sanidades adquirieron prominencia.
La reconciliación entre etnias.
El rasgo más asombroso y poco usual de las reuniones en la Calle Azusa era la armonía entre etnias que prevaleció bajo el liderazgo de Seymour. Esto llevó a Bartleman a decir: "La frontera entre los colores fue borrada en la Sangre". Muchas personas estaban perplejas. En el período más racista de la historia de los Estados Unidos, miles de blancos llegaban a la Calle Azusa y se sometían a un liderazgo eclesiástico que al principio era básicamente afroamericano. Aunque los blancos se convirtieron pronto en mayoría, Seymour continuó como pastor, y ejercía su autoridad pastoral y espiritual sobre las reuniones.
Cuando se imponían manos afroamericanas sobre las cabezas de los blancos que buscaban a Dios, éstos recibían el bautismo en el Espíritu Santo. También veían en Seymour su maestro y su padre espiritual. Aunque el movimiento comenzó entre blancos en Topeka bajo Parham, muchos historiadores creen en la actualidad que se convirtió en un fenómeno mundial con los afroamericanos de la Calle Azusa.
Otra práctica de la Calle Azusa, la de cantar en el Espíritu, conocida también como "el coro celestial", se extendió por todo el mundo. La oración por los enfermos, aunque muy practicada antes de 1900 por los evangelistas de la Santidad, se convirtió en algo tan importante como las lenguas en la mayoría de los cultos pentecostales.
En el año 2000, la Iglesia de Dios en Cristo era ya la mayor denominación pentecostal de los Estados Unidos, con cerca de seis millones de miembros. Aunque la separación de etnias volvió a aparecer entre los pentecostales después del año 1910, el sueño se mantuvo vivo. Esto quedó demostrado en 1994 con el Milagro de Memphis, cuando la Confraternidad Pentecostal de América del Norte, totalmente blanca, fue sucedida por las Iglesias Pentecostales/Carismáticas de América del Norte, un grupo interracial e intercultural.
Mujeres Avivadas en el ministerio
El avivamiento de la Calle Azusa también puso en primer plano el ministerio de las mujeres. Una de las damas más influyentes en la Calle Azusa fue Jennie Evans Moore, quien se casó con William Seymour en 1908. Trabajó fielmente a su lado durante los días del gran avivamiento, y con frecuencia ocupó el púlpito mientras su esposo estaba ausente. Después de la muerte de éste en 1922, pastoreó la iglesia hasta 1931. Falleció en 1936. Otras damas afroamericanas que desempeñaron papeles de liderazgo fueron Lucy Farrow y Julia Hutchins. Lucy Farrow, la guerrera de oración de Seymour, oró con centenares de personas que andaban buscando al Señor para que recibieran la experiencia de las lenguas. Más tarde dirigió un grupo misionero que fue a Liberia, donde fundó iglesias pentecostales. Julia Hutchins, quien había cerrado con candado a Seymour la puerta de su iglesia, pronto se hizo pentecostal y ayudó a dirigir la Misión. Otras damas importantes de la Calle Azusa fueron Florence Crawford y Clara Lum. Estas damas blancas formaron parte del personal de la Misión y ayudaron en la administración de la iglesia. Cuando Seymour comenzó su publicación Apostolic Faith en 1906, ambas fueron las principales correctoras y promotoras del periódico.
Las mujeres predicadoras habían florecido en los círculos de Santidad durante décadas antes de 1900, siendo Marie Woodworth-Etter la más conocida de todas. Después de la Calle Azusa, Ida Robinson, Aimee Semple McPherson y Kathryn Kuhlman continuaron la tradición. En realidad, Crawford, McPherson, y Robinson fundaron denominaciones enteras. Una de las razones de que las mujeres florecieran en el movimiento pentecostal fue el uso ungido de los dones del Espíritu.
Utilizando como guía al profeta Joel, estas mujeres se incluían entre los "hijos e hijas" que profetizarían y los "siervos y siervas" sobre los cuales se derramaría el Espíritu al final de los tiempos (Joel 2:28; Hechos 2:17, 18). Al mirar al pasado, comprendemos que la Calle Azusa significó un importante avance para la causa de las mujeres en el ministerio.
La Música
Un legado de la Calle Azusa que ha tenido largo alcance, y sin embargo, ha sido notado raras veces, es el nuevo estilo de música de adoración que ha terminado por extenderse en el mundo entero. Puesto que en la Calle Azusa había una mezcla de estilos de adoración tanto blancos como negros de Santidad, era inevitable que el genio musical de la raza negra tuviera una influencia allí . Aunque los adoradores de la Calle Azusa cantaban los antiguos himnos metodistas y de Santidad, como "The Comforter has Come" ["Ha llegado el Consolador"], favorito de Azusa, gradualmente la creatividad musical negra se fue extendiendo y terminó por influir en las iglesias de blancos.
El hecho de que Elvis Presley creciera en una iglesia pentecostal ayuda a explicar el desarrollo de los estilos actuales de la música popular, en la cual se refleja la influencia de la música "country", así como el ritmo y los "blues".
Hoy junto con la música se ven también estos estilos de adoración, como el de levantar las manos, o cantar en el Espíritu, presentar palabras proféticas, y orar por los enfermos.
El Evangelismo
Es posible que el legado de la Calle Azusa que haya tenido un alcance mayor sea su enseñanza y práctica del poder dado por el Espíritu Santo para el evangelismo. Por encima de todo lo demás, la Calle Azusa fue un movimiento misionero. Eran muchos los misioneros que iban y venían durante el avivamiento. Pocos meses después que comenzaran las reuniones, Apostolic Faith informaba sobre avivamientos pentecostales en Nueva York, Londres, Oslo, Estocolmo, y la India.
Nunca desde los tiempos de la iglesia antigua se había extendido un movimiento de avivamiento tan lejos y con tanta rapidez. La fascinación de las lenguas, las sanidades, y las liberaciones de endemoniados atrajo a multitudes, y sin el uso de los medios de publicidad. Durante todos los días de gloria, la Calle Azusa nunca se anunció en los periódicos locales, ni con cartelones. La noticia del avivamiento se esparcía localmente de forma oral. Los periódicos de Los Ángeles escribían artículos difamatorios y racistas, pero esto sólo servía para atraer muchedumbres mayores.
Conclusión
El pequeño grupo de adoradores que se reunieron en la Calle Azusa en 1906 nunca habrían podido imaginar siquiera los históricos resultados del avivamiento que ellos ayudaron a desatar en Los Ángeles. Nunca pertenecieron a una gran denominación. Ninguna de las grandes denominaciones pentecostales de hoy, como las Asambleas de Dios o la Iglesia de Dios en Cristo, se puede arrogar la exclusividad en cuanto a esta Misión.
La Calle Azusa pertenece a todo el cuerpo de Cristo. No son sólo los afroamericanos los que pueden reclamar como suyo a Seymour, ni tampoco los pentecostales solamente; él pertenece a todo el cuerpo de Cristo, en todas las naciones, etnias y pueblos. Y el bautismo en el Espíritu Santo, con los dones y las gracias que le acompañan, no pertenece solo a los pentecostales, sino que es de todo el cuerpo de Cristo.
El mensaje que atrajo multitudes a la Misión de la Calle Azusa era considerado nuevo, novedoso, y revolucionario. Los cristianos de la época actual podían recibir el bautismo en el Espíritu Santo como lo habían recibido los apóstoles en el día de Pentecostés, con la evidencia bíblica de las lenguas. El padre teológico de este mensaje fue Charles Fox Parham, antiguo pastor metodista que se había unido al Movimiento de Santidad. En la Escuela Bíblica Bethel (fundada en Topeka, Kansas, en 1898),
En 1905, Parham sirvió de mentor a William J. Seymour en otra escuela bíblica de Houston, Texas. Entonces Seymour llevó el mensaje pentecostal a Los Ángeles cuando llegó para pastorear una pequeña iglesia negra de Santidad. Los miembros de la iglesia rechazaron de inmediato su mensaje. Después de un mes de reuniones de oración en una casa de la calle Bonnie Brae, Seymour y varios más hablaron en lenguas. Esto atrajo grandes multitudes a aquella pequeña casa. Mientras buscaban un edificio mayor en el centro de Los Ángeles, Seymour y su rebaño encontraron una iglesia episcopal metodista africana abandonada en la Calle Azusa. En abril de 1906 comenzaron los históricos cultos.
La figura central en la Calle Azusa era el afroamericano William Joseph Seymour. Seymour nació en Louisiana Seymour era un pastor de habla sosegada, conocido en la iglesia afroamericana más como maestro que como dinámico predicador. Era un hombre profundamente espiritual que impresionaba a todos los que lo conocían. William Durham decía que Seymour era "el hombre más manso que [había] conocido jamás", un hombre que mantenía una "dependencia indefensa en Dios", y un hombre que estaba "tan lleno de Dios, que se sentían el amor y el poder cada vez que se estaba cerca de él". John G. Lake decía: "No creo que en los tiempos modernos ha habido hombre alguno que haya recibido en su vida un diluvio más maravilloso de parte de Dios, que el derramado por Él sobre este estimado hombre, y así, la gloria y el poder de un verdadero Pentecostés barrió el mundo entero". En cuanto a su estilo como predicador, Arthur Osterberg decía que era "manso y hablaba con sencillez; no era orador. Hablaba en el lenguaje corriente de la clase sin estudios. Podía predicar durante tres cuartos de hora sin más emocionalismo que este poste. No agitaba los brazos para lanzar rayos y centellas, ni era posible imaginárselo así".
Pocas personas reconocen el crítico papel desempeñado por Frank Bartleman. Sus artículos acerca de la Calle Azusa fueron publicados una y otra vez en la prensa de Santidad de sus tiempos. Sus centenares de entusiastas informes sobre los cultos de la Calle Azusa esparcieron las noticias del avivamiento por el mundo entero. Sin el periodismo de Bartleman, es de dudar que el avivamiento de la Calle Azusa hubiera hecho el impacto que hizo en el mundo entero.
El poder de la prensa religiosa es uno de los legados perdurables de la Calle Azusa.
Todos los movimientos pentecostales ,cariastmatico clásicos del mundo pueden remontar sus raíces espirituales, de forma directa o indirecta, a la humilde Misión de la Calle Azusa.
Otros legados
Es posible que el legado más importante de la Calle Azusa sea la renovación de los carismas (dones del Espíritu) en la iglesia moderna. Durante siglos, las iglesias occidentales, tanto católicas romanas como protestantes, habían adoptado el punto de vista de que los dones del Espíritu habían cesado al terminar la Era Apostólica. Este concepto, conocido como la teoría de la cesación, se volvió especialmente dominante entre los fundamentalistas y algunos grupos de Santidad que rechazaban el pentecostalismo. Con la explosión de lenguas en la Calle Azusa, la atención de la Iglesia se dirigió también a los demás dones del Espíritu. Junto a la glosolalia , los dones de profecía y de sanidades adquirieron prominencia.
La reconciliación entre etnias.
El rasgo más asombroso y poco usual de las reuniones en la Calle Azusa era la armonía entre etnias que prevaleció bajo el liderazgo de Seymour. Esto llevó a Bartleman a decir: "La frontera entre los colores fue borrada en la Sangre". Muchas personas estaban perplejas. En el período más racista de la historia de los Estados Unidos, miles de blancos llegaban a la Calle Azusa y se sometían a un liderazgo eclesiástico que al principio era básicamente afroamericano. Aunque los blancos se convirtieron pronto en mayoría, Seymour continuó como pastor, y ejercía su autoridad pastoral y espiritual sobre las reuniones.
Cuando se imponían manos afroamericanas sobre las cabezas de los blancos que buscaban a Dios, éstos recibían el bautismo en el Espíritu Santo. También veían en Seymour su maestro y su padre espiritual. Aunque el movimiento comenzó entre blancos en Topeka bajo Parham, muchos historiadores creen en la actualidad que se convirtió en un fenómeno mundial con los afroamericanos de la Calle Azusa.
Otra práctica de la Calle Azusa, la de cantar en el Espíritu, conocida también como "el coro celestial", se extendió por todo el mundo. La oración por los enfermos, aunque muy practicada antes de 1900 por los evangelistas de la Santidad, se convirtió en algo tan importante como las lenguas en la mayoría de los cultos pentecostales.
En el año 2000, la Iglesia de Dios en Cristo era ya la mayor denominación pentecostal de los Estados Unidos, con cerca de seis millones de miembros. Aunque la separación de etnias volvió a aparecer entre los pentecostales después del año 1910, el sueño se mantuvo vivo. Esto quedó demostrado en 1994 con el Milagro de Memphis, cuando la Confraternidad Pentecostal de América del Norte, totalmente blanca, fue sucedida por las Iglesias Pentecostales/Carismáticas de América del Norte, un grupo interracial e intercultural.
Mujeres Avivadas en el ministerio
El avivamiento de la Calle Azusa también puso en primer plano el ministerio de las mujeres. Una de las damas más influyentes en la Calle Azusa fue Jennie Evans Moore, quien se casó con William Seymour en 1908. Trabajó fielmente a su lado durante los días del gran avivamiento, y con frecuencia ocupó el púlpito mientras su esposo estaba ausente. Después de la muerte de éste en 1922, pastoreó la iglesia hasta 1931. Falleció en 1936. Otras damas afroamericanas que desempeñaron papeles de liderazgo fueron Lucy Farrow y Julia Hutchins. Lucy Farrow, la guerrera de oración de Seymour, oró con centenares de personas que andaban buscando al Señor para que recibieran la experiencia de las lenguas. Más tarde dirigió un grupo misionero que fue a Liberia, donde fundó iglesias pentecostales. Julia Hutchins, quien había cerrado con candado a Seymour la puerta de su iglesia, pronto se hizo pentecostal y ayudó a dirigir la Misión. Otras damas importantes de la Calle Azusa fueron Florence Crawford y Clara Lum. Estas damas blancas formaron parte del personal de la Misión y ayudaron en la administración de la iglesia. Cuando Seymour comenzó su publicación Apostolic Faith en 1906, ambas fueron las principales correctoras y promotoras del periódico.
Las mujeres predicadoras habían florecido en los círculos de Santidad durante décadas antes de 1900, siendo Marie Woodworth-Etter la más conocida de todas. Después de la Calle Azusa, Ida Robinson, Aimee Semple McPherson y Kathryn Kuhlman continuaron la tradición. En realidad, Crawford, McPherson, y Robinson fundaron denominaciones enteras. Una de las razones de que las mujeres florecieran en el movimiento pentecostal fue el uso ungido de los dones del Espíritu.
Utilizando como guía al profeta Joel, estas mujeres se incluían entre los "hijos e hijas" que profetizarían y los "siervos y siervas" sobre los cuales se derramaría el Espíritu al final de los tiempos (Joel 2:28; Hechos 2:17, 18). Al mirar al pasado, comprendemos que la Calle Azusa significó un importante avance para la causa de las mujeres en el ministerio.
La Música
Un legado de la Calle Azusa que ha tenido largo alcance, y sin embargo, ha sido notado raras veces, es el nuevo estilo de música de adoración que ha terminado por extenderse en el mundo entero. Puesto que en la Calle Azusa había una mezcla de estilos de adoración tanto blancos como negros de Santidad, era inevitable que el genio musical de la raza negra tuviera una influencia allí . Aunque los adoradores de la Calle Azusa cantaban los antiguos himnos metodistas y de Santidad, como "The Comforter has Come" ["Ha llegado el Consolador"], favorito de Azusa, gradualmente la creatividad musical negra se fue extendiendo y terminó por influir en las iglesias de blancos.
El hecho de que Elvis Presley creciera en una iglesia pentecostal ayuda a explicar el desarrollo de los estilos actuales de la música popular, en la cual se refleja la influencia de la música "country", así como el ritmo y los "blues".
Hoy junto con la música se ven también estos estilos de adoración, como el de levantar las manos, o cantar en el Espíritu, presentar palabras proféticas, y orar por los enfermos.
El Evangelismo
Es posible que el legado de la Calle Azusa que haya tenido un alcance mayor sea su enseñanza y práctica del poder dado por el Espíritu Santo para el evangelismo. Por encima de todo lo demás, la Calle Azusa fue un movimiento misionero. Eran muchos los misioneros que iban y venían durante el avivamiento. Pocos meses después que comenzaran las reuniones, Apostolic Faith informaba sobre avivamientos pentecostales en Nueva York, Londres, Oslo, Estocolmo, y la India.
Nunca desde los tiempos de la iglesia antigua se había extendido un movimiento de avivamiento tan lejos y con tanta rapidez. La fascinación de las lenguas, las sanidades, y las liberaciones de endemoniados atrajo a multitudes, y sin el uso de los medios de publicidad. Durante todos los días de gloria, la Calle Azusa nunca se anunció en los periódicos locales, ni con cartelones. La noticia del avivamiento se esparcía localmente de forma oral. Los periódicos de Los Ángeles escribían artículos difamatorios y racistas, pero esto sólo servía para atraer muchedumbres mayores.
Conclusión
El pequeño grupo de adoradores que se reunieron en la Calle Azusa en 1906 nunca habrían podido imaginar siquiera los históricos resultados del avivamiento que ellos ayudaron a desatar en Los Ángeles. Nunca pertenecieron a una gran denominación. Ninguna de las grandes denominaciones pentecostales de hoy, como las Asambleas de Dios o la Iglesia de Dios en Cristo, se puede arrogar la exclusividad en cuanto a esta Misión.
La Calle Azusa pertenece a todo el cuerpo de Cristo. No son sólo los afroamericanos los que pueden reclamar como suyo a Seymour, ni tampoco los pentecostales solamente; él pertenece a todo el cuerpo de Cristo, en todas las naciones, etnias y pueblos. Y el bautismo en el Espíritu Santo, con los dones y las gracias que le acompañan, no pertenece solo a los pentecostales, sino que es de todo el cuerpo de Cristo.
2 comentarios:
QUE LA GRACIA DE NUESTRO SENOR JESUCRISTO SOBREABUNDE EN CADA UNO DE NOSOTROS. AMEN.
El señor Reprenda a toda mentira dibolica del hijo de perdicion cual se sienta en la silla de Dios como Dios, Solo uno podra poner orden en esta gran apostasia donde los carnales buscan en fundamentar sus ideales carnales y engañando a muchos con respeto a la musica que va dirigida al cielo. No existe ningun hecho de ningun hijo de perdicion cual en todos sus caminos demostro ser un impio, un impuro, un carnal. Ahora entiendo el porque los cristianos usan el rock para alimentar sus pobres almas, porque existio uno injusto que durante un tiempo se llamo pentecostal...Dios tenga misericordia de esta pobre mente. El que es inmundo todavia,sea inmundo todavia...TODA AQUELLAS MESCLA MUSICAL QUE CRECIO EN EL AMBIENTE IINMUNDO Y HOY LO USAN EN LOS ALTARES DE DIOS PARA ENGRANDECER""""" ES INMUNDA, POR FUE DADA A UN INMUNDO Y POR LA ETERNIDAD SERA INMUNDA...
LA MUSICA DAVIDICA FUE DADA A DAVID POR UN SANTO Y TODAVIA ES SANTA...SOLO QUE A LA CARNE NO LE APETESE...DIOS REPRENDA TODA MENTIRA QUE SALE DE LA BOCA SOBERBIA...
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