La Ley del Proceso
Por Guillermo Maldonado
Cuando Dios tiene un plan y un propósito con un individuo, para cumplirlo y llevarlo al final, tiene que pasar por proceso especial en el cual sus cualidades serán pulidas.
Hay muchos que cometen el error de irse en el momento en que reciben el llamado y por eso, fracasan.
¿Cómo es que Dios llama a un creyente al ministerio para cumplir su propósito?
La Biblia entera nos exhorta que no importa nuestra línea sanguínea, talentos, sexo o estado civil, una vez que hemos aceptado a Cristo como Señor y Salvador, hay un llamado de Dios para cada uno de nosotros; con ese llamado, viene la capacitación, por medio de la unción del Espíritu Santo. Volvamos otra vez a la pregunta: ¿Cómo es que Dios nos llama? Hay diferentes maneras mediante las cuales Dios nos llama, y podemos encontrarlas tanto en el Nuevo Testamento como en el Antiguo. Dios nos puede llamar por medio de:
- El testimonio interior: Un sentir, una percepción fuerte en nuestro corazón.
- Una visión: Como pasó con Pablo.
- Un sueño: Dios nos puede dar un sueño para mostrarnos nuestro llamado.
- Una profecía: recibida personalmente o dada por uno o varios profetas.
- Una Escritura dada por el Señor.
- Una visitación sobrenatural de Dios.
- Una voz audible del Espíritu Santo: como lo fue con Samuel.
Las excusas y respuestas del hombre frente al llamado de Dios
Veamos siete excusas que algunos hombres pusieron frente al llamamiento del Señor y que son las mismas que ponemos hoy día:
1. Considerarse indigno
La primera respuesta de Moisés frente al llamado de Dios fue que él no era digno por sus faltas y debilidades. Como él también nosotros nos creemos indignos de ser llamados para cumplir ese propósito.
“11Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya al Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?”. Éxodo 3.11
2. Temor al rechazo
“1Entonces Moisés respondió y dijo: Ellos no me creerán, ni oirán mi voz, pues dirán: No se te ha aparecido Jehová”. Éxodo 4.1
Moisés tenía temor que el pueblo de Israel lo rechazara y no lo escuchara. El rechazo es parte del éxito, y por eso, no todo el mundo nos va a recibir. Algunos nos van a rechazar, pero es no puede ser excusa para no cumplir nuestro llamado.
3. La excusa de la incredulidad
La tercera excusa de Moisés frente al llamado de Dios fue la duda de su llamado. Él pensó que el pueblo de Israel no le iba a oír ni a creer. Cuando Dios pone un llamado sobre su vida, las personas lo escucharán porque usted siempre tendrá algo que decir o un mensaje que dar. Dios le dará la gracia para que las personas lo quieran escuchar y, además, le dará un pueblo al cual hablarle.
En respuesta a las excusas de Moisés, Dios le da tres señales:
• La vara se convierte en serpiente (Éxodo 4.2).
• Su mano se volvió leprosa (Éxodo 4.6).
• El agua se convirtió en sangre Éxodo 4.8, 9.
Dios confirmará su llamado con señales convincentes de que Él está con usted y que su llamado es genuino. Si usted tiene dudas con respecto a su llamado, pídale al Señor que le confirme con señales físicas y sobrenaturales cuál es su propósito, y Él lo hará.
4. La excusa de no poder hablar
“10Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni desde que tú hablas con tu siervo, porque soy tardo en el habla y torpe de lengua”. Éxodo 4.10
La respuesta de Dios a Moisés fue:
“11Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve al ciego? ¿No soy yo Jehová?”. Éxodo 4.11
5. La excusa de la inferioridad
“13…¡Ay, Señor! Envía, te ruego, por medio del que debes enviar.” Éxodo 4.13
A veces, le sugerimos a Dios que mejor envíe a otro, que en nuestro concepto, está más calificado que nosotros. Esto no es de quien corre sino del que Dios tiene misericordia.
6. La excusa de ser joven
“6Yo dije: ¡Ah, ah, Señor Jehová! ¡Yo no sé hablar, porque soy un muchacho! 7Me dijo Jehová: No digas: Soy un muchacho”, porque a todo lo que te envíe irás, y dirás todo lo que te mande”. Jeremías 1.6, 7
7. La excusa del trasfondo familiar
“15Gedeón le respondió de nuevo: Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo soy el menor en la casa de mi padre”. Jueces 6.15
La pregunta que yo le hago hoy es: ¿Cuál es su excusa frente al llamado de Dios? ¿Cómo le responderá al Señor cuando lo llame? ¿Está dispuesto a poner algo que usted ama en el altar?
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