LA BENDICION DE LOS PROFETAS


"El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá". (Mt. 10:41)

Como la palabra de un profeta es una palabra de Jehová, hay muchas bendiciones en recibir correctamente la palabra profética. A contianuación le mostraré algunas.



PROFECÍA PERSONAL

Los profetas son la boca mediante la cual Dios habla a su pueblo, así que lo que más tiene un profeta son profecías para dar. Sin embargo esto no garantiza que un profeta profetice siempre bajo el concepto que todos tenemos de profecía, pues si Dios no le da palabra el profeta no hablará, aunque si le puede brindar una declaración profética o una bendición profética, que son otras formas de profecía.

Por ejemplo, si un profeta o un creyente activo en lo profético le declara que usted será bendecido en tal y tal área, si usted lo cree será hecho, pues hay poder y autoridad en la boca de los hijos de Dios (ésta es la raíz de lo profético).



FUENTES DE PROSPERIDAD


"Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados". (2 Cr. 20:20)

Los profetas tienen la autoridad divina para bendecir y decretar cambios en la vida de la gente. Los profetas son hombres capaces de darle un giro a una situación determinada, pues sus palabras, al ser ministros de Dios, son respaldadas por El.

Ejemplo tenemos en el caso de la viuda de Sarepta, quien confió en la palabra profética después de ser desafiada por el profeta Elías a DAR TODO LO QUE TENÍA. En esto muchos cristianos caen en la crítica y la blasfemia, acusando a los profetas modernos de ser embaucadores y quitarle todo a la gente. Sin embargo Elías también lo hizo y nadie le dice nada. Hermano, sea sabio, muchas veces el Señor probará nuestra fe pidiéndonos todo y quizás use un profeta para ello, y una buena respuesta a la palabra de ese profeta puede cambiar su vida para siempre.

"10 Así que Elías se fue a Sarepta. Al llegar a la *puerta de la ciudad, encontró a una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo:
—Por favor, tráeme una vasija con un poco de agua para beber. 11 Mientras ella iba por el agua, él volvió a llamarla y le pidió:
—Tráeme también, por favor, un pedazo de pan. 12 —
Tan cierto como que vive el Señor tu Dios —respondió ella—, no me queda ni un pedazo de pan; sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en el jarro. Precisamente estaba recogiendo unos leños para llevármelos a casa y hacer una comida para mi hijo y para mí. ¡Será nuestra última comida antes de morirnos de hambre! 13 —No temas —le dijo Elías—. Vuelve a casa y haz lo que pensabas hacer. Pero antes prepárame un panecillo con lo que tienes, y tráemelo; luego haz algo para ti y para tu hijo.14 Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "No se agotará la harina de la tinaja ni se acabará el aceite del jarro, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la tierra." 15 Ella fue e hizo lo que le había dicho Elías, de modo que cada día hubo comida para ella y su hijo, como también para Elías.16 Y tal como la palabra del Señor lo había anunciado por medio de Elías, no se agotó la harina de la tinaja ni se acabó el aceite del jarro". (NVI-1 Re. 17:10-16)



EJEMPLOS DE PACIENCIA Y AFLICCIÓN

"Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor". (Stg. 5:10)

Los profetas, antes de ser llamados al ministerios son tratados por el Señor en duras circunstancias con el fin de producir en ellos ejemplos para la Iglesia.

En griego existen dos palabras que se traducen como paciencia: macrotumía y hupomone. La primera hace mención de la longanimidad (otra traducción), de soportar la tribulación con ánimo inquiebrantable. La segunda, refiere a gozarse en la tribulación sabiendo que toda circunstancia tiene su fin y que después de esta Dios traerá el consuelo, es decir, va más allá. Ambas palabras son patrimonio de los profetas del Señor, y mediante su vida y testimonio podemos recibir una impartición de macrotumía y hupomone, y aún más, por la imposición de sus manos.


IMPARTICIÓN DE DONES

"En la iglesia de Antioquía estaban Bernabé, Simeón "el Negro", Lucio el del pueblo de Cirene, Menahem y Saulo. Menahem había crecido con el rey Herodes Antipas. Todos ellos eran profetas y maestros". (BLS-Hch 13:1)

"Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos". (1 Tim. 1:6)

"Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados". (Ro. 1:11)

Pablo, antes de recibir el ministerio apostólico de parte del Espíritu Santo (v.3) tenía los ministerios profético y magisterial, es decir, era profeta. Y años después, cuando impuso las manos a Timoteo, le impartió dondes de parte del Señor.


De esto podemos entender que la recepción de un profeta puede llevarle a este a bendecirnos con lo que él puede dar: dones espirituales.


LLAMADO DE DIOS AL MINISTERIO

"En la iglesia de Antioquía estaban Bernabé, Simeón "el Negro", Lucio el del pueblo de Cirene, Menahem y Saulo. Menahem había crecido con el rey Herodes Antipas. Todos ellos eran profetas y maestros. Un día, mientras ellos estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo les dijo: 'Prepárenme a Bernabé y a Saulo. Yo los he elegido para un trabajo especial'. Todos siguieron orando y ayunando; después oraron por Bernabé y Saulo, les pusieron las manos sobre la cabeza, y los despidieron". (BLS-Hch. 13:1-3)

Como Dios habla a través de los profetas, el Rey puede usar uno para llamarnos al ministerio, y no sólo eso, hacerlos orar con bendición profética e imponernos la manos para comisionarnos y equiparnos con algún don extra, ¡¡Gloria a Dios!!


ACTIVACIÓN DE LO PROFÉTICO

Los profetas, al ser invitados a una congregación a ministrar, impartirán sobre la iglesia todas las bendiciones que he mencionado, pues para eso han sido constituídos: para equipar a los santos para la obra del ministerio y para unir y edificar al Cuerpo de Cristo (Ef. 4:12).

Una congregación que invita a un profeta a ministrar puede recibir, entre muchas otras, las siguientes bendicones:

- Impartición de dones.
- Profundización en la adoración.
- Dirección del Espíritu Santo para la toma de desiciones.
- Profecía personal sobre pastores, líderes y hermanos. Vele decir, Dios hablando directamente a su pueblo.
- Bendiciones de prosperidad.
- Activación de la intercesión.
- Profundización en la santificación, pues los pecados salen a la luz aunque no publicamente para no avergonzar.
- Surgimiento de nuevos ministros llamados por Dios y no por parentezco con el pastorado.
- Etc.


La idea de Dios es que todos tengamos una impronta profética, pues el Espíritu Santo declara por medio del profeta y apóstol Pablo que:

"El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.
Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación". (1 Co 14:4, 5)

Ambas cosas, tanto como el don de lenguas como el de profecía tiene que ver con lo profético. Así que Dios quiere que seamos proféticos, Amén.

En fin, recibir a un profeta de Dios en estos tiempos traerá al que lo reciba gigantezcas y gloriosas bendiciones, pues escrito está (y en el Nuevo Testamento):

"El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá". (Mt. 10:41)

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