Gobierno Apostólico




El GOBIERNO APOSTÓLICO
En estos últimos días Satanás está tratando de destruir las tres instituciones o tipos de gobierno que Dios ha establecido: el Estado o gobierno civil, la familia y la Iglesia. Estos son días que se caracterizan por la iniquidad, la rebelión y la revolución contra las autoridades que gobiernan en cada esfera. La autoridad de los que gobiernan en la tierra está siendo puesta en duda; la del padre, en el hogar, es destruida por la mucha enseñanza tocante a agresividad, y aun la autoridad de la Iglesia está puesta en duda por pensadores de hoy en día. ¡Qué contraste hace esto con la vida de Jesús! Él predicaba acerca de la condición del corazón del hombre, porque sabía que si obedecían a este mensaje, esto traería restauración a todas las áreas de la sociedad.
A. LOS APÓSTOLES DE LA IGLESIA PRIMITIVA SEGUÍAN LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS EN CUANTO A LA OBEDIENCIA. 
1. ELLOS TAMBIÉN ENSEÑABAN OBEDIENCIA AL GOBIERNO CIVIL. ROM. 13:1-4
2. ENSEÑABAN OBEDIENCIA EN EL HOGAR. EF. 6:1-3 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”.
3. ENSEÑABAN OBEDIENCIA EN LA IGLESIA. HEB. 13:17 “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”. 
Muchos cristianos no tienen entendimiento de este principio tan importante. Ven la importancia de obedecer a los oficiales gubernamentales; reconocen la necesidad de tener obediencia en el hogar; pero tocante a la Iglesia, no están tan ansiosos de reconocer autoridad humana. Muchos adquieren un deseo de ser sumisos al Espíritu Santo como el embajador del reinado de Cristo en su vida, pero no ven cómo Éste se relaciona con sumisión a una Iglesia física o un cuerpo en la tierra. Muchos se engañan a sí mismos pensando que son “guiados por el Espíritu,” cuando en realidad están rechazando la cadena de mando de Dios en la Iglesia y rechazándose a recibir guianza divina.
B. LA OBRA DE LA DEIDAD EN EL GOBIERNO DE LA IGLESIA. 
1. Al estudiar las escrituras, tocante a la Iglesia, notamos que la deidad está involucrada en el gobierno de la Iglesia. El gran plan y propósito de Dios a través de los siglos ha sido llevar al hombre a una plena comunión con Él mismo. La Deidad ha sido involucrada en este plan de redención. El Padre ha tenido Su ministerio particular, el Hijo ha tenido Su papel, y el Espíritu Santo está haciendo Su trabajo. Los tres están en perfecta unidad, moviéndose hacia una meta común. Toda la historia es un desarrollo de este plan de redención. Se puede dividir toda la historia en la obra del Padre, la obra del Hijo y la obra del Espíritu Santo. Como las tres personas de la Deidad son iguales, así también son las divisiones de la historia caracterizadas por cada uno (vea diagrama que sigue). 

2. LA OBRA DE REDENCIÓN. 
a. La Obra del Padre. El trabajo o la obra del Padre abarca los 2,000 años después de la caída del hombre. Este periodo se extiende desde Adán, el padre de la raza humana, hasta Abraham, el padre de todos los que creen (ROM. 4:11).
En este periodo tenemos una manifestación de la santidad de Dios y de Su ira hacia el pecado (el diluvio). Pero, a pesar del juicio, encontramos Su bondad misericordiosa; porque Dios amaba al mundo y deseaba salvarlo (1ªPED. 3;20; JN. 3;16). En este tramo de la historia, Dios hizo el pacto con Noé y el pacto eterno con Abraham. La visión o propósito del Padre era salvar a todo el mundo, y dio a Su hijo al mundo como un don precioso. 
b. La Obra del Hijo. El segundo periodo de 2,000 años se caracteriza por la obra del hijo. Esta obra no comenzó con la encarnación, sino que “sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (MIQ. 5:2).
Es interesante que Abraham se encuentra con Melquisedec (GN. 14), rey de justicia, quién fue “Hecho semejante al hijo de Dios” (HEB. 7:3). Es con Abraham y el nacimiento de su único hijo Isaac, que comenzamos a ver un desarrollo mayor del plan de redención. De aquí en adelante tenemos un énfasis mayor sobre la sangre sacrificial, que tenía que ser derramada por el pecado del hombre. 
Dios había hecho un pacto con Abraham en que se requería el derramamiento de sangre (circuncisión); y después Abraham fue instruido para sacrificar a su hijo único.
Este periodo comienza entonces con el sacrificio, en tipo, del hijo único, Isaac, y culmina con el sacrificio, en el Calvario, del Hijo unigénito de Dios. La visión o carga del Hijo fue proveer para sí una esposa (Iglesia gloriosa). De la misma manera como la esposa de Adán viene de su costado (GN. 2;22), así también la esposa de Cristo viene de Su costado (JN. 19:34). En el Calvario, al derramar Su sangre pura, sin pecado, para la redención del hombre pecaminoso, Él hizo posible tal Iglesia. Él hizo provisión para la Iglesia, pero esta provisión necesita ser apropiada por ella.
c. La Obra Del Espíritu. La obra de Jesús terminó, en el Calvario, con Su muerte y resurrección. Cuando Él ascendió, no obstante, envió al Espíritu Santo para guiar a la Iglesia en lo que Él había provisto. 
El siguiente periodo de la historia tiene que ver con la obra del Espíritu Santo en la Iglesia. Esta obra dio principio en el día del Pentecostés, cuando la lluvia temprana cayó sobre la Iglesia que la esperaba. La obra del Espíritu encontrará su culminación al fin de la edad, antes de la segunda venida de Cristo cuando será derramado sobre toda carne (JOEL 2:28). Es en este tiempo de cosecha en que vamos a recibir del derramamiento de la lluvia tardía (Stg. 5:7). Con la segunda venida de Cristo esta obra o plan de redención será cumplida, la restauración habrá sido completa y Dios descansará otra vez.
Como hemos visto, toda la Deidad está involucrada en el plan de Redención; hoy día el Espíritu Santo es el que está ejecutando el plan. Es el Espíritu Santo que transmite direcciones de la cabeza al cuerpo. Él nos guía a toda la verdad de manera que podemos ser libres (JN. 16:13); libres de pecado (JN. 8;32,36). El Espíritu Santo opera mediante varios medios para cumplir este plan y propósito. 
3. LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO HOY DÍA. 

Él puede usar los dones y operaciones, como también algunos ministerios que han sido dados y puestos en el cuerpo. Él opera mediante la cadena de mando ordenada por Dios.
Si una persona de fe es sumisa al Espíritu Santo, tiene que someterse a los canales de autoridad usados por Él.
Una cosa que Dios ha estado enseñándonos en esta visitación, es la necesidad de la Iglesia Local. Es esencial para nosotros tener un entendimiento de cómo el Espíritu Santo obra en, y mediante este canal escogido.
El Espíritu Santo es acompañado por dones, ministerios y operaciones, pero todos éstos tienen que encontrar su lugar de expresión en conexión con la Iglesia local. Ninguna persona puede ministrar sola o tener todo lo que necesita. Ninguna persona tiene todos los dones, ministerios y operaciones funcionando en su vida; pero el cuerpo local de creyentes debe ser completo, funcionando con libertad en todas las áreas.
La Iglesia es el lugar propio donde todos los dones y operaciones del Espíritu pueden encontrar su expresión correcta, porque en este lugar Dios ha provisto liderato para guiar, dirigir y juzgar el uso de estos dones. 
C. LOS CINCO MINISTERIOS DE GOBIERNO QUE CRISTO DIO A LA IGLESIA. 
EFESIOS 3:9-11. Los Propósitos de Dios son eternos, y la Iglesia tiene una participación ineludible. 
- EL MISTERIO. ¿Cuál es? Que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo. (v.6; aquí ya se introduce la Iglesia). 
- ¿CUÁL ES EL MEDIO DE UNIÓN? “Por medio del evangelio”. (v.6) que es “...el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. (v.8). 
- ¿QUIÉN ES EL AGENTE? La Iglesia “dada a conocer por medio de la Iglesia” (v.9-11).
EFESIOS 4:10-16. Dios tiene un plan, una estructura y una estrategia para que el cuerpo de Cristo, la Iglesia, funcione, se edifique, crezca con sentido de destino y cumpla el plan en la tierra a través de: Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros. EFESIOS 2:20. El fundamento que colocaron apóstoles y profetas. 

D. ¿CUÁL ES EL TRABAJO O FUNCIÓN DE CADA UNO DE LOS CINCO MINISTERIOS? 
No es nuestro propósito, en este libro, dar un análisis detallado de cada uno de estos ministerios (tal obra sería un libro en sí), pero sentimos la necesidad de dar una sencilla definición de cada uno. 
1. APÓSTOL. EL MINISTERIO APOSTÓLICO: 

Tiene que ver con fundamento, implantación, solidificación, edificación, enseñanza, corrección, cobertura, paternidad, gobierno, autoridad y unción espiritual. La palabra “Apóstol” literalmente significa “uno que es enviado”. A través del Nuevo Testamento se da referencia muchas veces a este ministerio.
De hecho hay 81 referencias a apóstoles; había DOCE, que sin duda, tendrán un lugar especial en el reino, por haber sido íntimamente relacionados con el Señor, y haber estado presentes en la fundación de la Santa Cena del Nuevo Pacto y haber sido testigos del ministerio, muerte y resurrección de Cristo (A estos se les llama Apóstoles del Cordero. Lc. 22:14).
Pero había también otros apóstoles que ministraban en los tiempos del Nuevo Testamento. Había hombres tales como Andrónico (ROM. 16:7), Bernabé, Pablo (HCH. 14:14), Tito (2ªCOR. 8:23), Timoteo (1ª TES. 1:1) y otros.
Parece ser que la tarea de los apóstoles es poner el fundamento de iglesias locales (EF. 2:20). Al hacerlo, también están ocupados en establecer nuevas asambleas o congregaciones (1ª COR. 9:1-2) y trabajar con congregaciones que, aunque ya están funcionando necesitan ser establecidas en la palabra, tienen la necesidad de un fundamento doctrinal o práctico. (a estos apóstoles se les llamó apóstoles del Espíritu Santo) .
El ministerio Apostólico del Nuevo Testamento es señalado por lo siguiente:
- Es caracterizado por humildad (1ª COR. 4:9; 2ª COR. 10:18).
- Está dispuesto a sacrificarse (2ª COR. 11:22-23).
- Está acompañado por señales y maravillas (2ª COR. 12:12).
- Es paciente (2ª COR. 12:12).
- Está puesto en el cuerpo, por Dios no por el hombre (1ª COR. 12:28).
- No actúa como Señor sobre el rebaño (2ª COR. 1:24; 1ª PED. 5:3).
- Tiene que llevar fruto apostólico (1ª COR. 9:1-2).
a) Analizando Posición y función. 1ª COR. 12:28 “... Primero apóstoles...”. Primero (gr. Proton). Primero en tiempo, lugar, orden e importancia. Antes, al principio, ante todo. Cuando una iglesia infringe este principio, está violando el principio de todas las cosas primeras.
Muchas iglesias locales sufren porque no han reconocido este principio de Dios. Una iglesia fuera de orden no experimentará la plenitud de la unción. La unción fluye a través del orden. La iglesia primitiva empezó con apóstoles.
b) Apóstol: “Apóstolos”. Delegado, enviado, embajador, comisionado, un comisionado oficial de Cristo con señales y milagros.
El significado básico de la raíz de “Apóstol” es “uno enviado como representante de otro, con el poder y autoridad del representante procediendo del que lo envía”. Un apóstol es como un embajador que representa a un país. (Bill Hamon “Apóstoles, Profetas y los movimientos divinos venideros). El Dr. David Cannistraci en su libro Los Apóstoles Y El Emergente Movimiento Apostólico” define “Apóstol” como “uno llamado y enviado por Cristo para tener la autoridad espiritual, carácter, dones y capacidades a fin de alcanzar con éxito y establecer a las personas en la verdad y orden del Reino, especialmente mediante la fundación y supervisión de Iglesias Locales”.
Es interesante observar tanto en MATEO 10:1-5 y LUCAS 6:12-16 cómo Jesús cambia el rango y la posición de sus discípulos, llamándolos apóstoles.
c) ¿Qué hace un apóstol? i) UN APÓSTOL ES UN PERITO CONSTRUCTOR ARQUITECTO ESPIRITUAL. (1ª CORINTIOS 3:10)
Un arquitecto es uno que diseña edificios y supervisa su construcción. A los apóstoles concierne: - Diseñar - Estructurar - Formar
Por ejemplo, el fundamento de la Reforma bajo Martín Lutero fue la doctrina de la justificación por fe. La Iglesia tuvo que ser reconstruida y estructurada sobre este fundamento doctrinal.

2. PROFETA
La palabra profética llama al arrepentimiento, a la confesión, a arreglar las cuentas con Dios, a que el pueblo viva en santidad. La palabra profética activa y libera el plan y los propósitos de Dios, para una persona o una iglesia. La palabra profética es creativa. La profecía no sólo nos informa de lo que Dios está haciendo, sino que impulsa el movimiento espiritual en la iglesia. La profecía hace algo más que confirmar: Libera.
El profeta no es una nueva figura en el Nuevo Testamento. Tal como los profetas de tiempos antiguos, éstos tienen un doble ministerio, predecir y hablar por Dios. Esto quiere decir que predicen el futuro como Dios lo revela por Su Espíritu y hablan o dan con libertad una palabra de Dios. El ministerio del profeta viene muy a menudo juntamente con el ministerio del apóstol, y los dos trabajan juntos en un ministerio de poner fundamentos (EF. 2:20). Agabo es el profeta más notable en el libro de los Hechos; él predijo un hambre y el encarcelamiento de Pablo (HCH. 11:27-28; 21:10-14). Los profetas son parte del liderato dedicado al cuerpo de Cristo y a la vida de la congregación (1ª COR. 14:29-37); son responsables del envío de ministerios a otras áreas, bajo la autoridad de la congregación local (HCH. 13:3). Y de la exhortación, edificación y consolación de todo el cuerpo (1ª COR. 14:3).
El ministerio del profeta es marcado por lo siguiente:

 a. Debe tener el don de profecía (1ªCOR. 12:10).
b. Tiene que ser escogido por Dios (1ªCOR. 12:28-29).
c. Tiene que mostrar una vida de santidad y humildad.
d. Tiene que estar dispuesto a que juzguen sus profecías (1ªCOR. 14:29). 
3. EVANGELISTA. 

La palabra “Evangelista,” sencillamente significa “Uno que proclama Buenas Nuevas.”
Solamente tres veces se usa esta palabra en el Nuevo Testamento. Se nos muestra la necesidad de un evangelista en la obra perfecta de la Iglesia (EF. 4:11). Pablo instruye a Timoteo, quien en realidad era un apóstol (1ªTES. 1:1), a hacer la obra de un evangelista (2ªTIM. 4:5); pero si queremos conocer el trabajo de un evangelista, tenemos que mirar el ministerio de Felipe, el evangelista (HCH. 21:8).
El ministerio de Felipe está registrado en HCH. 8. Aquí tenemos, en resumen, un cuadro de la obra de un evangelista. Parece que Felipe está dedicado a preparar nuevo terreno con el evangelio -con el mensaje de salvación- acompañado por sanidad y señales. Su ministerio es doble, ya que está ocupado en evangelismo público (vrs.1-13); pero también en evangelismo personal (vrs. 26-40). En todos sus métodos, no obstante, fue muy obediente al Espíritu de Dios, y estuvo consciente de sus propias limitaciones. Podemos notar que no se sintió autosuficiente. El resultado de su obra fue el establecimiento de una iglesia local. 
4. PASTOR. 

Por la palabra “Pastor,” entendemos “uno que cuida ovejas”. Mientras que el ministerio de los apóstoles, profetas y evangelistas parece tener una naturaleza movible, los pastores son dados para gobernar a congregaciones locales como responsables del rebaño de Dios. Jesús fue el buen Pastor, y así se constituye el verdadero patrón para todos los pastores.
Un verdadero pastor será: a. Uno que alimenta a las ovejas (1ªPED. 5:2).
b. Uno que guía y gobierna a las ovejas (1ªPED. 5:2). c. Uno que ama las almas de las ovejas (HEB. 13:17).
d. Uno que cuida las ovejas (JN. 10:13).
e. Uno que está dispuesto a poner su vida por las ovejas (JN. 10:15-18). f. Uno que está dispuesto a defender el rebaño en tiempo de problemas (JN. 10:12). 
5. MAESTRO. 

Los maestros son también esenciales para perfeccionar a los santos. El don o ministerio del maestro es más que dar exposiciones y explicaciones de las Escrituras en la escuela dominical (todos los ancianos deben ser aptos para enseñar), pero también es un ministerio que debe seguir el patrón de Cristo, quien fue el gran maestro. Cuando Jesús enseñaba, “enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” MT. 7:28. El ministerio del maestro es lo que construye el templo sobre el fundamento puesto por los apóstoles y profetas. Es el maestro quien debe dar a los santos raíces muy profundas. La promesa de Dios para estos días es que Él va a restaurar verdaderos maestros a la Iglesia (IS. 30:20).

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