TRES CONCEPTOS IMPORTANTES EN LA INTERCESIÓN
Una simple definición del vocablo intercesión: "Orar a favor de otros, bajo el poder y la dirección del Espíritu, sabiendo que habrá resultados divinos".
Ampliamos nuestra definición de intercesión con tres palabras diferentes Las tres palabras suenan muy similares, pero cada una tiene un significado muy especial. Son las siguientes: intervención, intersección e interceptación. Las diremos una por una.
1. Intervención
En el sentido en el que estamos usando esta palabra, "intervenir" significa entrar en una situación con el propósito divino en mente. Jesús entró en nuestro mundo para que pudiéramos conocer y experimentar el propósito redentor de Dios para la humanidad. Tenía el poder y la autoridad para hacer eso. Y al hacerlo, colocó bajo Sus pies los poderes de las tinieblas (Mt 28:18).
Ahora nos envía al mismo mundo con la misma autoridad: "Como el Padre me ha enviado, así os envío yo… Mira, te he dado autoridad y poder para hollar serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo. Nada os podrá dañar" (Jn 20:21; Lc 10:19).
En otras palabras, Jesús está diciendo: "Miren, vosotros sois miembros de mi cuerpo. Si estas cosas malas van a ser mantenidas bajo vuestros pies, tenéis que pisarlas. Cuando veáis a las fuerzas malas del mundo, el demonio y la carne obrando, tenéis autoridad para intervenir. No seáis pasivos e indiferentes".
Usted dice: "Pero, ¿qué podemos hacer?" ¡ORAR! Muchos responderían: "Ya hemos orado; ¿qué haremos ahora?" ¡Orar!, entonces ¡OBEDECER! La intercesión es el terreno desde el cual viene la dirección divina. Recuerde que la iglesia en Antioquía ayunó, oró, escuchó la voz del Espíritu y obedeció Su orden. Después de hacer todo esto ante Dios, Él les respondió. Las personas que continúan preguntando lo que deben hacer, tal vez necesiten examinar la calidad y la profundidad de su vida de oración.
2. Intersección
Una intersección es el lugar donde dos caminos se encuentran y se cruzan el uno al otro. A veces lo llamamos encrucijada. Dios traerá toda clase de gente, lugares y sucesos con sus necesidades y problemas "cruzando" nuestros caminos.
Cuando llevamos la victoria y el poder de la cruz de Cristo a tales lugares de reunión, verdaderamente se convierten en "encrucijadas" divinas. En Su cruz, Jesucristo destruyó todos los poderes del mundo, la carne y el diablo. Fue un triunfo total, una victoria completa.
Sin embargo, el poder de la cruz tiene que ser enfocado personalmente sobre los puntos cruciales de la necesidad del mundo. La oración, es lo que lleva el poder de la cruz de Cristo a los lugares problemáticos de nuestro globo terrestre.
Cristo ya hizo lo necesario para la salvación del mundo. El principio se ve claramente en el plan de salvación. Dios amó tanto al mundo que envió a Su Hijo a morir en la cruz por nuestros pecados.
Esa fue su parte. Nuestra parte es venir a Dios en oración y confesar tanto nuestro pecado como la obra salvadora del Hijo de Dios.
El poder de la cruz no tocará nuestras vidas o mundo hasta que las llevemos a Jesús en oración. Esa es nuestra parte: orar y llevar las buenas nuevas a otros.
Hay muchos en el mundo diario de nuestras vidas que saben poco del amor de Dios o Su poder. No saben cómo venir a Él en oración. Necesitan a alguien que pueda orar a su favor. Las necesidades empiezan en nuestro propio vecindario y se extienden a todo el mundo.
Un amigo que se está enfrentando con un divorcio; la situación de las drogas en nuestras escuelas locales; el crimen que está en nuestra ciudad; las crisis que suceden en nuestros gobiernos locales y nacionales; la pérdida de la libertad personal y religiosa en bloques completos de naciones; el hambre y la enfermedad mundial... y la lista sigue, casi o sin fin.
Estas son encrucijadas de la experiencia humana en que nuestra oración puede determinar el resultado.
Dios está levantando un ejército poderoso de guerreros de oración a través de las naciones y alrededor del mundo. Se están uniendo por millares, decenas de millares e incluso centenares de millares como verdaderos soldados de la cruz.
En términos muy prácticos, esto significa que en cualquier momento que usted ore se convierte en parte de una reunión de oración que está creciendo en tamaño y que nunca terminará hasta que Jesús venga. Esto no es algo pequeño, porque es la clave para el avivamiento del tiempo final de Dios que va a extenderse por el globo entero.
Una de las llaves del reino, sin duda alguna, es la oración intercesora. Las mismas puertas del infierno no pueden prevalecer contra la Iglesia de Jesucristo cuando está de rodillas.
Puede que todavía haya algunos que quieran decir: "Pero se tiene que hacer más que orar". Es verdad. Pero nunca he visto gente que "sólo" orara y se acabó, no sería así si en realidad se ora.
Como en Antioquía, la oración y el ministerio siempre irán juntos.
Sin embargo, tengo que añadir que he visto muchas personas que intentaron hacer "cosas que les mantenían muy ocupadas", pero sin oración. Las cosas que requieren ocupación y la gente ocupada sin oración, nunca son productivas. Todo lo que hacen es usarse a sí mismas y a todos los demás hasta desgastarse, con muy pocos resultados que demostrar por tantos esfuerzos hechos.
Sí, el ministerio y la oración siempre tienen que ir juntos.
"Interceptar" significa detener, apoderarse y aun invertir la dirección de algo. Vemos esto en ciertos tipos de juegos de pelotas. La pelota es llevada a una meta. Un jugador opuesto detiene la pelota, se apodera de ella y la mueve hacia la otra meta. Lo que empieza como una jugada de victoria para un equipo es cambiada y, debido a la "interceptación", el otro equipo gana.
La oración intercesora hace justamente eso. El enemigo está viniendo como un diluvio. La situación parece sin esperanza. Entonces, alguien entra (intervención), aplica el poder de la cruz a través de la oración (intersección) y la situación pasa a las manos de Dios, de esa manera la circunstancia sufre una total reversión (interceptación). Lo que parecía como una victoria para el diablo, se convierte en un triunfo para el Señor. Este es el poder del Reino en acción.
Cuando Pablo y Bernabé volvieron a Antioquía de su viaje misionero a Chipre y Asia Menor, tenían muchas interceptaciones (victorias) que compartir con quienes los habían sostenido con oración.
Los tres principios de intercesión obraron bien para ellos, y también obrarán bien para nosotros.
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