Tarde cálida en Buenos Aires. Mientras nos movilizamos de un punto a otro de la ciudad, acompañamos al Dr. Luis PALAU, rumbo a un evento evangelistico, allí le hicimos la siguiente entrevista
LJ: ¿Siempre fue placentero su ministerio?
Cuando comenzamos a caminar por las sendas del llamado a veces nos encontramos con situaciones un tanto difíciles. La falta de apoyo de líderes mayores por ejemplo, celos…
PALAU: Bueno, bueno, bueno… Todos tenemos… pero espera. ¡Pensemos! (se ríe) Jeremías dice: “Engañoso es el corazón del hombre más que todas las cosas. ¿Quién lo comprenderá?”Todos tenemos momentos, ya veces temporadas, en que tenemos envidia o celos. Es un estado de competir con otros incorrectamente. Creo que cuando un hermano pide perdón, uno dice enseguida “¡Por supuesto!”. Una vez un hermano me pidió esa clase de perdón. Pide perdón. Le ofrezco perdón. Estas cosas le hace enseguida a uno examinar su propio corazón, es decir, a quién le tengo que pedir yo perdón. O por lo menos dónde debo arrepentirme y pedirle perdón al Señor, por la envidia o la competencia que es injusta¿no? Eso me hizo bien porque no era una reconciliación. No había problema entre nosotros. Pero cuando uno siente que hay la buena competencia, o sea el desafío de ver a alguien que sabe trabajar mejor que uno, o que hace las cosas con más eficacia, o con más calidad. Ese es un buen desafío, no es envidia. Es un “ojalá yo pudiera ser tan capaz como este hermano”. Por ejemplo el Dr. Billy Graham. Yo siempre soñaba con que pudiera ganar tantas almas como él. Creo que cuando era muy jovencito era un sueño un poco pecaminoso. Pero después de mayor no, fue un sueño que él despertó de decir “Si este hermano puede guiar a tantas almas a Cristo, yo también debo serlo”. Así que, es así como uno transforma las malas inclinaciones del corazón, transformarlas en buenas inclinaciones.
LJ: De lo bueno lo mejor.
PALAU: Sí, eco. ¿De dónde lo sacaste?
LJ: Eh, de un libro. Lo escribió un tal Luis PALAU…
PALAU: ¿que se llama, Alta definición? Sí,sí… muchas gracias hermana. (risas)
LJ: Uno de los comentarios qué más se escuchan entre líderes juveniles y jóvenes es: “El Señor me está mostrando un ministerio, se me están abriendo las puertas pero mi pastor no me apoya”…
PALAU: Ah sí. Esa es una carga difícil, y la encuentran muchos jóvenes. Es extraño en un sentido porque yo diría, como evangelista mayor o como anciano que soy de mi iglesia, cuando uno ve a un joven que surge o a una joven que surge,
uno se emociona porque el porcentaje de buenos líderes es limitado. Me sorprende que esto ocurra, pero sé que ocurre. Es la carne, ni más ni menos. Es lo que la Biblia llama el viejo hombre actuando. Dice Pablo en Romanos 7 “Yo sé que en mí, es a saber en mi carne, no mora el bien”. Hay un lado de nuestra personalidad que es oscuro, que es malo, es pecaminoso. Y esa es la parte que tenemos que crucificar, como dice Gálatas 5 “Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. Esa clase de pasión, de envidia o de tener temor que un joven le haga sombra, es un pecado terrible. Para decir la verdad, puede ser uno de los peores pecados del mundo que uno como hermano mayor en lugar de estimular al joven, de abrirle puertas, de darle oportunidades, de ayudarle en su ministerio, que uno se retraiga por lo que llamamos la carnalidad. Pero es un pecado del cual arrepentirse, no hay vuelta que dar. La juventud está necesitada, el Señor nos dice que estimulemos a los jóvenes. Que no nos apresuremos, sí, pero hay que estimularlo, edificarlo, discipularlo para que triunfe aun más que nosotros.
LJ: ¿Cómo ve Ud., desde su ministerio, este ‘pasar la antorcha’, ampliar el ministerio para que no termine en una sola persona? Es decir, que exista un equipo que trascienda a la persona.
PALAU: Eso lo hemos venido haciendo más organizadamente desde hace diez años. Lo llamamos “Alianza de la Nueva Generación” (ANG). En lo cual hemos estimulado, atraído y motivado a centenares de evangelistas jóvenes. Algunos están en los 40 años pero hay más jóvenes. Nos reunimos una vez cada dos años. Estamos empezando a soñar con hacer algo así en América Latina. Lo hacemos en EE.UU., lo hemos hecho en España, lo hemos hecho en Inglaterra, o sea, es precisamente lo que tú me preguntabas. Es estimularlos, darles ideas para protegerse, evitar errores, que no repitan los errores que hemos cometido algunos de nosotros cuando éramos jóvenes.
LJ: ¿Vale la pena tener un mentor?
PALAU: Es una gran ventaja tener a alguien que le ayude. Yo evité muchos errores cuando el Dr. Billy Graham me dio muchos consejos. Evité un montón de problemas. En lo económico por ejemplo, él dijo: “Tienes que tener un comité, una Junta directiva y que ellos decidan cuánto vas a ganar. Que ellos aprueben el presupuesto y los gastos. Tú no firmes cheques. Así uno tiene las manos limpias, nadie te puede acusar que usas mal el dinero”. Es una gran ventaja y una gran idea.
L J: ¿Qué les dicen a los nuevos evangelistas?
PALAU: A los jóvenes les hablamos acerca de lo fuerte y lo débil de un evangelista. El temperamento que lleva a ser predicador evangelista. En el caso nuestro eso es, tiene muchos puntos fuertes: entusiasmo, amor por la gente, facilidad de palabra, un carácter relativamente alegre, que con libertad habla. Como debilidad del carácter de un evangelista les recordamos, a los muchachos, aquello de creerse que uno es medio estrella. Porque la gente quiere la foto y nos pide la firma, o porque lo aplauden con amor porque predica el Evangelio. Segunda debilidad es la impaciencia. Los evangelistas son muy amables con la gente, pero cuando ya se cansaron se ponen impacientes. ¡Y a veces destruyen en un solo momento lo que edificaron en cinco años! Muy a menudo es así. También está la debilidad del amor al dinero. Todos tenemos cierta inclinación, pero los evangelistas como que tienen un porcentaje un poco más alto. Lo he visto, lo he sentido y por eso se los digo. Y luego, está la debilidad de cansarse. De que si no le dan aplausos y ánimo constante, ya abandonan o amenazan con abandonar. Así que esos son los puntos que uno toca para fortalecerlos. Pero hemos trabajado y en el equipo tenemos esa nueva generación. También uno de mis hijos, Andrés, que el Señor le ha puesto la mano, no nosotros, y que nunca le decíamos que creíamos que el Señor lo estaba tocando. Hasta que él y su esposa sintieron que sí, que el Señor de veras tenía la mano de bendición sobre él. Y cada vez que predicaba se convertía gente y esa es buena señal ¿no? Así que sí, estamos pensando en diversos aspectos de cómo mantener la evangelización y el equipo que funcione como tal. El equipo podría cerrarse si uno quisiera, pero que sigan otros predicando el evangelio. ¡Para eso hemos sido llamados!
LJ: Dr. PALAU… ¿Qué palabras finales tendría usted para los líderes juveniles latinoamericanos?
PALAU: Que elija una esposa que comulga con uno. En ese sentido, que tiene lo que nosotros llamados el espíritu misionero. Es el espíritu de sacrificio. Hay que casarse con una mujer (o un hombre, según de quién se trate, de un hombre o una mujer líder) que tenga el mismo sentir que uno. No hay vuelta que dar, el ministerio demanda un sacrificio de la familia muy grande. Sacrificio del tiempo de la persona que uno ama, que se supone que dijo que se quiere vivir con ella toda la vida y ahora de repente está de viaje. Entonces ella y uno, tenemos que tener el mismo sentir. Saber que lo hacemos por Cristo. Humanamente no es agradable, pero por amor a las almas uno lo hace con gozo, sin quejas. De vez en cuando uno tiene un momento de querer quejarse y es como que el Señor le dice: “Ah, ¿quieres que le pase la pelota a otros? ¡Se la paso!”. Y uno tiene que decir: “No, no. Está bien, está bien. No me quites esta jugada”. Así que la vida de liderazgo es sacrificio, pero el Espíritu Santo llena el vacío. Yo estoy convencido de ello. Además ¡huye de las tentaciones de la soledad! Hay que tener cuidado. Sobretodo, a aquellos que como yo salen fuera de la casa. Cuando uno está de viaje, extraña a la familia. A los jóvenes, a los evangelistas siempre decimos como dijo Pablo a Timoteo: “Cuídate de ti mismo”.
PALAU se bajó , se despidió de nosotros y se subió en la plataforma montada en el Estadio Vélez a predicar en el 35 aniversario del ministerio Visión de Futuro. Los periodistas de Líder Juvenil nos quedamos pensando en el desafío de
batallar no sólo con los celos, sino también con tentaciones reales que también tienen su presencia en los padres espirituales a quienes esos líderes estén dando cuentas. Un verdadero padre espiritual debe tener el valor de poner la mano sobre el hombro de ese líder que se le ve compitiendo con otro líder y enseñarle que esa no es una marca o sello del ministerio cristiano. En el caso de que el líder en competencia no tenga un padre o autoridad espiritual a quien de cuentas, la situación se torna más grave. Si un líder no está sujeto a otros líderes debe ser removido inmediatamente de su liderazgo. Quien no de cuentas de su vida a otro, es un peligro en potencia para la Iglesia de Cristo.
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