“Pude ver cómo cada uno de nosotros se despojaba de la armadura vieja y estropeada para recibir nuevos escudos de fe”
Por Sandie Freed
Amados, me estoy dando cuenta que no necesitamos recordar que estamos en medio de un cambio. La mayoría de nosotros comprende que estamos experimentando un cambio espiritual y natural. Junto a todo esto, estamos en transición… y eso implica mucho movimiento, ¿cierto?
Por Sandie Freed
Amados, me estoy dando cuenta que no necesitamos recordar que estamos en medio de un cambio. La mayoría de nosotros comprende que estamos experimentando un cambio espiritual y natural. Junto a todo esto, estamos en transición… y eso implica mucho movimiento, ¿cierto?
Las estadísticas prueban que el 90% de la población rechaza el cambio… sin embargo, no podemos negar el hecho que está aquí. Aún así, creo que Dios está utilizando estos tiempos inciertos para atraernos hacia Él, para poder afilar nuestra espada del Espíritu y darnos la estrategia para utilizar nuestras armas espirituales en contra de nuestro enemigo. Gran parte de los cambios que estamos experimentando desafía nuestra fe en la habilidad de Dios para proveer para nosotros y restaurar lo que parece perdido. Discutiremos luego la importancia de usar nuestro escudo de fe durante este tiempo donde experimentaremos la fiereza del enemigo, pero por ahora comencemos por las saetas y las nueces del cambio.
El cambio es la línea de base más simple para describir palabras como transformación y transición. No intento apartarme de las definiciones de otras palabras para describir cómo se mueve Dios. Este artículo pretende ser básico y está escrito con una visión simple para que podamos comprender cómo mantenernos conectados con nuestra fe durante tiempos como estos.
Cambios
El diccionario describe al cambio como: “una causa para ser diferente, dar una forma o apariencia diferente”. También usa la palabra “transformar” (en relación con la palabra metamorfosis, el proceso que ocurre cuando el gusano se convierte en mariposa). Otras definiciones para cambio son: “intercambiar para o reemplazar con otro” (como cambiar de trabajo, iglesias, alineamientos; reemplazándolo con otra cosa). Permítame escribir definiciones más selectivas para poder comprender mejor el cambio que estamos experimentando durante estos tiempos de incertidumbre. Mientras lee, comience a ver si está experimentando alguno de estos cambios:
Cambio también significa:
• “Poner una tapa fresca encima”. Una vez más, esto puede referirse a realineamientos espirituales. Debemos conectarnos con nuestro destino. Muchos de nosotros seremos alentados por Dios para reconectarnos y buscar nuevas conexiones. Además, ¿el enemigo lo cubrió falsamente con sus mentiras? ¿El enemigo trató de cubrirlo con sus palabras mentirosas? Es tiempo de levantarse, denunciando lo que el enemigo está hablando sobre nosotros y declarar lo que Dios dice sobre nuestro futuro. Declare el Salmo 91 sobre su vida y permita que lo cubra con sus alas.
• “Alterarse”. ¿Alguna vez guardó sus ropas para reformarlas? Quizá hubo alguna lágrima y necesitó remendar la ropa. Algunos de nosotros necesitamos remiendos en este tiempo. Dios permitirá el cambio para que pueda ser remendado. Algunos necesitan un “dobladillo” en su ropa. Dios usará el cambio para completarlo, doblándolo hacia su voluntad divina.
• “Colocarse otros vestidos”. Creo que estamos en un tiempo donde Dios está cambiando nuestros vestidos. Estamos removiendo y quitando lo viejo para ponernos lo nuevo. La Biblia se refiere al cambio de vestido durante los “tiempos de limpieza”. Dios está purificando el sacerdocio. Los sacerdotes están en medio de un gran cambio (Hebreos 7). Estamos abrazando la libertad que nos saca del legalismo y la ley, para buscar la verdad. Dios está revelando los misterios concernientes a su gloria para dirigirnos hacia la verdad por los días que vendrán. No podemos vestir las vestiduras antiguas en este tiempo nuevo. Utilice este tiempo como una oportunidad para arrepentirse y volverse hacia Dios. Arrepentirse implica cambiar. Durante un gran cambio, podemos pedirle a Dios que nos muestre nuestros corazones. El arrepentimiento abre la puerta para que podamos cambiar y transformar nuestro futuro.
• “Profundizar en el tono”. Amo esta definición de cambio porque se refiere a una voz adolescente que se va profundizando (cambiando) mientras madura. Un abismo llama a otro abismo. En este tiempo, experimentaremos una voz de cambio. Mientras profundizamos en Dios, nuestra voz cambiará; hablaremos de una manera diferente y con un nuevo sonido. Develaremos los misterios de Dios hacia aquellos que tienen oídos para oír. Esto provocará la atmósfera a nuestro alrededor que cambiará y transformará a otros a la imagen de Dios.
• “Experimentar algo diferente, como un cambio de estación”. Vivimos tiempos de incertidumbre. Nuestra situación económica parece dictar nuestro futuro. Sin embargo, no debemos temer. Este puede ser un tiempo para desarrollar una gran fe si nos concentramos en Él, en lugar de hacerlo en la economía. Use estas oportunidades para conocer a Dios con una mayor intimidad para que se eleve su fe.
• “El reemplazo de una cosa por otra, sustitución”. El diccionario usa un ejemplo de “cambio de atmósfera”. Amo eso. Como lo expliqué anteriormente, podemos utilizar las oportunidades de cambio para madurar, crecer en Dios, usar nuestra fe y transformar la atmósfera de temor en una de gran fe, desde las tinieblas hacia la luz del Señor.
• “Alterar la actitud o el enfoque de alguien”. Aquí es donde terminaremos las discusiones de varias definiciones que describen el cambio. Esta definición nos lleva hacia el punto donde realmente quiero discutir nuestra necesidad de transformar nuestro temor a lo desconocido y la incertidumbre de hoy, para ir hacia la fe que debemos desarrollar en nuestro Dios que no cambia. Debemos alterar nuestras actitudes si ofendemos a Dios por nuestras circunstancias o si lo juzgamos erróneamente durante los tiempos de incertidumbre. Dios usará el cambio y la incertidumbre para llevarnos a orar y buscar su rostro, pero debemos ser cuidadosos para no juzgarlo equivocadamente. Él dice que usará todo (aún la economía u otras pérdidas) para nuestro bien:
“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:28-29)
Desarrollando una fe mayor
Durante nuestras reuniones de fuego que realizamos todos los primeros viernes de cada mes en Bedford, Texas; tuve una visión del Cuerpo de Cristo experimentando un cambio de vestiduras. Cada uno de nosotros necesita verdaderamente un cambio de vestiduras para el tiempo que viene. No podemos movernos el año que viene con nuestra armadura pasada de moda.
Pude ver que cada uno de nosotros, como integrantes del ejército de Dios, nos quitábamos las armaduras viejas y deterioradas para cambiarlas por una totalmente nueva. La armadura nueva brillaba con la gloria de Dios. El pectoral tenía mucho brillo, la espada estaba muy afilada… todo brillaba como el sol (Hijo) sobre cada pieza designada de una manera intrincada. Lo que más me llamó la atención fue el escudo. Tenía tantas marcas de los encuentros fieros anteriores que Dios tuvo que entregarnos un escudo nuevo.
Durante el cambio de armadura, el escudo que recibíamos no sólo era nuevo… había cambiado. Supe que debíamos transformarnos hacia nuevos niveles de fe para este nuevo tiempo. El escudo de fe brillaba con la gloria de Dios… pero había más… pude ver el rostro de Jesús en el escudo. Fue como si el escudo en sí mismo fuera a la imagen de Jesús.
Cuando comencé a estudiar más sobre el escudo de la fe, me di cuenta que Jesús es nuestro escudo. Debemos darnos cuenta que si no confiamos completamente en Él, podemos dejar a un lado nuestro escudo de la fe y, aunque citemos toda la Escritura de memoria, perderemos la batalla. ¿Por qué? Porque estamos descansando en “nuestras palabras” y no nos relacionamos con Él. Saber que Jesús es nuestro escudo, nos equipará para las batallas por venir.
Satanás atravesó todos los límites… utilizará todas las tácticas para derrotarnos. Vendrá con tormentas de gran adversidad para desalentarnos y hacernos “volver a lo viejo”. Pero cuando recordamos que Jesús ganó la batalla contra satanás en la Cruz, podemos tomar nuestro escudo de fe y usarlo en contra de las mentiras del enemigo… ¡para ganar la batalla!
Como puede ver, nuestra fe descansa sobre la obra terminada de Cristo. En otras palabras, nuestra fe debe tener pegada la “imagen de Jesús”. Si sólo pegamos saltos, recitando la Escritura sobre una situación y llamamos a eso fe; experimentaremos la derrota. Hacer eso significa que oramos y declaramos desde el conocimiento intelectual y no desde el conocimiento de nuestra fe. ¿Cómo estamos seguros de ello? Bien, ese tipo de conocimiento viene por una adoración íntima que nos lleva a relacionarnos con Dios. Debemos adorar y guerrear. Adorar nos llenará de poder espiritual para la batalla. No podemos entrar en este tiempo sin ser adoradores puros. El adorador siempre desarrollará la imagen de Cristo en nosotros y nos llenará de poder para la victoria. Continúe leyendo, ¡se pondrá mucho mejor!
Utilizando nuestros escudos con forma de puertas
Cuando el Apóstol Pablo describió nuestro escudo de fe, utiliza la palabra “thureos”. En griego, esta es la palabra para “puerta”. Es interesante ver que los soldados romanos usaban escudos con forma de puertas. Se refiere a las puertas de un castillo, simbolizando una fortaleza móvil. Los escudos con forma de puerta atrajeron mi atención. ¿Por qué? ¡Porque Jesús es la puerta! Su victoria es la fortaleza en contra del enemigo. Cuando sostenemos nuestros escudos, ¡el enemigo ve el reflejo de Jesús! ¡Ningún diablo puede sostenerse ante eso!
Además, mientras sostenemos nuestros “escudos-puertas” que reflejan la imagen de Jesús, se tienen que abrir las puertas que cerró el enemigo. Jesús, el Abridor, va delante de nosotros a través de nuevas puertas de oportunidad y umbrales de nuevas victorias. Conocer a Cristo en la intimidad, nos llena de poder para declarar con osadía el pasaje de Miqueas 2:13:
“El que abre brecha marchará al frente y también ellos se abrirán camino; atravesarán la puerta y se irán, mientras su rey avanza al frente, mientras el Señor va a la cabeza” (Ex.23:20-21, 33:14, Isaías 63:8-9, Oseas 3:5, Amós 9:11).
Como Jesús es nuestro Sol y Escudo, seremos llenos de poder para pelear la buena batalla de la fe. El Salmo 84:11 describe al Señor como el sol y el escudo, prometiendo que protegerá y proveerá para aquellos que caminen sin culpa, sin que les falte nada.
Línea de base: Como Él es Quien dice que es, un Dios que no miente, no retendrá ninguna cosa buena de nosotros. Sin importar la economía, el gobierno o las circunstancias de la vida diaria, declara que es Dios y no cambia. El Salmo 34:9 nos promete a cada uno de nosotros: “A los que temen al Señor, no les faltará nada”.
¡Saquen sus escudos de fe y úsenlos!
Permítame terminar con algunas directivas:
1. Use este tiempo de cambio para desarrollar un mayor nivel de fe.
2. Identifique las tácticas que el enemigo está utilizando para impedir su avance.
3. Pase tiempo adorando en intimidad. Durante la adoración, permita que Dios le hable desde las Escrituras para declarar y afirmarse. Estas Escrituras y declaraciones serán parte del escudo que utilizará en la batalla.
4. Use su tiempo de adoración para permitirle a Dios que lo transforme a su imagen.
5. Póngase de acuerdo con lo que dice Dios acerca de usted, permita que sea parte de su arsenal físico en contra del diablo mientras se levanta su verdadera identidad ordenada por Dios. Permita que Dios reemplace su viejo escudo por uno nuevo con “forma de puerta”.
6. Por fe, comience a declarar y decretar lo que Dios le habló. Declare sus promesas con osadía. Recuerde, pasó tiempo con Él en el lugar secreto y lo estuvo transformando su imagen. Ahora se ve más como Jesús, suena más como Jesús… entonces, puede reprender al enemigo y tendrá que huir.
7. Recuerde que mientras declara su victoria, Jesús tomó su pobreza, su enfermedad, su escasez y sus pecados para clavarlos en la Cruz. Él murió para que pudiera caminar en libertad.
8. Por fe, crea que Jesús derrotó a su enemigo. Elija rechazar todo el desaliento y el temor. Jesús es nuestro “escudo con forma de puerta”, para quebrar nuestro pasado. ¡Camine a través de la puerta abierta hacia su futuro!
Usted tiene una voz nueva y más profunda en el Espíritu. ¡Es tiempo de usarla!
Bendiciones,
Sandie Freed
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