Jorge
Whitefield predicaba en forma tan vívida que parecía casi sobrenatural,
se dice que pronunció más de 18.000 sermones; la forma que contaba sus
escenas eran tan naturales que muchos de sus oyentes reaccionaban con
expresiones o gestos. Sin embargo, el secreto de la gran cosecha de
almas salvas no era su maravillosa voz, ni su gran elocuencia. Tampoco
se debía a que la gente tuviese el corazón abierto para recibir el
evangelio, porque ése era un tiempo de gran decadencia espiritual entre
los creyentes. Tampoco fue porque le faltase oposición; repetidas
veces Whitefield predicó en los campos porque las iglesias le habían
cerrado las puertas. A veces ni los hoteles querían aceptarlo como
huésped. En Basingstoke fue agredido a palos. En Staffordshire le
tiraron terrones de tierra. En Moorfield destruyeron la mesa que le
servía de púlpito y le arrojaron la basura de la feria. En Evesham las
autoridades, antes de su sermón, lo amenazaron con prenderlo si
predicaba. En exeter, mientras predicada ante un auditorio de diez mil
personas, fue apedreado de tal modo que llegó a pensar que le había
llegado su hora y en otro lugar lo apedrearon nuevamente hasta dejarlo
cubierto de sangre; verdaderamente llevo en su cuerpo las marcas de
Jesús. Pero su gran secreto para obtener esos grandes resultados de
almas salvadas fue el amor a Jesús.
En 1744 volvió a las colonias de Norteamericana arrastró a muchedumbres entusiastas. A su regreso a Inglaterra en 1748 se convirtió en capellán de la líder religiosa Selina Hastings, condesa de Huntington, que financió sus actividades evangélicas y le permitió acceder a numerosos miembros de la nobleza británica. A partir de 1751 predicó por toda Gran Bretaña e Irlanda y en América. También encontró tiempo para recopilar un libro de himnos que apareció en 1753.
Atravesó el Atlantico tres veces, visito Escocia catorce veces, fue a Gales varias veces, estuvo en Holanda, paso cuatro meses en Portugal, en las Bermudas gano muchas almas para Cristo.
La extraordinaria influencia que ejerció durante su vida es atribuible sobre todo a su habilidad oratoria. Sus obras reunidas se publicaron después de su muerte (7 volúmenes, 1771-1772). Se le considera como un gran predicador inglés y merecedor del título de principe de los predicadores al aire libre donde predico un promedio de diez veces por semana durante un período de treinta y cuatro años, la mayoria de las veces bajo el techo construido port Dios que es el cielo y fundador de los metodistas calvinistas.
Despues del sermón que predicó en Exeter, fue a Newburyport para pasar ala noche en la casa del pastor. Al subir al dormitorio se dio cuenta en la escalera y con la vela en la mano pronunció un breve mensaje a sus amigos que allí estaban e insistían en que predicase. A las dos de la mañana se despertó, le faltaba la respiración y le dijo a su compañero sus últimas palabras que pronunció en la tierra: "Me estoy muriendo" Muere en el año de 1770 y en su entierro, las campanas de las Iglesias en Newburyport doblaron y las banderas quedaron a media asta. Ministros de todas partes vinieron a sus funerales y millares de personas no consiguieron acercarse a la puerta de la Iglesia debido a la inmensa multitud. Cumpliendo su petición fue enterrado bajo el púlpito de la Iglesia..
En 1744 volvió a las colonias de Norteamericana arrastró a muchedumbres entusiastas. A su regreso a Inglaterra en 1748 se convirtió en capellán de la líder religiosa Selina Hastings, condesa de Huntington, que financió sus actividades evangélicas y le permitió acceder a numerosos miembros de la nobleza británica. A partir de 1751 predicó por toda Gran Bretaña e Irlanda y en América. También encontró tiempo para recopilar un libro de himnos que apareció en 1753.
Atravesó el Atlantico tres veces, visito Escocia catorce veces, fue a Gales varias veces, estuvo en Holanda, paso cuatro meses en Portugal, en las Bermudas gano muchas almas para Cristo.
La extraordinaria influencia que ejerció durante su vida es atribuible sobre todo a su habilidad oratoria. Sus obras reunidas se publicaron después de su muerte (7 volúmenes, 1771-1772). Se le considera como un gran predicador inglés y merecedor del título de principe de los predicadores al aire libre donde predico un promedio de diez veces por semana durante un período de treinta y cuatro años, la mayoria de las veces bajo el techo construido port Dios que es el cielo y fundador de los metodistas calvinistas.
Despues del sermón que predicó en Exeter, fue a Newburyport para pasar ala noche en la casa del pastor. Al subir al dormitorio se dio cuenta en la escalera y con la vela en la mano pronunció un breve mensaje a sus amigos que allí estaban e insistían en que predicase. A las dos de la mañana se despertó, le faltaba la respiración y le dijo a su compañero sus últimas palabras que pronunció en la tierra: "Me estoy muriendo" Muere en el año de 1770 y en su entierro, las campanas de las Iglesias en Newburyport doblaron y las banderas quedaron a media asta. Ministros de todas partes vinieron a sus funerales y millares de personas no consiguieron acercarse a la puerta de la Iglesia debido a la inmensa multitud. Cumpliendo su petición fue enterrado bajo el púlpito de la Iglesia..
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