TRES COSAS IMPORTANTES EN CUANTO A LA SALVACION DE LOS PECADORES
Billy Graham |
Dejé la plataforma desalentado. Allí estaba un comerciante alemán, un verdadero hombre de Dios, que me abrazó y me dijo: "Billy, ¿sabes lo que anduvo mal esta noche? No predicaste la cruz."
La noche siguente prediqué sobre la sangre de Cristo, y una multitud enorme aceptó a Cristo como Salvador. Cuando proclamamos el evangelio de Cristo, cuando predicamos a Cristo crucificado y resucitado, hay un poder inherente al mensaje.
Quienes proclaman el evangelio necesitan comprender, como lo subrayó Pablo, que el hombre natural no puede aceptar la verdad de Cristo mediante el razonamiento y la lógica porque hay un velo sobre él. Es un velo sobrenatural que sólo puede ser traspasado por el Espíritu Santo. Cuando Pablo fue a Corinto, dijo: "Pues me propuse no saber a Jesucristo, y a éste crucificado." De esa manera él resumía su mensaje a los corintios.
¿Por qué semejante afirmación? Pablo sabía que la cruz y la resurrección tienen su propio poder comunicativo. El sabía que el Espiritu Santo toma el sencillo mensaje de la cruz, con su mensaje de amor y gracia redentora, y le infunde autoridad.
La realidad gloriosa es que el Espíritu Santo toma el mensaje, no importa cuán débil o sencillo sea, y lo trasmite a la mente y al corazón. Es la acción sobrenatural que quiebra los obstáculos. El Espíritu Santo es el que da el mensaje. Cuando estoy ante mis oyentes, puedo confiar en que el Espíritu Santo toque las cuerdas sensibles del alma de los que escuchan el mensaje.
En primer lugar, sé que las necesidades de la vida no son totalmente satisfechas por el progreso social ni por la abundancia material. Eso es cierto en cualquier parte del mundo. Jesús dijo que: "la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee." Algunas de las personas más desconsoladas que conozco son millonarias.
La noche siguente prediqué sobre la sangre de Cristo, y una multitud enorme aceptó a Cristo como Salvador. Cuando proclamamos el evangelio de Cristo, cuando predicamos a Cristo crucificado y resucitado, hay un poder inherente al mensaje.
Quienes proclaman el evangelio necesitan comprender, como lo subrayó Pablo, que el hombre natural no puede aceptar la verdad de Cristo mediante el razonamiento y la lógica porque hay un velo sobre él. Es un velo sobrenatural que sólo puede ser traspasado por el Espíritu Santo. Cuando Pablo fue a Corinto, dijo: "Pues me propuse no saber a Jesucristo, y a éste crucificado." De esa manera él resumía su mensaje a los corintios.
¿Por qué semejante afirmación? Pablo sabía que la cruz y la resurrección tienen su propio poder comunicativo. El sabía que el Espiritu Santo toma el sencillo mensaje de la cruz, con su mensaje de amor y gracia redentora, y le infunde autoridad.
La realidad gloriosa es que el Espíritu Santo toma el mensaje, no importa cuán débil o sencillo sea, y lo trasmite a la mente y al corazón. Es la acción sobrenatural que quiebra los obstáculos. El Espíritu Santo es el que da el mensaje. Cuando estoy ante mis oyentes, puedo confiar en que el Espíritu Santo toque las cuerdas sensibles del alma de los que escuchan el mensaje.
En primer lugar, sé que las necesidades de la vida no son totalmente satisfechas por el progreso social ni por la abundancia material. Eso es cierto en cualquier parte del mundo. Jesús dijo que: "la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee." Algunas de las personas más desconsoladas que conozco son millonarias.
En segundo lugar, sé que hay un vacío inherente a cada vida sin Cristo. Millones de personas claman por algo que llene ese vacío, pero nada parece satisfacerlas. El dinero no satisface y las experiencias sensuales tampoco. ¿Qué busca la gente? La gente busca a Dios porque sólo Dios satisface.
Le pregunté al presidente de una universidad: "¿Cuál es las mayor necesidad que usted cree que tengan aquí los estudiantes?" El me contestó: "Entrega. Necesitan entregarse a algo, porque muchos no se sienten compromietidos con nada." Ellos buscan algo. Hay un vacío en cada vida que sólo Dios puede llenar. Cuando proclamamos el evangelio, hablamos directamente a ese vacío que hay en cada corazón, y que únicamente Jesucristo puede llenar.
En tercer lugar, sé que hay mucha gente ansiosa de compañia. Tengo un amigo que es psicólogo y teólogo en una universidad norteamericana. Un día le pregunté: "¿Cuál es el mayor problema de los pacientes que acuden a ti por ayuda?" Pensó por un instante y luego respondió:"La soledad. Y cuando usted investiga, descubre que ansían la compañia de Dios." Hay un anhelo profundo por Dios porque el hombre está separado de su Creador.
Le pregunté al presidente de una universidad: "¿Cuál es las mayor necesidad que usted cree que tengan aquí los estudiantes?" El me contestó: "Entrega. Necesitan entregarse a algo, porque muchos no se sienten compromietidos con nada." Ellos buscan algo. Hay un vacío en cada vida que sólo Dios puede llenar. Cuando proclamamos el evangelio, hablamos directamente a ese vacío que hay en cada corazón, y que únicamente Jesucristo puede llenar.
En tercer lugar, sé que hay mucha gente ansiosa de compañia. Tengo un amigo que es psicólogo y teólogo en una universidad norteamericana. Un día le pregunté: "¿Cuál es el mayor problema de los pacientes que acuden a ti por ayuda?" Pensó por un instante y luego respondió:"La soledad. Y cuando usted investiga, descubre que ansían la compañia de Dios." Hay un anhelo profundo por Dios porque el hombre está separado de su Creador.
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