el León de la tribu de Judá, la Raíz de David

Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío.

Tenemos también la palabra profética más segura

Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos HOMBRES DE DIOS hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida

Pero levantándose Pedro, corrió al SEPULCRO; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.

Porque en él fueron creadas todas las cosas

El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando.

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo

El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto

“Oración para introducirnos en la vida abundante”

Por Paul Cox

La siguiente “oración para introducirnos a la vida abundante”, fue escrita por Paul Cox el año pasado en Octubre del 2008, mientras se encontraba en Australia:
Oración para introducirnos en la vida abundante
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que culparon a Dios por perjudicarlos y rodearlos con su red (Job 19:6-26).
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que bloquearon y tapiaron sus caminos, dirigiendo sus pasos hacia las tinieblas.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que culparon a Dios por avergonzarlos al desvestirlos de su gloria y remover las coronas de sus cabezas.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que culparon a Dios por destruirlos y demolerlos por todas partes, destruyendo su esperanza y acabándolos.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que culparon a Dios por ser su enemigo y lo culparon por enfurecerse contra ellos, enviando tropas en su contra o tropas para abrir caminos para atacarlos, acampando alrededor de sus cuerpos y sus moradas.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que tuvieron un corazón temeroso e incrédulo que los llevó a apartarse del camino de santidad. Te pido por la restauración de las sendas antiguas donde la alegría y el gozo se apoderaban de nosotros. Abrazo mi derecho de primogenitura para caminar conociendo al Señor.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional por las creencias perversas donde estuvimos operando en nuestra mentalidad superficial, donde tratamos de hacer las cosas por nosotros mismos. Señor, elijo trabajar en tu conocimiento, entendimiento, sabiduría y discernimiento. Señor, elijo trabajar contigo para cambiar mis caminos para poder caminar en las sendas antiguas establecidas antes de la caída. Elijo caminar en tu sanidad y permitir que tu fortaleza fluya desde tu Agua de vida (Isaías 35).
Me arrepiento por mí y por toda mi línea generacional que utilizaron sus sentidos físicos y espirituales por caminos errados, eligiendo operar sólo en su mente natural. Señor, quiebra toda la iniquidad que fluyó desde esas decisiones ignorando tu mente, corazón y voluntad. Señor, también te pido que remuevas toda la iniquidad de los sentidos que Dios me dio.
Señor, te pido que restaures mi habilidad para usar todos mis sentidos para discernir tu mente, tu corazón y tu voluntad.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que culparon a Dios por remover de ellos a sus amigos, familiares y empleos, poniendo a la gente en contra de ellos hasta menospreciarlos y odiarlos hasta la muerte.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que culparon a Dios por herirlos y perseguirlos.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que desearon que sus acusaciones en contra de Dios y sus sufrimientos, se registraran en piedra para siempre.
Señor, me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que no siguieron tus caminos ni anduvieron en tus pasos.
Me arrepiento por no desear caminar en tus caminos y luego no hallar descanso para mi alma (Jeremías 6:16).
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que creyeron que Dios escondía el bien de ellos y creyeron que podían ser como Él, conociendo el bien y el mal.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que rechazaron la ley del Señor y el testimonio de su Espíritu, apartándose de su sabiduría y su verdad, entrando al reino de sus propias almas (Salmo 19:7).
Me arrepiento por aquellos que confiaron en el conocimiento del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal. Me arrepiento por aquellos que confiaron en su propio conocimiento.
Me arrepiento por todos aquellos en mi línea generacional que abandonaron al Señor, la Fuente de agua viva y crearon para ellos mismos cisternas rotas que no retienen agua (Jeremías 2:13).
Rechazo la aceptación de las semillas de satanás en nuestras mentes que comenzaron con la caída del hombre cuando creímos la mentira donde podíamos ser iguales a Dios.
Me arrepiento por rechazar nuestra primogenitura como hijos del Altísimo y por negarme a confiar en Él.
Rechazo la concepción de la simiente de satanás de perjuicio, conflictos y la preparación para el engaño, que dieron a luz la iniquidad y los intentos de maldad en nuestra línea generacional (Job 15:35).
Señor, remueve y sella el acceso que el enemigo ganó en el vientre para llevarnos hacia lugares celestiales errados.
Señor, remueve y restaura por tu Sangre cada parte elemental de mi vida, mi herencia y primogenitura que está atrapada en el segundo cielo. Señor, cierra las puertas de maldad del segundo cielo.
Me arrepiento por aquellos en mi familia que confiaron en la sabiduría natural de los hombres y rechazaron al Espíritu de Dios (1 Corintios 2:15). Elijo confiar en los preceptos de verdad y el Espíritu de Dios para darme la mente de Cristo, dirigiendo mi mente por el camino correcto.
Rechazo la sabiduría del hombre y me arrepiento por el orgullo en mi línea familiar que vio la sabiduría de Dios como una estupidez. Declaro el derecho para elegir el vientre de mi Padre, Jehová, quien me llamó, me justificó y me glorificó por medio de Jesús desde antes de la fundación de la tierra y antes que fueran creados los elementos espirituales.
Declaro que mi primogenitura espiritual es haber sido concebido en amor (Efesios 1:4), que recibí el Espíritu de Dios que me revela la sabiduría (1 Corintios 2:10), que recibí ojos espirituales en mi corazón para ver las riquezas de su herencia gloriosa (Efesios 1:8). Declaro que fui formado a la imagen de su glorioso Hijo. Rechazo la semilla de satanás y rechazo mi posición como hijo del padre de mentiras y asesino (Juan 8:44). Te pido Abba Padre que cierres los ojos que se abrieron cuando Adán y Eva participaron del árbol del Conocimiento del bien y el mal.
Renuncio y rechazo cada derecho perverso o autoridad otorgados a mi alma para dirigir mi mente por caminos perversos.
Me pongo de acuerdo con los planes originales de Dios donde toda sabiduría espiritual sobre el bien y el mal se origina en su Trono y se revela a mi espíritu. Me pongo de acuerdo con el Espíritu Santo para permitir que guíe mi espíritu, alma y cuerpo. Recibo la semilla del Espíritu Santo en mi espíritu que por su poder clama: “Abba Padre”.
Señor, en mi nombre y en el de mi línea familiar, me arrepiento por cuestionar la Palabra de Dios e invitar a mi vida la influencia del Leviatán, el rey del orgullo (Job 41:34).
Señor, elijo ser dirigido por tus mandamientos para que puedas ensanchar mi corazón (Salmo 119:32).
Declaro que mi Redentor vive y mientras yo siga con vida, veré a Dios por mí mismo y con mis propios ojos (Job 19:25-26).
Declaro que mi esperanza está en Ti, mi Redentor. Te pido que restaures las sendas antiguas en mí y enciende tu Luz en mí para que pueda verte con mis ojos. Te pido que restaures mi primogenitura robada, mi gloria y mi corona.
Padre, te agradezco que antes de haberme formado en el vientre de mi madre, predeterminaste mi primogenitura, la senda de gloria en la que debo caminar.
En mi nombre y en el de mi línea generacional, me arrepiento y renuncio a rechazar la verdad que Tú formaste mi ser interior y ordenaste todos los días para mí, escribiéndolos en tu libro antes que sucedieran.
Padre, en mi nombre y en el de mi línea generacional, me arrepiento y renuncio a rechazar las sendas antiguas que Tú elegiste para que transitara.
Padre, en mi nombre y en el de mi línea generacional, me arrepiento y renuncio por alinear mis pensamientos con la maldad. Señor, rechazo esos pensamientos, así como buscar el derramamiento de sangre.
Padre, declaro que fui creado temeroso y de una manera maravillosa, Tú me guiarás por el camino eterno. Declaro que todas Tus obras son maravillosas.
Señor, estoy de acuerdo con tu Palabra que dice que las armas de mi guerra no son carnales, sino poderosas en Ti para derribar fortalezas. Elijo derribar todas las imaginaciones y toda altivez que se levante en contra del conocimiento de Dios. Elijo llevar todo pensamiento a la cautividad en la obediencia a Cristo (2 Corintios 10:4-6).
Señor, suelta el poder de la resurrección del Espíritu Santo para restaurarme en las sendas de santidad. Señor, que tu amor perfecto recorra todo mi ser echando fuera todo temor. Te pido Señor que repares y reemplaces cualquier parte de mi cerebro o vías neurológicas necesarias para establecer la conexión entre mi Padre celestial y los hombres.
Señor, haz que pueda habitar en el Lugar secreto del Altísimo. Declaro que mi primogenitura es para caminar con Abba Padre en el Edén, donde puedo oír su voz y regocijarme en la intimidad de la comunión con Él. Creo que Jesús me hizo participar de esta intimidad cuando rasgó el velo en el lugar santísimo. Señor, me arrepiento por mi línea generacional que trató de lograr por las obras lo que Tú me entregaste libremente por gracia. Señor, llévame hacia el lugar de descanso y paz perfecta.
Dr. Paul L. Cox

BILL HAMMON SPANISH


Activando Ministerios por medio de la Profecía Personal.

La profecía personal cuando verdaderamente proviene del Espíritu Santo demuestra que Dios es el que está hablando.

Cuando Dios dice algo, es decretado en los cielos. Es concebido en el espíritu de la persona que recibe la palabra

del Señor, y la palabra de Dios lleva consigo el poder creativo que da vida y trae realización personal.


El aceptar la palabra profética divina es como la concepción que se lleva a cabo en la matriz de una madre, o el sembrar una semilla de maíz en la tierra. El bebe nacerá y crecerá si la madre no hace nada para abortar el proceso. La semilla germinará, crecerá y producirá una o dos mazorcas grandes si el agricultor la riega, cultiva, deshierba, y la cuida para prevenir plagas y enfermedades.


La profecía personal de parte de los profetas y el presbiterio profético es uno de los métodos ordenados por Dios para sembrar la semilla del ministerio y los dones en un individuo. La unción que fluye con la palabra profética es como la levadura que hace que el pan se levante o el agua que hace que las semillas crezca en tierra seca. El ministerio puede ser activado por la profecía personal y la unción profética pero toma disciplina, diligencia y desarrollo continuo para traer al ministerio consistencia y madurez con manifestaciones poderosas. De los cinco ministerios de ascensión, los profetas tienen la unción más grande y la capacidad de impartir y activar dones y ministerios.


Debemos recordar que este ministerio no funcionará por medio de profetas que se han llamado a si mismos profetas. No funcionará por medio de alguien que habla presuntuosamente, haciendo declaraciones proféticas de fe para llevar a cabo sus propias ideas y deseos. Los pensamientos declarados deben tener su origen en la mente y voluntad de Dios para que puedan ser creativamente productivos. Siempre hay aquellos que aprenden una verdad y entonces tratan de traer resultados por medio de fórmulas de fe, enseñanza teológica, o disciplinas doctrinales, pero esto es obra del Espíritu por medio del ministerio profético ordenado por Dios. Cualquier sustituto es una falsificación. Esto no sería productivo y sería un obstaculo para la persona que está profetizando y para él que está recibiendo la palabra sin unción. .



Cuando la profecía personal fluye en el orden divino, concebirá y activará el ministerio de los miembros y de los ministros en la Iglesia. A continuación mencionaré dos ejemplos de la vida de aquellos que han probado estos principios. En 1985 un pastor de Carolina del Norte asistió a uno de nuestros Seminarios Proféticos y del Espíritu Santo. Él asistió a la sesión sobre cómo activar los dones del Espíritu Santo en nuestras vidas y fue ministrado por mi persona y por el presbiterio profético; el equipo estaba conformado por el personal de CI y la compañía de profetas presente (Normalmente, hay tres profetas en cada equipo profético, y una o dos personas que están con el equipo recibiendo entrenamiento y activación). Este pastor recibió varias profecías acerca de muchas áreas de su vida. El Señor me dio revelación para profetizar dones y ministerios específicos que serían manifestados en su vida, incluyendo la palabra de ciencia y unción para ministrar profecía personal y sanidad.


Hablando más tarde con él me explicó que apreciaba las palabras y el entusiasmo de aquellos que le habían ministrado, pero que él no fluia en esas áreas. Él me dijo que había viajado con uno de los ministros más usados en la sanidad y que manifestaba los dones del Espíritu, pero que nunca había funcionado con él. Él no dudaba que Dios algún día podía usarle de esa manera, pero en ese momento él no podía entender la palabra.


Sin embargo, este pastor nos llamó una semana, después con un reporte impresionante. Cuando él llegó a su casa y comenzó a ministrar el domingo en la mañana, el Espíritu Santo comenzó a moverse en él y su fe fue activada y empezó a hacer exactamente lo que la profecía personal había declarado. A la 1:30 de esa tarde él todavía estaba dando palabra de ciencia, profetizando y ministrando sanidad a aquellas necesidades que Dios le había revelado. La palabra profética había concebido y activado los dones y la unción para ese ministerio. Además, Dios usó una situación pequeña para asegurarse d~ que el pastor ejercitará su fe y le permitiera a Dios obrar. El había traído a uno de sus nuevos convertidos al seminario. De regreso a casa este cristiano nuevo le dijo, "¿Pastor, no es emocionante lo que Dios va a hacer por medio de usted cuando regresemos a casa este Domingo? ¿Recuerda lo que Dios dijo por medio de los profetas que usted haría al regresar?" Él tendría que desacreditar a los profetas y la profecía delante de este miembro nuevo, o tendría que creer y esperar en Dios para hacer lo que se le había profetizado. Así que él confió en Dios y fue establecido en su fe para creer que se cumpliría; él creyó en los profetas de Dios y prosperó en su ministerio. Este testimonio es típico de muchas otras personas a quienes se les ha ministrado profeticamente y han obtenido resultados similares. Con frecuencia les recuerdo a los participantes en el seminario que nosotros no imponemos manos vacías sobre vasos vacíos, pero imponemos manos ungidas sobre cabezas ungidas para recibir resultados ungidos. Siempre esperamos que los dones sean impartidos y activados en aquellos que asisten a nuestros seminarios, así como Billy Graham espera que el don de la vida eterna sea impartido y activado en aquellos que asisten a sus campañas. El mismo evangelio de verdad que predica que trae fe y convicción para recibir el don de la vida eterna es la palabra de fe que predicamos y que trae la unción y fe para activar los dones y llamados de Dios en su pueblo.Aun otro testimonio del poder profético para activar un ministerio proviene de parte de un líder de un grupo musical que ministró conmigo en una reunión en Atlanta, Georgia, en Octubre de 1979. Les profeticé a todos los integrantes del grupo en esa eunión. Parte de la profecía para un joven era que Dios le estaba dando la habilidad de escribir cantos, y que estos cantos serian entonados alrededor del mundo.


Él testificó que unos meses después de la profecía, el coro "Yo Soy" fue inspirado en él. Ese fue el primero de los muchos coros que él ha escrito desde ese entonces. La palabra profética ungida del profeta fue la semilla sembrada, y la unción profética la que despertó una habilidad mayor en él. Este músico siguió regando la semilla con oración, meditación, y con lealtad siguió fluyendo en su ministerio hasta que la semilla germinó, brotó y pasó de ser una unción en su espíritu a una revelación en su mente, lo cual trajo entendimiento para las palabras y la música para los cantos. Él ha sido fiel cultivando esa planta, que ahora ha cosechado cientos de canciones y coros nuevos que son una bendición al cuerpo de Cristo alrededor del mundo. El responder adecuadamente a su profecía personal, trajo consigo que cada palabra llegara a su cumplimiento.


Una Práctica Común en la Iglesia Primitiva.


El impartir y activar un ministerio era una práctica común en la Iglesia primitiva. Podemos ver esto en las palabras de Pablo a Timoteo: "No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio." Pablo le recordó a Timoteo que su don divino fue impartido sobre él por medio de la profecía (1 Ti. 4:14). En su segunda epístola le volvió a recordar "por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos" (2 Ti. 1:6). Evidentemente el apóstol creía y practicaba· el ministerio de la imposición de las manos y la profecía para impartir y activar los dones divinos y ministerios en el pueblo de Dios. Esto fue confirmado por la declaración de Pablo a los cristianos de Roma, con los cuales deseaba estar, "Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados" (Ro. 1:11). Estos versículos son suficiente para demostramos que ésta práctica era un minister io establecido y normal en la Iglesia; de hecho, hay muchos versículos sobre este tema y otras prácticas cristianas básicas, tales como la santa cena, el bautismo, el diezmo, las ofrendas, el coro, la orquesta de la Iglesia, y el orden de las reuniones de la Iglesia. Tenemos referencias claras en, las epístolas y ejemplos en el libro de los Hechos acerca de la imposición de manos, activación, sanidad, dirección del Espíritu Santo, revelación, instrucción general y ánimo. Además debemos recordar que la "imposición de manos " es uno de las seis doctrinas importantes de· Cristo que han sido mencionados en Hebreos 6:1-2.

Las Iglesia y los cristianos que no practican este ministerio o que no lo tienen disponible, están perdiendo una obra muy importante del espíritu Santo. Las Escrituras nos dicen que el Espíritu trae iluminación, y nos muestra las cosas que han de venir, para revelar ministerios, y activar los dones. El profeta y la profecía personal son instrumentos y formas que el espíritu Santo usa para llevar a cabo esta obra.

UNA PALABRA PARA LA IGLESIA:¡ GOZATE!

Por Sean Feucht

Cuando me enteré hace poco tiempo que mi padre tenía un gran tumor cerebral en Nueva Zelanda, mi familia y yo tuvimos que correr con ese asunto. Debo ser honesto al decirle que nunca antes había enfrentado una situación como esta en toda mi vida. Justo cuando terminaba mi primer libro y estaba a punto de enviárselo a los editores, sentí que tenía todo bajo control respecto a lo que Dios está haciendo con mi vida en este tiempo. Pero esta situación me tomó fuera de base. Ahora sé lo que se siente al estar quebrantado como nunca antes en toda mi vida.

Esta situación expuso cada temor, pensamiento de ansiedad y mentira de incredulidad que de alguna manera se escondió en la profundidad de mi alma. Pero así como el enemigo trabajó en contra de mi familia con furia para tratar de hacerme caer en el desánimo, el temor y el pánico por medio de los reportes médicos, Dios me atraía cada vez más hacia Él. No podía explicarlo con claridad, pero es una cercanía extraña de su presencia que se negaba a apartarse de nuestro lado. Sin importar si estaba orando, adorando, reunido con los médicos o teniendo una conversación casual, había una atmósfera de paz y reposo que nunca antes había conocido.

No estoy para nada impresionado con la estrategia del enemigo o con sus obras de maldad. Mi familia y yo confiamos plenamente, creemos y esperamos una sanidad milagrosa que traiga gloria a Dios. No tenemos otra opción. Pero me siento impulsado a compartir algo de mi experiencia de fe, porque sé que lo fortalecerá y desatará una esperanza fresca en su corazón.

Hay una palabra para la Iglesia ahora mismo que no puedo dejar de pensar a la luz de las experiencias de las últimas semanas que pasé: “Es alegre”.



Su mayor arma secreta

Dios reveló con claridad y activó lo que creía que era su mayor arma secreta en estos últimos días en contra de cada plan y estrategia perversa del enemigo. Esta estrategia es simplemente su Esposa llenándose de vida. Aunque crecí en la Iglesia toda mi vida y acudí por lo menos 87 veces al altar para entregarme al Señor antes de lo seis años, nunca fui testigo de la fortaleza, el poder y la fuerza que se generaba cuando la Iglesia se ransformaba en una realidad viva en mi vida.

Cada vez que aparecen noticias como estas, nos sentimos abrumados y atónitos con el clamor global de la Iglesia para pelear, sostener, alentarnos y afirmarnos en cada paso del camino para pelear por nuestro avivamiento y sanidad. Hubo personas que dejaron de hacer sus cosas, viajaban largas distancias y nos entregaban cantidades de recursos para ayudarnos en nuestro tiempo de necesidad. Hubo comunidades enteras por todo el mundo que organizaron cadenas de oración las 24 hs del día, los 7 días de la semana para cubrir a nuestra familia, aunque nunca tuvieron el privilegio de conocer a mi padre. Varios amigos cercanos se negaron a abandonar sus ayunos hasta que se desatara una sanidad completa. Las relaciones de pacto nunca fueron tan fuertes en mi vida y esto me llenó de fuerzas y fuego como nunca.

Por la naturaleza de esta enfermedad agresiva y demoníaca para la cual no hay cura médica, la Iglesia se dio cuenta que una respuesta sobre la vida de mi padre, establecería un precedente legal para que se soltaran sanidades y respuestas para todos aquellos que están bajo ataques de enfermedad por todo el mundo. Miles o millones de vidas son cortadas antes de tiempo cada año por diversos tumores. Estamos orando para ver la manifestación de las respuestas más contundentes durante las últimas semanas, aún sobre la vida de mi padre. Pero nuestras oraciones y clamores están enfocados en erradicar los tumores y el cáncer de toda la humanidad. La Iglesia se fortalecerá con la simiente prometida que aplastará la cabeza de la serpiente conforme a Génesis 3:15.

Es flexible

La Novia de Cristo es hermosa y poderosamente flexible. Aunque somos conscientes de los asuntos y desafíos de la Iglesia en Occidente, en esta hora Dios está mostrando su flexibilidad para pelear, perseverar y vencer como Él. Se deben eliminar las ofensas, excusas, sarcasmos, cinismos y engaños que se levantan en nuestros corazones, mientras recuperamos la frescura en el mandato del Cuerpo para transformar al mundo.

Estaba predicando en Greensboro, Carolina del Norte, cuando el Señor bombardeó mi espíritu con la promesa de Jesús que aún las puertas del infierno no prevalecerían en contra de la Iglesia (Mateo 16:18). Mientras miramos la devastación, el hambre, las guerras y las fuerzas del infierno que sueltan muerte y temor sobre todo el mundo, sólo un poder es capaz de confrontar y combatir este reino. Sea el tsunami de Indonesia, el tráfico humano de esclavos en Cambodia, el tremendo terremoto en Haití o el tumor canceroso en Virginia, la Iglesia siempre fue la primera en llegar a la escena para responder, extender sanidad y esperanza hacia el mundo. Llenos del mismo poder que levantó a Jesucristo de la tumba, es brillante y radiante para demostrar el Reino y las obras del Cielo hacia los quebrantados y oprimidos.

“Ella es flexible”. Aunque satanás trabaja implacablemente para sacudirla y extinguirla por medio de la persecución, la muerte, la apatía y el espíritu del humanismo, se vuelve a levantar más fuerte. Esta evidencia se puede ver con claridad hoy en la Iglesia en China, India, Irán y aún en los campus universitarios de EEUU, explotando de una manera sin precedentes en la historia en medio de la adversidad.

El clamor sostenido

Le estoy escribiendo desde la ciudad menos alcanzada y con menos Iglesias en el continente Americano. Más de 85 naciones, 5500 atletas, dignitarios de jerarquía y jefes de estado llegan a Vancouver, Canadá, representando un flujo de cientos de miles de personas. Este es el mayor evento deportivo y cultural de los últimos dos años y los ojos del mundo estarán enfocados en esta ciudad.

Una vez más, la Iglesia se posicionó correctamente en medio de este frenesí caótico de adoración, intercesión y amantes de Cristo de todas las denominaciones e Iglesias que encendieron la antorcha de la intimidad y el amor por 24 horas. Lo hicimos hace dos años en Beijing con la Iglesia subterránea y estamos aquí una vez más con una fe fresca y alegre. Es un clamor sostenido y unificado que reverberará por toda la ciudad de Vancouver y hará eco en los corazones de las tribus de cada rincón de la tierra. En la paz de su presencia, sabemos que todo es posible y nuestros corazones explotan con expectativa y fe para que ocurra un cambio en toda la región.

El espíritu del humanismo, las enfermedades incurables, el hambre, las guerras y los rumores de guerra, los desastres naturales y el cinismo, no harán retroceder a la Iglesia porque se acerca su mejor tiempo con velocidad. Brillará con una intensidad que atraerá a las “naciones hacia su luz y a los reyes hacia el brillo de su amanecer” (Isaías 60).

Únanse a nosotros con sus oraciones para desatar un avivamiento global por todo el mundo y para que se vaporicen los tumores mientras nos afirmamos con una alegría que revela el espíritu vencedor de Jesucristo.

“Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos” (2 Corintios 4:8-9).

¡La Iglesia está con gozo!

ALMA Y ESPIRITU 3 / W NEE



NUESTRAS OCUPACIONES
Permítanme primeramente explicar el título de este capítulo. Supongamos que un padre le pide a su hijo que haga algo. El padre le da órdenes, pero el hijo responde: “Estoy ocupado; lo haré cuando termine lo que estoy haciendo”. A esto me refiero con el título “nuestras ocupaciones”. Antes de que el padre le hiciera tal petición, el hijo se encontraba ocupado. Todos tenemos nuestras ocupaciones. Cuando seguimos al Señor, las cosas en las que estamos ocupados nos estorban. Sentimos la obligación de prestar atención primero a nuestras ocupaciones, y esto hace que se demore la realización de la tarea que Dios nos asigna. Es difícil encontrar a alguien que no tenga ninguna ocupación. Antes de que Dios nos hable y de que el hombre exterior sea quebrantado, por lo general ya tenemos nuestras ocupaciones. El hombre exterior siempre está activo en muchos asuntos, trabajos y actividades, de tal manera que cuando el Espíritu de Dios actúa en nuestro espíritu, al hombre exterior le resulta imposible cumplir lo que Dios exige. Nuestras ocupaciones nos impiden ser útiles espiritualmente de una manera eficaz.

DIOS LIMITA LA FUERZA DEL HOMBRE EXTERIOR

Dios limita la fuerza de nuestro hombre exterior. Supongamos que un hermano no es muy fuerte y sólo puede levantar cincuenta catis [N. de T.: una medida china de peso de aproximadamente una libra]. Si ya tiene cincuenta catis sobre sus hombros, no se le puede añadir diez más. Su fuerza tiene un límite. Su capacidad para cargar tiene un límite máximo de cincuenta catis; y esta carga es lo que lo mantiene ocupado. Esta es una analogía. La fuerza de nuestro hombre exterior es limitada, del mismo modo que lo está la de nuestro cuerpo.
Mucha gente está consciente de que la fuerza de su cuerpo es limitada, pero no entiende que la fuerza de su hombre exterior también lo es, y como resultado desperdicia la fuerza de su hombre exterior. Supongamos que alguien entrega todo su amor a sus padres. No le quedará fuerza para amar a los hermanos ni a todos sus semejantes. Así, al agotar su fuerza, no le queda nada para los demás. 


La fuerza mental del hombre también es limitada. Nadie posee una capacidad ilimitada de energía mental. Si alguien dedica mucho tiempo a algo, esto es, si su mente se ocupa completamente en algún asunto, no tendrá fuerza para pensar en nada más. Romanos 8 nos dice que la ley del Espíritu de vida nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte. ¿Por qué entonces la ley del espíritu de vida no opera en algunas personas? La Biblia también nos muestra que la justicia de la ley se cumple en aquellos que andan conforme al espíritu. En otras palabras, la ley del Espíritu de vida sólo tiene efecto en aquellos que son espirituales, los que ponen su mente en los asuntos espirituales y no en la carne.


 Sólo quienes no se ocupan de la carne pueden atender a los asuntos espirituales. La expresión poner la mente puede traducirse “prestar atención” o “tener cuidado”. Supongamos que una madre sale de su casa y encarga su pequeña hija al cuidado de una amiga, a la que le dice: “Por favor cuida a mi niña”. ¿Qué significa cuidar a un niño? Significa ponerle atención todo el tiempo. Una persona sólo puede atender a una cosa a la vez; no puede ocuparse de dos cosas al mismo tiempo. Si alguien encomienda un niño a nuestro cuidado, no podemos cuidarlo y, aparte, cuidar a las ovejas y a las vacas que están en un monte. Si cuidamos al niño, no podemos hacer otra cosa. Sólo aquellos que no atienden a su carne pueden atender a su espíritu, y sólo los que atienden a su espíritu reciben el beneficio de la ley del Espíritu.

 Nuestra fuerza mental es limitada. Si la desperdiciamos en asuntos carnales, no tendremos suficiente energía mental para dedicarla a las espirituales. Si ponemos nuestra mente en la carne, no nos quedará fuerza para poner nuestra mente en el espíritu. 

Debemos ver este asunto claramente: la fuerza de nuestro hombre exterior está limitada de la misma manera que la fuerza de nuestros brazos. Por lo tanto, si ya tenemos nuestras ocupaciones, no podemos dedicarnos a las cosas de Dios. Nuestras ocupaciones son inversamente proporcionales al poder con el que servimos a Dios. Eso que nos ocupa es un gran obstáculo y un gran impedimento. 


Supongamos que un hombre tiene muchas ocupaciones emocionales. Tiene todo tipo de deseos, anhelos y expectativas que lo distraen y lo mantienen ocupado. Tiene muchísimas ocupaciones. Cuando Dios le pide algo, no le quedan emociones, pues están agotadas. Si en los últimos dos días ha agotado sus emociones, con seguridad en los siguientes dos días no podrá sentir nada ni responder al Señor. Nuestras emociones tienen un límite, y por eso no debemos emplearlas como si fueran inagotables. 


Algunas personas tienen una voluntad férrea; tienen mucha determinación. Podría pensarse que su voluntad tiene una fuerza ilimitada. Pero aun la persona más fuerte tiene una voluntad oscilante cuando se trata de tomar una decisión delante del Señor. Se preguntará si una alternativa será tan buena como la otra. Puede aparentar ser una persona fuerte, pero cuando una situación exige el genuino ejercicio de la voluntad en relación con los intereses de Dios, su voluntad flaquea. A mucha gente le gusta expresar sus opiniones. Para todo tienen una opinión. En un momento piensan de una manera y al siguiente cambian. Nunca les faltan opiniones. Pero cuando se trata de tomar una posición en cuanto a la voluntad de Dios, vacilan. Se confunden y no son capaces de decidir debido a que su hombre exterior se encuentra muy ocupado. Hay muchos asuntos que los mantienen ocupados y los absorben por completo, de tal modo que la fuerza de su hombre exterior se agota.


EL ESPÍRITU USA AL HOMBRE EXTERIOR QUEBRANTADO

Tan pronto como nuestro hombre exterior es atado, nuestro espíritu también lo es. Cuando el espíritu sirve a otros, no puede pasar por alto al hombre exterior, como tampoco Dios pasa por alto al espíritu humano cuando Su Espíritu opera en una persona ni permite que nuestro espíritu haga a un lado nuestro hombre exterior cuando obra en otros. Este es un principio muy importante que debemos ver claramente. Siempre que el Espíritu Santo obra en alguien lo hace juntamente con el hombre, asimismo siempre que nuestro espíritu sirve a alguien lo hace juntamente con el hombre exterior.

 Nuestro espíritu debe pasar por nuestro hombre exterior al servir a otros. Siempre que nuestro hombre exterior esté ocupado en diferentes asuntos y su fuerza esté agotada, no podremos participar en la obra de Dios. Si nuestro espíritu no tiene una manera de seguir adelante, tampoco el Espíritu Santo la tendrá. El hombre exterior puede obstaculizar el camino del hombre interior e impedir que salga. Esta es la razón por la cual recalcamos tanto la necesidad de que el hombre exterior sea quebrantado. 

Siempre que nuestro hombre exterior esté ocupado, el hombre interior no hallará salida, y la obra de Dios será entorpecida. Estas ocupaciones son los asuntos que nos absorbían antes de visualizar la obra de Dios. En otras palabras, estas ocupaciones son asuntos que no están relacionados con Dios y persisten sin el requerimiento, el poder y la designación de Dios. No están bajo la mano de Dios, sino que son asuntos independientes. 



Dios tiene que quebrantar nuestro hombre exterior para poder usar nuestro hombre interior. Tiene que quebrantar nuestro amor a fin de usarlo para amar a los hermanos. Si nuestro hombre exterior no ha sido aun quebrantado, seguimos ocupados en nuestros propios asuntos, siguiendo nuestro propio camino y amando según nuestras preferencias. Dios primero tiene que quebrantar nuestro hombre exterior a fin de usar nuestro amor “quebrantado” para amar a los hermanos y a fin de ensancharlo. Una vez quebrantado el hombre exterior, el hombre interior es liberado. El hombre interior debe amar, pero debe hacerlo por medio del hombre exterior; mas si el hombre exterior se encuentra ocupado, el hombre interior no tendrá forma de hacerlo.

Nuestra voluntad es fuerte y obstinada. Cuando el hombre interior la necesita, no puede contar con ella, porque ésta se ha vuelto demasiado independiente y siempre está ocupada. 


Dios tiene que asestarnos un fuerte golpe; tiene que doblegar nuestra voluntad y humillarnos hasta el grado que seamos forzados a decir con nuestro rostro inclinado: “Señor, no me atrevo a pensar ni a preguntar ni a decidir. Te necesito en todas las cosas”. Debemos estar tan humillados que nuestra voluntad ya no pueda actuar en forma independiente. Sólo entonces el hombre interior podrá contar con nuestra voluntad y usarla. 

Si el hombre exterior no está dispuesto, el interior no podrá actuar. ¿Cómo podríamos predicar la palabra de Dios si no tuviéramos un cuerpo físico? ¿Cómo podríamos predicar sin boca? Es verdad que el espíritu es indispensable para predicar. Pero para hacerlo, también se requiere la boca. ¿Qué podría hacer una persona si sólo tuviera el espíritu pero no la boca? 


En el día de Pentecostés encontramos la obra del Espíritu Santo, pero también encontramos el don de hablar con denuedo. Sin las palabras no tendríamos la expresión para comunicar y explicar la Palabra de Dios. Si el hombre no habla, Dios no puede hablar. Obviamente la palabra del hombre no es la Palabra de Dios, pero la Palabra de Dios se expresa por medio de la palabra del hombre. Así que, el hombre debe hablar para que Dios pueda expresar Su palabra. 


Suponga que un hermano se está preparando para ministrar la Palabra de Dios. Puede tener las palabras apropiadas y una carga muy pesada en su espíritu. Pero si no tiene los pensamientos que correspondan a ella, no podrá aliviar su carga y, a la postre, ésta desaparecerá. No menospreciamos la carga, pero aun si nuestro espíritu tiene una carga muy grande, no podrá hacer nada si nuestra mente no coopera. No podemos salvar a los hombres sólo por sentir esta carga en nuestro espíritu. Necesitamos expresarla valiéndonos de nuestra mente. Además de tener la carga en nuestro interior, necesitamos la boca, la voz y la cooperación de nuestro cuerpo. El problema que vemos hoy radica en que, aunque nuestro hombre interior está disponible para recibir la carga de Dios, la mente de nuestro hombre exterior está ocupada y llena de confusión. Todo el día ofrece sus propias sugerencias y expresa sus opiniones. Bajo tales circunstancias, el espíritu no encuentra salida.

El Espíritu de Dios debe ser liberado por medio del hombre. El amor, los pensamientos y la voluntad del hombre deben estar disponibles para Dios a fin de que otros puedan sentir el amor de Dios, conocer Sus pensamientos y Su voluntad. Pero el problema de muchos cristianos es que su hombre exterior se encuentra muy ocupado en sus propios asuntos, sus puntos de vista y sus pensamientos, muy ocupado consigo mismo. Como resultado, el hombre interior no halla la manera de ser liberado. Esta es la razón por la cual Dios tiene que quebrantar el hombre exterior, lo cual no significa que la voluntad sea aniquilada, sino que tiene que ser quebrantada, quitando todo aquello que la mantiene ocupada, con el fin de que no actúe independientemente. Tampoco significa que nuestros pensamientos tengan que ser aniquilados; sino que ya no pensemos conforme a nosotros mismos, teniendo toda clase de ideas y siendo extraviados por nuestra mente divagante. Tampoco significa que nuestras emociones deban ser aniquiladas, sino que estén bajo el control y la dirección del hombre interior. De esta manera el hombre interior contará con nuestra mente, nuestra parte afectiva y nuestra voluntad, las cuales estarán disponibles.

El espíritu necesita la mente, la parte afectiva y la voluntad para poder expresarse. Necesita un hombre exterior vivo, no uno muerto; un hombre exterior abatido, herido y quebrantado, no uno hermético e intacto. El obstáculo más grande para que el Espíritu de Dios pueda fluir libremente somos nosotros mismos. Su Espíritu mora en nuestro espíritu, pero no halla salida de él. Nuestro hombre exterior está lleno de ocupaciones. Debemos pedir la misericordia de Dios para que nuestro hombre exterior sea quebrantado y así el hombre interior encuentre la manera de ser liberado. 


Dios no destruye nuestro hombre exterior, pero tampoco permite que permanezca intacto e inquebrantado; lo que quiere es abrirse paso a través de él. Desea que nuestro espíritu ame, piense y tome decisiones por medio de nuestro hombre exterior. La obra de Dios sólo puede realizarse por medio del quebrantamiento del hombre exterior. Si queremos servir a Dios tenemos que pasar por esta disciplina básica. Si nuestro hombre exterior no es quebrantado, el Señor no podrá utilizarnos. El tiene que abrirse paso a través de nuestro hombre exterior para llegar a otros.

Antes de ser quebrantado el hombre exterior, el hombre interior y el exterior se oponen entre sí. Tanto el hombre interior como el exterior son personas completas. El hombre exterior es una persona completa, independiente, libre y muy ocupada; mientras que el hombre interior se halla encarcelado. Pero cuando el hombre exterior ha sido realmente quebrantado, no actúa en forma independiente. El hombre exterior no es destruido, pero ya no se opone al hombre interior, sino que se le sujeta. De este modo sólo quedará una persona en nosotros, pues el hombre exterior estará completamente quebrantado y dispuesto a que el hombre interior lo use. 


Aquellos cuyo hombre exterior ha sido quebrantado son hombres “unificados”, pues su hombre exterior está bajo el control del hombre interior. Un incrédulo también es una persona unificada, con la diferencia de que en él el hombre interior es controlado por su hombre exterior. El incrédulo también tiene un espíritu, pero su hombre exterior es tan fuerte que el interior está completamente subyugado. Lo más que su hombre interior puede hacer es emitir alguna protesta en su conciencia. 


El hombre interior de un incrédulo está completamente sometido y dominado por su hombre exterior; pero al ser salvo debe experimentar un cambio radical. Su hombre exterior debe ser subyugado y quedar bajo el control de su hombre interior. Al darse cuenta que su hombre exterior domina a su hombre interior, debe dar un giro y permitir que el hombre interior tome el control. Tomemos el ciclismo como ejemplo. Un ciclista puede manejar su bicicleta de dos maneras: ya sea que las llantas rueden sobre el camino, o que éste haga rodar las llantas. En un terreno plano, las piernas tienen que pedalear para que las llantas rueden sobre el camino; pero en un terreno con declive, las piernas no tienen que esforzarse, sino que las llantas ruedan solas; en este caso, la pendiente las hace rodar. Cuando nuestro hombre interior es fuerte y el exterior ha sido quebrantado, las piernas hacen que las llantas giren. Esto significa que nosotros decidimos cuándo avanzar y qué tan rápido. Pero si nuestro hombre exterior es necio y no ha sido quebrantado, esto es como manejar la bicicleta descendiendo por una pendiente, las llantas rodarán sin control y sin que podamos evitarlo. Esto es lo que sucede cuando el hombre exterior controla al hombre interior.

La utilidad de un hombre para el Señor, depende de que su espíritu pueda ser liberado por medio de su hombre exterior. Cuando nuestro hombre interior está atado, el exterior hace todo por sí solo. Actúa en forma independiente; las llantas ruedan sin control. Cuando El Señor por Su gracia nivele la pendiente del camino y quebrante al hombre exterior, éste no hará más sugerencias ni tomará más decisiones por sí mismo. Cuando esto suceda, el hombre interior podrá ser liberado sin ser obstruido por el hombre exterior. Si el Señor nos concede Su gracia y quebranta nuestro hombre exterior, seremos expertos en ejercitar nuestro espíritu y lo podremos liberar siempre.


IMPORTA LA PERSONA, NO LAS DOCTRINAS

Aprender doctrinas no nos hace obreros calificados que sirvan a Dios. Lo que importa es la clase de persona que seamos, pues el medio por el cual la obra se lleva a cabo, es la persona misma. Por lo tanto, esto depende del grado al que Dios haya quebrantado nuestra persona. ¿Qué podría ministrar a la iglesia una persona sin transformación, aunque tenga doctrinas correctas? La lección básica que debemos aprender para ser vasos útiles al Señor es que nuestro hombre exterior debe ser quebrantado.

Dios ha estado obrando en nosotros durante años. Aunque no nos demos cuenta de ello, día tras día El procura llevar adelante su obra de quebrantamiento por medio de los sufrimientos y las dificultades. Cuando queremos ir en una dirección, no nos lo permite, y cuando queremos ir en otra, nos detiene de nuevo. Vez tras vez la mano de Dios nos ha detenido. Si no vemos la mano de Dios obrar en las diferentes situaciones que nos rodean, deberíamos pedirle: “Dios, abre mis ojos para poder ver Tu mano obrar”. En ocasiones la vista de un asno es más aguda que la de un presunto profeta. La Biblia habla de un asno que vio a un mensajero de Jehová, mientras que su propio amo no lo podía ver. El asno comprendió que la mano de Dios les prohibía seguir adelante, pero el autodenominado profeta no lo entendía. Debemos comprender que Dios obra en nosotros quebrantándonos. 


Por años Dios ha tratado de quebrantar y desmenuzar nuestro hombre exterior, con el propósito de que nuestro yo no permanezca intacto. Desafortunadamente, muchos piensan que lo que necesitan es aprender doctrinas, acumular mensajes para predicar y asimilar más exposiciones de la Biblia. Pero esto es totalmente erróneo. Lo que la mano de Dios intenta hacer es quebrantarnos para que no sigamos nuestro propio camino, nuestros pensamientos ni nuestras decisiones, sino los Suyos. Dios procura quebrantarnos completamente.

 El problema de muchos es que siempre que Dios se interpone en su camino, empiezan a culpar una cosa u otra por el obstáculo. Actúan como aquel profeta que no podía ver la mano de Dios y culpaba a su asno por haberse detenido.
Todo lo que nos sucede es importante y es parte de los que Dios dispone en Su providencia. En la vida de un creyente nada sucede por casualidad ni es ajeno al mandato divino. Debemos humillarnos y aceptar lo que Dios ha dispuesto. Que el Señor abra nuestros ojos para que veamos que Dios prepara de antemano todo lo que nos rodea, conforme a Su propósito. El procura molernos por medio de todo ello. El día que Dios nos conceda Su gracia, aceptaremos gustosos todas las circunstancias que El disponga. Nuestro espíritu será liberado, y podremos usar nuestro espíritu.


ES UNA LEY Y NO DEPENDE DE LA ORACIÓN

Ya vimos que Dios nos disciplina y quebranta para que el espíritu sea liberado y ejercitado, pero lo lleva a cabo según Su ley y no según nuestra oración. Esto significa que la liberación del hombre interior mediante el quebrantamiento del hombre exterior depende de una ley; no es algo que obtengamos por medio de la oración. 

La oración no puede modificar la ley de Dios. Si deliberadamente metemos nuestra mano al fuego orando para que nada nos pase, de todos modos nos quemaremos. (No me refiero a los milagros, sino a una ley natural.) Nuestra oración no puede cambiar la ley. Debemos aprender a someternos a la ley de Dios. No debemos pensar que la oración obrará por sí sola. Si uno no quiere quemarse la mano, no la debe meter al fuego pensando que la oración impedirá que le pase algo. Dios opera en nosotros de acuerdo con leyes. El hombre interior sólo puede ser liberado abriéndose paso a través del hombre exterior; ésta es una ley. A menos que el hombre exterior sea completamente quebrantado y desmenuzado, el hombre interior no podrá salir. Esta es la ley sobre la cual Dios opera. El tiene que quebrantarnos para abrirse paso en nosotros. No deberíamos desafiar esta ley pidiendo bendiciones. Tales oraciones no nos benefician, pues no pueden alterar la ley de Dios.


La verdadera obra espiritual consiste en que Dios se exprese y brote por medio de nosotros. Este es el único camino que Dios tomará. Si alguien no ha sido quebrantado, el evangelio no brotará de él, Dios no podrá usarlo, ni podrá avanzar en el Señor.

Debemos humillarnos sinceramente ante Dios, pues someternos a Su ley es mejor que ofrecer muchas oraciones. Trae más beneficio recibir por un momento la revelación del camino que Dios ha dispuesto, que rogar neciamente por bendiciones y que buscar Su ayuda para nuestra obra.

 Sería mejor dejar de orar así y decirle al Señor: “Señor, me humillo ante Ti”. Muchas veces orar por bendiciones no es más que un estorbo para Dios. A menudo anhelamos bendiciones pero ni siquiera hallamos misericordia. Deberíamos mejor pedir Su luz, aprender a humillarnos bajo Su mano y obedecer Su ley. Pues con la obediencia viene la bendición.

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TRAMPAS PARA LOS MINISTROS PROFÉTICOS

Por profeta Bill Hammon
La Elección Soberana de Dios.
Las Escrituras enseñan claramente que los santos no escogen la membresía de su ministerio dentro del Cuerpo de Cristo: “Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como el quiso.” (1ª.Cor. 12:18). Ni los ministros se llaman a si mismos al quíntuple ministerio por su propia elección. Recuerde que Jesús dijo a sus doce ministros: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto” (Juan 15:16). Pablo fue mas allá al decir: “Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres”; “Y El mismo constituyó a unos apóstoles; a otros profetas, a otros evangelistas; a otros pastores y maestros” (Ef.4:8-11). Y Pablo insiste: “a unos puso Dios, primeramente apóstoles, luego profetas” (1ª Co.12:28).


Los dones y llamamientos de Dios son basados en su soberanía, no en los méritos humanos de persistencia en la búsqueda de una posición. El principio que Pablo revela cuando dice “Mirad, pues, la bondad y la severidad de Dios” (Ro.11:22) se aplica a la elección de Dios para el ministerio. La bondad de Dios se manifiesta en sus dones y llamamientos. Su severidad se revela en el proceso de Su entrenamiento a fin de alistar a una persona para la comisión de su llamada.

A Quien Mucho Se le Da, Mucho Se le Pide. 
Jesús tiene un amor y una dedicación especial hacia aquellos a quienes Dios ha llamado para representarlo. El Señor tiene una preciosa inversión en ellos: El les ha dado de Su propia naturaleza, gracia, dones y Su ministerio, y a quien mucho se le da mucho se le pide (Lc. 12:48). Aquellos que son llamados a esta esfera del ministerio serán juzgados más estrictamente que otros (Stg. 3:1).
Este principio parece aplicarse especialmente a aquellos que son llamados a ser profetas. A aquellos a quienes El llama a hablar directamente en su nombre con un “Así dice el Señor” se les ha dado mucho. Pero de igual manera se le pide mucho en obediencia, integridad, rectitud y semejanza a Cristo en todas las áreas de su vida.

El diablo odia a los profetas de Dios. Así que él ha desarrollado un arsenal completo de armas de destrucción para usarlas contra ellos. Ha cavado un hoyo para cada ministro profético y está determinado a provocar que cada uno caiga en él y sea enterrado. Yo llamo a estas celadas de Satanás “trampas proféticas”.

 Mi carga personal va más allá de solamente activar dentro del ministerio aquellos llamados a ser profetas. También quiero enseñarles y entrenarlos de tal modo que ellos mantengan su ministerio profético en poder y pureza hasta que alcancen su propósito predestinado:

 Ser conformados a la imagen de Jesucristo el Profeta por excelencia (Ro. 8.29). Cristo fue la plenitud del quíntuple ministerio en un solo cuerpo humano (Col. 2.9). El es el modelo perfecto para todos los ministros del nuevo testamento, incluyendo al profeta.
MALA SEMILLA DE ACTITUDES Y PROBLEMAS DE LA RAÍZ.
Yo crecí en una granja en Oklahoma y aprendí mucho de los problemas de los granjeros con la mala hierba y las raíces. En mis clases de agricultura en la secundaria tuve que estudiar acerca de toda clase de semillas. Aprendimos que algunas semillas de mala hierba y algunas buenas semillas se parecen tanto que la diferencia es difícil determinarla mientras están todavía en forma de semilla. Solamente una educación extensiva y la experiencia le permiten a un granjero reconocer una semilla inmediatamente por lo que verdaderamente es.

Lo mismo es verdad con las actitudes de nuestro corazón. Poder reconocer e identificar la mala semilla de una actitud dentro de una persona -que es, una actitud que eventualmente brotará como la semilla peligrosa de un comportamiento equivocado- requiere a alguien con entendimiento y experiencia en el discernimiento espiritual.

Una Ilustración de la Esfera Natural. 

La planta que tipifica más claramente en la esfera natural el desarrollo de la raíz de los problemas en la esfera espiritual es la llamada hierba Johnson. Esta variedad de hierba tiene uniones a cada seis pulgadas a lo largo de cada ramal en su sistema de raíz, estas raíces son incontables y se desarrollan en todas direcciones entretejiéndose entre sí mismas con el sistema de raíz de un buen cultivo cercano, como por ejemplo el maíz.

Cuando la hierba Johnson brota y comienza a crecer junto a un brote de maíz, las dos plantas lucen casi idénticas. Si a la hierba Johnson se le permite crecer junto a la mata de maíz hasta que ambas alcancen la altura de la rodilla, su sistema de raíces llega a estar tan entretejido que la hierba Johnson no puede ser arrancada sin desarraigar y destruir también el maíz. Lo mejor que un granjero puede hacer para preservar el maíz es cortar la hierba al nivel del suelo.

El problema sin embargo es que la hierba Johnson enviará otra vez nuevos retoños, tanto desde el tronco de las viejas matas como desde las uniones de las raíces bajo tierra. Usted no puede destruir las raíces simplemente cortando las plantas. Usted solamente puede evitar que crezca hasta alcanzar la madurez total y produzca semillas. Mientras tanto, el sistema de raíces de la hierba continúa robando los nutrientes del suelo que se puedan ir al tallo. De modo que la mata vecina será capaz de producir cuando mucho una mazorca de maíz flaca, inferior y sin la calidad suficiente para ser usada como semilla de maíz para la siguiente cosecha.

El Severo Remedio de Dios.

Debemos notar que por la severidad del problema el granjero no puede remediarlo permanentemente durante la época de crecimiento. Ya que la hierba Johnson tiene hojas similares a la del maíz, el granjero no puede fumigarla sin matar también el maíz. Todo lo que puede hacerse es esperar hasta que termina la estación y luego arar el suelo para que las raíces sean expuestas. Entonces estas pueden ser rastrilladas y quemadas o envenenadas, o también dejar que mueran por la congelación en el invierno. 

Solamente después de la cosecha, durante el invierno, pueden tratar los granjeros con la raíz de la hierba. (Así como también ellos deben esperar hasta el invierno para poder podar los árboles frutales).

En la esfera espiritual también, Dios no tratará con avanzados problemas de raíz mientras haya un estación productiva en el ministerio, El llevará al ministro y su ministerio a una estación de invierno, de inactividad y no productividad, El arará entonces al profeta de arriba abajo exponiendo los problemas de su raíz, y entonces El los fumigará con una unción fuerte para destruirlos o rastrillará el alma del ministro hasta que todas las raíces sean removidas y tiradas al fuego del propósito purificador de Dios.
Por esta razón, nosotros debemos permitir que Dios y aquellos que El ha señalado como nuestras autoridades espirituales nos muestren nuestras actitudes de mala semilla y remuevan los nuevos retoños de las debilidades de nuestro carácter antes que crezcan entretejidos con nuestra personalidad y desempeño. Entre más esperemos para hacerlo, mas drástico el proceso será.

Estas Verdades son Para Las Personas en Todas Partes:

Estas verdades son vitales para cualquier ministro dentro del quíntuple ministerio, líderes cristianos o miembros del cuerpo de Cristo que se encuentran ministrando. Estos principios a practicar y trampas a evitar se aplican a todo cristiano. El Espíritu Santo  ilumine su mente y alma o cualquier debilidad de carácter, mala semilla de actitudes, raíces problemáticas, o “síndromes proféticos” que usted pueda tener



Si usted ha tenido un problema particular por un tiempo y este se ha manifestado por más de tres veces, yo creo que esto ha ido más lejos del estado de semilla y ya ha brotado. De tal manera que debe tratar con él inmediatamente antes que su sistema de raíces se entreteja con su personalidad y desempeño.

Ahora Dios está purgando tanto a los individuos como también a su iglesia entera de todas las cosas que son contrarias a Su propia naturaleza y carácter. Si permitimos que Dios nos purgue, seremos hechos un vaso de honor. Si no, Dios nos removerá del ministerio en su cuerpo tal como las Ovejas son separadas de las cabras, el buen pez del mal pez y el trigo de la cizaña (Mt. 25.32, 3; 13.29, 30, 47,48).